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(foto: AFP) |
Ni Japón, ni Australia, ni Corea del Sur, ni la anfitriona Emiratos Árabes Unidos. Qatar se ha proclamado campeona del continente asiático por primera vez en su historia, rompiendo varios récords y dejando actuaciones para el recuerdo en el camino. Quién nos lo iba a decir. Quién lo podía sospechar -bueno, había uno que sí lo sospechaba-.
Sin embargo, no se puede decir que esto haya sido fruto de una casualidad del destino. No es desconocido para nadie el hecho de que en Qatar hay dinero, mucho dinero, por algo están entre los países más ricos de todo el globo terráqueo -y también entre los que poseen más desigualdad entre habitantes-. Y tampoco nos es ajeno que desde hace unos años su interés por los deportes, sobre todo el fútbol, ha aumentado de manera exponencial, y está haciendo avanzar cada vez más a un país que hace dos décadas era insignificante en el aspecto deportivo.
La gran semilla de su proyecto es la
Aspire Academy, un centro de alto rendimiento que el gobierno qatarí creó en 2004 con el objetivo de proporcionar ayuda y más recursos a sus atletas, que ya tiene presencia, por ejemplo, en España, donde es
propietaria de la Cultural Leonesa, y en Inglaterra, donde tiene un convenio con el Leeds United, y que dirige el español Iván Bravo. En ella se han criado, han mejorado e incluso han estudiado -Aspire también ofrece estudios secundarios- muchos futbolistas, entre ellos siete de los jugadores que han completado la proeza en esta Copa Asia.
Para formar a tus atletas, en este caso concreto a tus futbolistas, necesitas buenos educadores, y Qatar no escatimó en ello, ni mucho menos. Entrenadores y futbolistas de éxito y caché han colaborado y colaboran con la Aspire Academy, entre ellos antes Raúl y ahora otra de las leyendas del fútbol español,
Xavi Hernández. El campeón de todo con el Barça y la selección española se forma en esa academia como entrenador, y además proporciona sus profundos conocimientos a todos los chicos a los que entrena.
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Una parte de las instalaciones de Aspire. (foto: Aspire Academy) |
Como Xavi, Félix Sánchez -y muchos más españoles- también emigró de Barcelona a Qatar. En el año 2006, el hermano de Fran Sánchez, ex entrenador del Barça femenino, puso rumbo a la Aspire Academy después de formarse académicamente durante diez años en la Escuela Barcelona. Tras pasar por las categorías inferiores de la selección qatarí y conocer a fondo a las Sub-19 y Sub-23, en 2017 asumió las riendas de la absoluta después de que el asiento se quedara huérfano. En su primer reto fracasó, ya que no consiguió meter al equipo qatarí en el Mundial de Rusia 2018, pero, para fortuna de todos en el país, se quedó en el cargo.
Félix Sánchez, junto a su cuerpo técnico, formado por su asistente, Sergio Alegre, los preparadores físicos Alberto Méndez, Carlos Domenech y David Rodríguez, y el analista Javi Ramos, ha confeccionado una selección joven -apenas 25 años de media-, comprometida, con las ideas claras y con piezas de mucho talento. Porque sí, en Qatar también hay buenos jugadores. En los últimos años, debido en parte a los convenios que tiene Aspire con varios clubes, incluso
algunos han salido a Europa, como es el caso de Akram Afif, la gran estrella del equipo con permiso de Almoez Ali. El dorsal 11 del conjunto qatarí es hoy todavía propiedad del Villarreal, al que llegó en edad juvenil en 2014, después de jugar en el Sevilla, y al que volvió en 2016, año en el que debutó en LaLiga, pero con los colores del Real Sporting, equipo al que el Submarino lo cedió para la 16-17.
Afif ha sido el hombre que ha puesto su talento al servicio del equipo. Con libertad para moverse por cualquier parte del campo, conductor en las contras, veloz por la banda, fino en sus toques de balón y, por encima de todo en esta Copa Asia, asistente. Ha batido el récord de más pases de gol en el torneo asiático por excelencia con la friolera de diez. Cinco le sirvió tan solo a Almoez Ali, que también rompió otro registro histórico de la competición, el de más goles en una sola edición, anotando 9 dianas en 7 partidos.
Unos siete choques en los que Qatar se mostró autoritaria en prácticamente todo momento. Desde su debut en la competición ante Líbano, hasta la final contra Japón, pasando por los magníficos triunfos frente la Corea del Sur de Heung-min Son en cuartos de final o la calentísima semifinal en la que golearon por 0-4 a la anfitriona, Emiratos Árabes Unidos, un país con el que a nivel institucional no tiene relaciones -EAU los tiene bloqueados política y económicamente- y cuya "afición" pitó su himno y arrojó objetos en cada celebración de los goles.
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Fran Sánchez, el mentor de una selección que recibió hasta zapatazos de los locales en el choque de semis. (foto: AS) |
Ni Japón, selección que más campeonatos asiáticos posee -con 4 en su haber-, pudo con ellos en el último paso de su sueño. Dos tantos maravillosos de los qataríes en la primera media hora anularon la buena salida al campo de los nipones. Primero el máximo goleador y MVP del torneo, Almoez Ali, que en el minuto 11 y a pase de Afif -quién si no-, se inventó una preciosa chilena que Gonda no pudo frenar. Quince minutos después sería Hatim, héroe de la semifinal, con un potente disparo desde fuera del área quien dejaría a Japón en la lona.
La Japón más pragmática que se recuerda, poco o nada parecida en estilo de juego y con varios cambios con respecto
a lo que habíamos visto en Rusia, que había llegado a la final sufriendo más de la cuenta, salvada en muchos momentos gracias a chispazos de una de sus jóvenes promesas, el extremo de 21 años Ritsu Doan, o la veteranía de su central y capitán Maya Yoshida, se vio obligada a hacerse con el cuero desde el minuto 30 en busca de volver a tener opciones.
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Un grupo sacrificado, muy trabajado y unido que ha tenido su recompensa. (foto: EFE) |
Y así sucedió en el minuto 70, con el primer tiro a puerta de Japón en el partido. Minamino, de los más activos en el ataque del país del sol naciente, recogió un balón suelto en el área y batió con sutileza a Al Sheeb, siendo este el primer tanto que encajaba Qatar en toda la Copa Asia. Sin embargo, las renacidas esperanzas japonesas se apagaron en el 83', cuando el árbitro, con ayuda del VAR, señaló pena máxima a favor de los qataríes por mano de Yoshida. Afif, con la responsabilidad de tener a todo un país detrás, no se puso nervioso y certificó, en tierra hostil, la primera Copa Asia en la historia del país que albergará el Mundial 2022.
Qatar será anfitriona en su -polémico- Mundial, pero aspira a ser algo más que eso, y con resultados y actuaciones como estas, está convenciendo a más gente. La inversión que el gobierno qatarí lleva realizando tantos años en su deporte está empezando a recoger sus frutos. Por ahora reina en Asia, pero sus cotas no tienen fin. Su próxima gran cita es la Copa América, a la que accede como invitado junto a Japón. Otro gran examen para evaluar el crecimiento del país de los petrodólares.
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