UN PUENTE DE TOKYO A MADRID

Shibasaki en su presentacion con el Dépor, junto a Maya Yamamoto, jugadora del femenino deportivista. (foto: Víctor Echave)

España desde comienzos de siglo ha acogido a una gran cantidad de jugadores internacionales. Como fruto de la expansión económica y social que ha tenido el campeonato podemos decir que estamos a uno de los niveles más altos en lo que se refiere a fútbol, llegando a ser considerados por propios y extraños como la mejor liga del mundo. Si ahondamos más en ejemplos concretos podemos entender como ciertos países han establecido un vínculo cultural y futbolístico con nuestro país y como gracias a ello se estrechan sus fronteras. En este caso la cuestión que nos interesa es la de la relación que se ha creado con Japón, ya que recientemente se han dado muchas circunstancias que nos hacen pensar que no es fruto de la casualidad.

Una relación que nació allá por los 90 y que dejó perplejo a más de un aficionado. En la memoria de los noventeros quedan las imágenes de Shoji Jo o de Nobuyuki Zaizen. Incluso en décadas más recientes el fichaje de Shunsuke Nakamura o el de Aki Ienaga resultaron sorprendentes para el público medio. Sin embargo, a estas alturas podemos apreciar por diversos factores como esta aparición de Japón en el fútbol de nuestro país ya no deriva tanto del azar o la 'creación de la ley Bosman'. Lo cierto es que se han puesto muchas piedras en el camino para que Japón y España se potencien la una a otra.

LOS EMIGRADOS DE LA J-LEAGUE

Si bien es cierto que fue destino de retiro para grandes estrellas durante muchos años, el campeonato liguero japonés ha sabido dar acogida nuevamente a grandes referentes de nuestro país. En la actualidad existe conciencia de clubes como el Vissel Kobe o el Sagan Tosu gracias a Andrés Iniesta y Fernando Torres respectivamente. Auténticas estrellas del fútbol que deciden dar sus últimos toques en los terrenos de juego del Extremo Oriente. Mientras otros escogen la MLS parece que Japón se empieza a volver un destino predilecto para los jugadores de nuestro país. Por una parte, incentivados por las semejanzas en su filosofía de juego. Por otra parte, por esta creciente relación -ya sea con o sin Rakuten de por medio- que experimentan ambos países.


Iniesta completó el verano pasado un movimiento impensable. (foto: MARCA)

Incluso viejos conocidos como Sergio Escudero o Miguel Ángel Lotina tienen su sitio en el balompié nipón. Se habla de la J-League como un campeonato en pleno crecimiento y ejemplos como estos no hacen sino reforzar la idea de que los japoneses empiezan a adaptarse a Europa y a ser cada vez más una nación representada con talento en el viejo continente. La liga japonesa encuentra bonanzas tras cada temporada y publicitariamente pasa por un momento realmente dulce. Incluso Lukas Podolski o Jô tienen su lugar en este campeonato. En el caso de Podolski es llamativo por esa relación que comparte Japón con la Bundesliga y que deja a nombres como los de Makoto Hasebe, Tatsuya Ito o Gotoku Sakai como ejemplos notables de ello. Una vínculo que España ha comenzado a afianzar en los últimos años.

Si bien es cierto que a nivel de captación de jóvenes países como Alemania, Bélgica u Holanda -sin contar a grandes grupos de scouting como los del Red Bull Salzburg y el Leipzig- son los que se llevan todo el talento japonés, las grandes estrellas del país asiático se dejan ver con más frecuencia en clubes de nuestro país.


LOS NIPONES DE LA ERA MODERNA

Tras el fascinante Mundial 2018 de Japón -que un servidor analizó en su día- Akira Nishino hizo las maletas y cedió su puesto de seleccionador al anterior sub-23 Hajime Moriyasu. No obstante, Nishino y de sus anteriores dejaron un poso muy importante en su paso por el banquillo de los nipones: el juego de posesión y toque. Un estilo que fue seña de identidad de la absoluta durante el verano pasado. Un juego además que concuerda en muchos aspectos con lo que la selección española trabaja en la pizarra. Así se explica también como futbolistas de la talla de Takashi Inui, Hiroshi Kiyotake o Gaku Shibasaki han pasado por nuestra liga y se han adaptado -algunos más que otros- al ritmo del juego de España.


Tras su paso por la cantera del Barça, Take Kubo ya causa sensación en sus primeros amistosos como blanco. (foto: AFP)

Esta 'nueva era' de japoneses que conforman el combinado nacional beben mucho del fútbol alemán de la Bundesliga pero también del estilo de LaLiga. El Mundial es una pequeña muestra de ello, a la cual se suma la actualidad del mercado de fichajes, que últimamente ha dado protagonismo a los nipones en España. El propio Shibasaki ha decidido enfundarse en los últimos meses la zamarra del Deportivo de la Coruña, mientras que viejos zorros como Shinji Okazaki deciden unirse al proyecto del Málaga. Por el camino quedan otros nombres como el de Takefusa Kubo, que no sólo firma por el Madrid, sino que también nos demuestra como japoneses comienzan a ser formados como profesionales en España desde edades tempranas.

Incluso el nombre del gran baluarte de esta selección, Shinji Kagawa, ha sido asociado recientemente por la prensa turca y alemana con el Celta de Vigo. La actual generación de Japón está asentando las bases de lo que en el futuro tanto unos como otros quieren que sea una fructífera relación en el planeta fútbol. Tanto a nivel de sponsors como a nivel deportivo todo parece indicar que en los próximos años esto seguirá siendo costumbre, no sólo por el beneficio de ambas partes sino también por el masivo seguimiento de los asiáticos a sus jugadores.

Es por ello que los rostros de sorpresa van disminuyendo cada vez que se origina un rumor o que uno de estos jugadores bajitos del país asiático llega a las filas de nuestro club. Japón se está volviendo una costumbre sana para el fútbol español y temporada tras temporada van quedando por el camino pequeñas muestras de ello. Con respecto a ello, sólo nos queda vivirlo y ver a qué derroteros llegará esta relación tan curiosa a la par que fascinante.


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