LA GALOPANTE ILUSIÓN DE GOODISON PARK

(foto: MARCA)

Como cada año, por estas fechas comienzan a llegar momentos maravillosos para los seguidores del panorama futbolístico. Uno de ellos fue el pasado viernes, día en que se inauguró la temporada 18-19 de la Premier League, y he de decir que esta es una de las más ilusionantes que recuerdo en sus inicios. Si siguen este blog habrán podido comprobar como incluso los equipos recién ascendidos han podido reforzarse hasta tal punto que soñar con hacer una campaña competitiva en la zona media-alta parece algo concebible. No obstante, el tema que abarcaré en los próximos párrafos se centra en una figura que ha brillado con bastante singularidad en esta primera jornada.

Es probable que los aficionados presentes en el Molineux de Wolverhampton no lo viesen llegar. Lo cierto es que tienen excusa, pues una cabalgada así no es fácil de prevenir. Abordó más campo que nadie, luchó, defendió, e incluso marcó dos goles para dar validez al empate de su equipo, pero por encima de todo ilusionó. Más allá de un dorsal número 30 y su carácter afable, Richarlison se encarnó en un auténtico purasangre de batalla en su debut con el Everton. Un caballo que se presenta con las credenciales de ganador, y que ha dejado a los toffees con ganas de ver más de él. Aunque si bien su futuro se puede augurar brillante, los que saben de él son conscientes de las muchas sombras que guarda su pasado.

UM MOLEQUE DE FAVELA


Los primeros trotes de la vida de este galopante jugador han sido dignos de múltiples artículos desde su llegada a Merseyside, y no es para menos. Como otros tantos brasileños, Richarlison de Andrade conoce bien de cerca la cruda realidad de las favelas, dado que él mismo creció en este tipo de ambiente. En uno de este tipo de barrios en Nova Venécia, rodeado por la pobreza y la delincuencia, comenzó a dar sus primeras patadas a un balón. Para el brasileño el fútbol siempre fue una diversión, y en sus inicios además le servía para alejarse de ese entorno de violencia.

En su familia eran cinco hermanos, además de sus padres, los cuales trataban de mantener a la familia con unos sueldos muy limitados. A sus 7 años, la situación llegó a encrudecerse todavía más tras la separación de sus dos parientes. Con todo esto, el vender droga hubiese sido una salida fácil, pero Richarlison siempre esquivó esas tentaciones. Muchos de sus amigos acabaron en la cárcel por dedicarse a esos negocios clandestinos, mientras él vendía helados para ayudar en casa. Desafortunadamente, también él vivió un episodio complicado el día en que un hombre le puso su pistola en la cabeza al creer que se trataba de otro traficante en su territorio.

Richarlison en su etapa en el Atlético Mineiro, donde comenzó a despuntar. (foto: Atlético MG)

Sus inicios en el balompié no estuvieron exentos tampoco de dificultad. Fue rechazado por dos equipos brasileños, y esto lo desalentó sobremanera. Sin embargo, su camino tomaría un mejor rumbo tras conocer a Renato Velasco, quien decidió apostar por él desde el principio y se convirtió en su representante. Gracias a él y a su juego, el América Mineiro se fijaría en él, para luego dar el salto a todo un baluarte como el Fluminense. Allí militó durante dos temporadas, y pudo exhibir un potencial inmenso. Dejó actuaciones destacadas, logrando 19 goles en 67 apariciones con el club tricolor. Merced a ello logró debutar con la selección sub-20 y ser seleccionado en el equipo del año del Campeonato Carioca de 2017. Tras tornarse docto en el establo brasileño, estaba listo para dar el salto a las pistas de carreras de Europa.

EL IDILIO DE MARCO SILVA


Marco Silva, entrenador por entonces del Watford, decidió hacer su apuesta por el atacante brasileño para la temporada 17/18. Unos 13 millones bastaron para que Richarlison se enfundase la camiseta de los Hornets. En su primera temporada en la Premier League dejó tras de sí una primera vuelta brillante, y una segunda vuelta en la que poco a poco se fue apagando. Pese a ello, la velocidad y nivel exhibidos por un jugador de su edad sorprendieron a muchos aficionados y equipos. Anotó cinco goles desde la posición de extremo, y dejó sensaciones muy buenas en su primer año en Inglaterra.

Destinados a entenderse. (foto: discoveryfootball.com)

Por este motivo, el mismo Marco Silva -que había sido despedido por el Watford en la décima jornada de la temporada anterior- decidió desembolsar por él la increíble cantidad de 56 millones de euros y llevárselo al Everton. Una de las cifras récord de este mercado, que despertó bastante polémica en el panorama internacional. Muestra clara de la confianza que tiene el entrenador portugués en Richarlison, y del poder adquisitivo de los equipos de la Premier League en la actualidad. Mas las dudas que planteaban el elevado precio que ha supuesto el jugador brasileño parecen haberse ido disipando gracias a sus primeras galopadas. Aunque en la pretemporada anotó goles y dejó buenas sensaciones, hasta su estreno en Premier no ha habido una verdadera constancia de todo lo que es capaz.

UN COMIENZO ESPERANZADOR


Como introduje párrafos atrás, el debut de Richarlison fue toda una declaración de intenciones. El Wolverhampton planteó un muy buen partido al Everton como local, dejando entrever la tremenda calidad de piezas como Rubén Neves o Hélder Costa, pero el despliegue táctico en individual de Richarlison fue algo digno de contemplar para los toffees que se desplazaron hasta el Molineux. En un partido en el que tanto Gylfi Sigurdsson -durante los 40 minutos que jugó- como Theo Walcott estuvieron desaparecidos, fue él la pieza que activó el ataque del Everton. Ni tan siquiera Cenk Tosun, un acostumbrado al gol, pudo lucirse en exceso en este encuentro. Si nos referimos al ataque, sin duda fue su día.

Tácticamente dejó cosas muy interesantes. Se supo apoyar de maravilla con Leighton Baines por el carril izquierdo, y entre ambos generaron gran parte del peligro de los visitantes en su estreno. Tuvo una implicación muy interesante en la defensa, y en la segunda parte supo dotar de verticalidad a la ofensiva del Everton. Si bien el primer gol fue en gran medida gracias al trabajo de Michael Keane por el aire, su posicionamiento es clave para que pueda anotarla. El segundo, no obstante, es más fidedigno a lo que logró hacer en todo el partido. Tosun bajó un balón aéreo y lo habilitó para que Richarlison penetrase hacia el área desde la banda. Tanto el desmarque como la definición fueron excelentes, y su culminación valió para el empate final.

Schneiderlin, Tosun, Richarlison, Baines y Gueye celebrando uno de los goles del carioca. (foto: Everton)

Pero por encima de todo, lo que sorprendió fue su pulmón. Jugó el partido con una marcha por encima con respecto a otros jugadores. No es el jugador más habilidoso con sus pies, pero sabe imponer su físico y juega muy bien con él. Si este juego va a ser el que veamos durante la temporada, podemos decir sin titubear que el Everton ha dado un salto cualitativo en esta demarcación con respecto al año pasado. Yannick Bolasie dejó mucho que desear en ese perfil, y el joven Calvert-Lewin no se mostró con la madurez suficiente como para cubrir esa posición de extremo titular.

Silva además tiene ante sí un esquema ofensivo bastante semejante al que contaba con el Watford. El trabajo de espaldas de un hombre como Troy Deeney lo contará ahora con el turco Cenk Tosun, que ha demostrado ya en la primera fecha que puede complementarse con el brasileño. Si bien hay que profundizar en el análisis y pulir errores en las siguientes jornadas, la ilusión parece haber vuelto a Merseyside. Todo gracias a las galopadas de este salvaje purasangre al que tanto le gusta desencadenar el caos con sus goles. Por siempre hijo pródigo de los suburbios y amante de la pelota.

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