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Borja Iglesias en su presentación. (foto: EFE) |
Fruto de un rechace y gracias a un preciso disparo, en el minuto 69 del partido que enfrentaba a Espanyol y Valencia, Borja Iglesias añadía su nombre al de futbolistas que han anotado al menos un gol en Primera División. El primero de los muchos que se le esperan a un delantero que ilusiona a todos los periquitos.
Borja Iglesias no es un desconocido para el aficionado español, y mucho menos para el experto en Segunda División o donde la rompió totalmente, Segunda División B. 70 goles en cuatro temporadas con el Celta B -anotando 34 en la última-, y 23 con el Real Zaragoza son su gran aval. Cuesta creer que a pesar de estas cifras anotadores, el Celta no le hiciera nunca un hueco importante en el primer equipo. En esta última ocasión, "la culpa" fue de
Maxi Gómez.
Ni corto ni perezoso, el atacante de 25 años, ante la inseguridad de contar con muchos minutos en Vigo, tomó la decisión de hacer las maletas nuevamente, pero esta vez de forma definitiva. Y ahí apareció el RCD Espanyol para hacer un desembolso más que capital. El santiagués se ha convertido en el traspaso más caro de la historia de los blanquiazules, después de que estos desembolsaran un total de 10 millones de euros.
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El Panda dejó huella en Segunda División B. (foto: Marta Vigo//Canteira Celeste) |
Y con todo lo que ello conlleva, además en un año en el que no debuta en la élite, porque jugó doce minutos de un partido en Primera con el Celta hace unos años, pero prácticamente lo hace, y no de cualquier forma, ya que a partir de ahora tendrá la responsabilidad de ser el principal aporte de goles del equipo y de suplir y hacer olvidar a un hombre que era el héroe del RCDE Stadium, un tal Gerard Moreno. Y por si no era poco, ha sido el único
gran fichaje de los blanquiazules.
Borja Iglesias tendrá que aprender a vivir con esa presión y llevarlo a cabo con naturalidad, la que transmite en cada aparición pública o en cada interacción en las redes sociales, donde está muy activo. Porque a parte de ser un buen futbolista, es un hombre comprometido con los suyos. En apenas nueve meses, ha dejado huella en el campo y fuera de él en Zaragoza. Será difícil que lo olviden en La Romareda.
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Borja recoge un balón de la portería tras anotar un gol. (foto: Real Zaragoza) |
No es para poco. Esos 23 goles con la camiseta blanquilla hicieron creer a los maños en una vuelta a la Primera División, que a punto estuvo de producirse. En Zaragoza una mayor cuota de espectadores vieron las aptitudes que ya había mostrado en Barreiro. Sí, es un gran goleador, pero no solo eso. Aunque, a simple vista, sus condiciones inviten a pensar que es un futbolista tosco y que se limita al remate -algo en lo que también destaca-, es todo lo contrario. Borja posee cuerpo y una gran técnica para mantener el cuero de espaldas a portería, siendo así todo un alivio para el centro del campo de su equipo, e incluso para girarse y mirar al meta rival. Además, es un delantero que se ofrece y no espera siempre su oportunidad enquistado el área.
Curiosamente, su debut oficial como periquito ha sido en el estadio donde él siempre ha querido jugar como local -y que no le recibió muy bien-. Balaídos vio también el estreno oficial del nuevo Espanyol de Rubi. En Vigo "el Panda" no tuvo su mejor actuación, quizá por ese recibimiento hostil que sufrió, pero su equipo supo sacar un punto tras un buen papel en un campo complicado.
Ante el Valencia -equipo en el que militó, en sus inferiores, como en el Villarreal-, en casa, sí se vieron unas píldoras del mejor Borja Iglesias. Participativo, generando oportunidades, fuerte en el duelo aéreo y metido en un sistema y un equipo que intentará jugar al fútbol y potenciar sus habilidades. Otro año más, tendremos que tener un ojito puesto en este chico. Quizá en unos meses reciba la llamada de un primo hermano asturiano...
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