|
(foto: Agencia Lof) |
Cuando se acerca el
festejo de San Juan puedo decir -como tanta gente- que tras la ceniza viene
camuflado el aroma a viejos recuerdos. En mi caso particular tiene una carga
simbólica especial, porque no sólo el 24 está de santo mi padre, sino que
también mi querídisma hermana festeja un año más. Entre sardinas, fuego y
estrellas se hizo común estar de felicitaciones. En resumen, para mí tiene una
magia extra este festejo que va más allá de mi agnosticismo.
Por el contrario, no
es la primera vez que predico que para mentar al fútbol debemos hablar de creer
-más aún cuando se trata de Galicia-. Lo vivimos en Vigo y Lugo hace semanas, e
incluso en Ferrol. Unos con una reconquista de ensueño, capitaneada por el
príncipe más magno jamás habido en tierras olívicas. Otros contra el descenso y
contra un auténtico tirano como Tino Saqués. Los ferrolanos lo hicieron vía
PlayOffs, contra un Jaén de récord en Tercera. La fe mueve montañas y esa noche
le tocaba al Dépor en su PlayOff, en la fecha más señalada de todas, hacer del
Teide un sonajero.
Por ello la tarde
del día 23 toda la ciudad se vestía orgullosa del estandarte blanquiazul,
dispuestos a sufrir hora y media de los suyos en tierras hostiles. Después de
haber doblegado al Málaga, de haberse metido en la pugna por Primera con la
épica de su parte, había más que confianza en los colores. Más todavía sabiendo
que el primer encuentro había dejado una ventaja de 2-0 a favor. Un gol en Son
Moix podría haber hecho que una temporada de altibajos y cambios acabase con la
más grande de las fortunas en la categoría de plata. Pero ese grito de
liberación, que algunos buscaban en la playa o en los bares de los alrededores,
no llegó nunca.
|
Todo cambió para el Dépor en unos noventa minutos fatídicos. (foto: EFE) |
El cuento de hadas
se tornó de meigas. Según el sol iba languideciendo en la costa también lo hizo
el club. Ausentes de ambición, con la baja de su capitán y huérfanos de fútbol:
así sucumbieron ante la furia de un monstruo bermellón con el ascenso en su
genética. Del envite sólo saldría limpio el 3-0 del que poco se celebró en la
ciudad herculina. Manchas de orgullo y locura coloreaban la mente de los
mallorquines, mientras el silencio reinaba en la noche coruñesa. Tan sólo una
ocasión de Quique vino a oídos de todos y provocó la confusión de quienes
aguardaban frente al mar esa oleada de felicidad. Demasiado poco fuego para las
brujas que rondaron a equipo y ciudad en fecha tan señalada. Demasiado poco
premio para tantos argumentos exhibidos.
Con todo esto, cabe
decir que volverán vientos de cambio al norte: la defensa será completamente
desmantelada y reestructurada, al igual que nombres importantes -Carlos
Fernández, Domingos Duarte-, que abandonarán el barco en búsqueda de nuevas
aventuras. La era de Paco Zas comienza con un revés que se podía temer pero del
que nadie creía posible. Mas tragedia aparte siempre quedará el recuerdo de esa
casi gesta, entre los muchos olores del recuerdo de otra noche de San Juan. Una
esencia semejante a la de unos PlayOffs que en mi mente aún viven, donde la
pena máxima alzó al Granada a Primera. Unos penaltis, no obstante, que
sirvieron para que aquel bloque madurase y lograse al curso siguiente un
ascenso que se esperaba desde hacía más de media década.
Con la noche acabada
y el fuego consumido, tal vez esos espíritus que atormentaron al gigante
dormido ahora jueguen a su favor. Mientras tanto, un servidor habrá felicitado
a padre y hermana de sangre, pero aguardará otra temporada para poder hacerlo
con sus hermanos de zamarra.
Sei de sobra que
voltaredes!
Comentarios
Publicar un comentario