ALBERTO CONTADOR: LA VIDA DE UN GANADOR

(foto: AS)

Alberto Contador anunció ayer con un vídeo en Instagram su presencia en la próxima Vuelta a España que comienza el 19 de agosto y, sorpresivamente, su retirada del ciclismo profesional después de 15 años. La carrera del ciclista pinteño ha estado plagada de luces y de sombras, de ataques y de defensas, pero sobre todas estas ha sobresalido el carácter y la imagen de un ganador.

Bajo el brazo de Manolo Saiz (sí, el mismo) con su equipo ONCE, Alberto Contador dio sus primeros pasos en el profesionalismo después de demostrar en juveniles su innata habilidad en la montaña y contra el crono. Apenas un año después de su debut, conseguía su primera victoria de etapa, en una crono de la Vuelta a Polonia. Uno de los momentos más alegres en la carrera de un deportista, la primera victoria.
(foto: Parlamento Ciclista) 

Pero para Alberto no la más importante. Esa llegaría ocho meses después, el 13 de mayo de 2004, mientras disputaba la Vuelta a Asturias. El joven ciclista de 21 años estremecía al mundo del deporte convulsionándose en la carretera en plena etapa. Sería diagnosticado con un cavernoma cerebral, malformación vascular generalmente adscrita a una causa hereditaria. La doctora Aurora Martínez salvó la vida del madrileño en una operación cerebral de más de 300 minutos. Negándose a aceptar la opinión de diversos doctores, Alberto volvió al ciclismo. Carácter valiente. En enero de 2005, dos meses después de volver a los entrenos, ya había vuelto a ganar, en el Santos Tour Down Under. Carácter de campeón.

A finales de ese año llegó el segundo revés en la carrera del prometedor ciclista español. Su equipo, el renombrado Liberty Seguros, saltó a la palestra como el gran protagonista de la Operación Puerto, la trama de dopaje más amplia en la historia de España, liderada por el doctor Eufemiano Fuentes y el director del equipo Manolo Saiz. Diversos ciclistas y personalidades del ciclismo e incluso de otros deportes se vieron involucradas en la operación. Entre ellos aparecía el nombre de Alberto Contador (AC), del que nunca se encontraron pruebas de haber participado en esa trama, y que tan solo fue llamado a declarar como testigo. Además, Fuentes declaró nunca haber hablado con el pinteño. Detenciones (entre otros, Fuentes y Saiz), declaraciones y, de nuevo, las trampas sacudiendo al ciclismo. Saiz se apartó de la escena y entregó el equipo, que pasó a manos kazajas y a ser el que aún hoy conocemos por Astana.
Manolo Saiz, jefe de ONCE y Liberty Seguros (foto: ABC)

En 2007, enrolado en las filas del Discovery Channel, Contador consiguió su primer gran logro. Después de no poder participar en el Tour de 2006, al año siguiente se llevó la Grand Boucle con tan solo 24 años y después de la descalificación del danés Michael Rasmussen, uno de los nombres ilustres de un nuevo caso de dopaje, el que salpicó precisamente al Astana. Tampoco el equipo de Contador en esos momentos se puede salvar, como muchos otros en esos años. El Discovery procedía de la misma estructura que el US Postal de Lance Armstrong, que dominó el Tour de forma ilegal durante siete años, dejando siempre sospechas que se confirmaron totalmente en 2013. Lo cierto y lo real es que Contador conseguía ganar la carrera de mayor importancia del mundo tan solo tres años después de superar un gravísimo problema de corazón. Y dejándonos momentos como los ataques incesantes a Rasmussen en Peyresourde. Había nacido una estrella, "El Pistolero".

Su primer Tour, en 2007 (foto: RTVE.es)

2008 fue un año extraño. Contador decidió volver al Astana, siguiendo los pasos de su director deportivo en el Discovery, Johan Bruyneel, también presente en los "éxitos" del US Postal. Tras la negativa del Tour, Astana no pudo participar en la edición de ese año debido a los repetitivos casos de dopaje en la escuadra kazaja. A cambio, Contador se llevó ese año contra todo pronóstico Giro (segundo español en hacerlo) y Vuelta, además de otras carreras como Vuelta a Castilla y León o Vuelta al País Vasco, entremedias con un cuarto puesto en la prueba contra el reloj de los Juegos Olímpicos de Pekín.

Un año excitante fue el de 2009, quizá el mejor de su carrera. Victorias en París-Niza, Vuelta al Algarve, Vuelta al País Vasco, campeonato nacional contrarreloj y de nuevo, el Tour de Francia. Después de no poder defender su corona en 2008, la reclamó un año más tarde abusando de garra y autoridad en un equipo al que había vuelto de su retiro el "mito" por aquel entonces, Lance Armstrong (también sancionado por dopaje ese año), y en el que también estaban Klöden o Leipheimer. En Verbier se reveló contra el tirano estadounidense y en Annecy confirmó su condición de bestia y dominador. El mundo era suyo.

La exhibición en Annecy, de sus mejores momentos (foto: SER)

Johan Bruyneel volvió a mudarse en 2010 y, curiosidades de la vida (bueno, quizás no), lo hizo al nuevo equipo de Lance Armstrong, enjaulado en la sombra de la estrella y representante del nuevo ciclismo, el RadioShack. Medio Astana viajó con ellos, no así Contador, además de Vinokourov. Victorias de nuevo en París-Niza y en Dauphiné, para de nuevo volver a conquistar París en julio. Parecían predestinados. Aunque esta vez la forma de ganar fue bien distinta. Camino de Bagnères de Luchon, en la etapa 15, su gran rival, el luxemburgués y prometedor corredor joven Andy Schleck, que vestía de amarillo, sufría un problema mecánico. Contador aprovechó y atacó para arrebatarle el liderato, en una maniobra mal vista en el pelotón ciclista.

El 3 de agosto se anunció el fichaje de Alberto por el Saxo Bank, nuevo nombre del RadioShack, tras la partida de los hermanos Schleck al recién creado Leopard-Trek. Tan solo un mes después salió a la luz su peor episodio, el que más ha marcado su carrera deportiva. El español había dado positivo en un control antidopaje por clembuterol realizado durante el Tour, algo que él atribuyó a una intoxicación alimentaria por ingerir carne en mal estado. Contador salió rápidamente a negar cualquier intento de mejora ilegal de su rendimiento.  El 6 de febrero de 2012 se confirmó su sanción por dos años, que anulaba su victoria en el Tour 2010 y en el Giro 2011, que dominó desde cabo a rabo. Con esta sanción, el dominio del pinteño en el pelotón se vio cortado.

Uno de sus momentos más difíciles (foto: Comunidad Ciclismo)

Su vuelta, en agosto de 2012, la efectuó con el Team Saxo Bank-Tinkoff. Con la imposibilidad de ir al Tour, su objetivo fue La Vuelta a España. Ya en la 17ª etapa la victoria de Joaquim Rodríguez parecía un hecho, pero Alberto Contador efectuó una emboscada propia del ciclismo antiguo. La sanción no había apagado al ciclista correoso y valiente que siempre había sido. Ni muchos menos al ganador. Fuente Dé quedará siempre marcada en la historia de Contador y de La Vuelta.

El 2013 pasó por puntillas en el palmarés del ciclista madrileño. Tan solo una victoria en San Luis, Argentina. Alberto volvió al Tour, tres años después, pero en Francia ya nada era lo mismo. Sin él, había aparecido un nuevo equipo dominador absoluto del pelotón, llamado Team Sky (por aquel entonces aún Sky Procycling). Primero Bradley Wiggins y luego Chris Froome ocuparon el "sillín del trenecito Sky", un equipo tiránico que se encargaba de dominar la carrera impidiendo y/o ahogando cualquier movimiento rival.

2014 fue el año del "milagro". Ese año había entrado en el equipo como jefe total el polémico y extravagante Oleg Tinkov, presidente del banco ruso Tinkoff. Alberto comenzó con victorias en Algarve, País Vasco y sobre todo en la Tirreno-Adriático, además de segundos puestos en Cataluña y Dauphiné. Mítica es su victoria en el Muro di Guardiagrele. En este año el Tour volvió a ser su propósito, pero una desafortunada caída en el descenso del Petit Ballon tiró por los suelos cualquier opción de victoria. Resultado, fisura en la meseta tibial que le mantendría fuera en lo que quedaba de año. Eso pensaban todos menos él mismo. Contador consiguió recuperarse y vencer a Froome, Valverde y "Purito" en La Vuelta a España de nuevo contra toda apuesta, logrando así su tercera victoria en casa.

Ambicioso. Adjetivo que define a la temporada programada por Contador para 2015. Giro y Tour serían sus objetivos. Con el Mortirolo como gran recuerdo, el pinteño se llevó el Rosa ante Fabio Aru y un emergente, a la vez que frenado por su líder (el antes nombrado Aru), Mikel Landa. Sin embargo, el Tour volvió a ser un fracaso, esta vez terminando quinto en la General, casi sin protagonismo. De nuevo el gran objetivo de Tinkov se veía frustrado y comenzaban las primera tiranteces en el seno del Tinkoff entre el ruso y Contador.

(foto: Cycling News)

En 2016 vimos su primer amago de retirada. Alberto había anunciado su retirada a final de año, algo que acabaría desechando después de su victoria en País Vasco. En Francia llegó su segundo abandono en el Tour de Francia y su renuncia a los Juegos Olímpicos de Río. Dos caídas en la primera semana mermaron su cuerpo hasta el nivel de tener que decir basta. Tan solo una celebración más ese año, en la Vuelta a Burgos, su última victoria de General hasta la fecha. En La Vuelta a España no consiguió subir al podio entre los tres primeros, al estar alejado de cualquier victoria, pero sí lo hizo como supercombativo. En gran parte debido a que fue el juez de la victoria final de Nairo Quintana, con la que volvió a armar, esta vez en la etapa 15 en Formigal. Ciclismo antiguo, espectacular. Ciclismo de ganadores.

(foto: El Confidencial)

En este 2017 le hemos visto centrarse en el Tour, ya en su nuevo equipo, el Trek-Segafredo, equipo de la misma estructura que el antiguo Leopard, curiosamente. Segundos puestos en París-Niza y País Vasco le llevaron a un Tour en el que a primeras de cambio se quedó fuera de la lucha por la General debido a caídas y falta de ritmo, incrementando las críticas burdas y crueles de su ex jefe Oleg Tinkov. Eso sí, él nunca se rinde. Nunca lo ha hecho, nunca lo hace y nunca lo hará. Como todo ganador. Tiró de casta para luchar por la victoria de etapa, con ataques muy lejanos e intentando mover una carrera dominada, un año más, por los Sky. Dio espectáculo pero se le resistió la victoria.

Ahora ha decidido poner pie a tierra. No ha sido una vida deportiva fácil, pero Contador siempre ha demostrado saber levantarse una y otra vez. ¿Y, acaso, ser un ganador no consiste en eso? En nunca darse por vencido, en nunca conformarse con ser uno más cuando el resto te considera así. Muchas luces de pistolas y victorias, demasiadas sombras alargadas de sospechas, pero un tesón infatigable siempre en la carretera que, tengan por seguro, echaremos de menos en este "nuevo" ciclismo.

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