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(foto: Manel Montilla//Mundo Deportivo) |
Cinco temporadas después, el Barça Lassa ha vuelto a levantar el trofeo de la Liga. Tras un lustro a la sombra de Movistar Inter, los culés han reclamado lo que habían hecho suyo entre 2011 y 2013, en un curso fantástico en cuanto a lo que el panorama nacional se refiere, sumando al título liguero la Copa y la Copa del Rey.
Parecía después del primer envite que el equipo blaugrana no pasaría demasiados apuros para conquistar el triplete doméstico. Un contundente 7-2, gestado en unos tres minutos de locura, parecía señalar a los culés como claros favoritos, pero ElPozo se recompuso del varapalo para remontar la serie, en dos partidos en los que supo vencer al Barça en dos finales apretados, el primero en la prórroga y el segundo en la tanda de penaltis, en la que el fallo de Léo Santana -próximo jugador de ElPozo- llevó la serie al cuarto
round.
Murcia entera se preparó para la posible fiesta del título en el cuarto partido, con un Pabellón de los Deportes a reventar -con gente incluso que se quedó sin poder entrar-, pero Adolfo aguó las esperanzas de los charcuteros con una actuación formidable tanto en ataque como, sobre todo, en defensa, que fue la llave para el contundente 3-7 que llevó de nuevo la finalísima al Palau y al quinto y definitivo encuentro.
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El Lozano vs Pito, a la altura del Ferrao vs Matteus. (foto: LNFS) |
En el momento decisivo del campeonato apareció la figura del capitán culé. Inmerso en cada partido en una ardua y física guerra -permítanme usar términos bélicos- con uno de los mejores jugadores del mundo como Pito, un Sergio Lozano todavía con las marcas de la bota del brasileño en la cara desniveló la balanza en la última batalla, con dos goles que significan más que un título de Liga.
Pocos han sufrido más para volver a llegar hasta aquí que el de Alcalá de Henares. Pieza clave de los éxitos del Barça Lassa desde el aterrizaje del club en el olimpo del fútbol sala nacional -fichó por los azulgrana en la 2010/2011, un año después de la primera Liga de los culés-, las siempre inoportunas lesiones comenzaron a hacer acto de presencia en su carrera.
Esa maldita pierna derecha -sobre todo los ligamentos de la rodilla- que nos ha privado en más de una y de dos ocasiones de disfrutar más de lo que ya hemos hecho de Sergio Lozano sobre una pista de parqué, y que estuvo
a punto de terminar con su carrera antes de tiempo, ha sido su calvario más persistente. Por suerte, a pesar de hacerse mil veces preguntas como
"¿volveré a ser yo?", no lo hizo, y curiosamente, con esa misma pierna derecha fulminó las esperanzas de ElPozo el pasado sábado gracias a dos trallazos que Fede no pudo detener.
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Seis años después, el Barça volvió a tocar el trofeo liguero. (foto: Manel Montilla//Mundo Deportivo) |
Un triunfo con el que no solo recordó todo lo sufrido en cuanto a lo físico, sino a lo emocional. El pasado mes de enero Lozano recibía un revés muy diferente y todavía más importante si cabe. El fallecimiento de su padre, uno de sus mayores apoyos, fue una piedra más en el duro camino que ha recorrido "el Búfalo" en su carrera y en su vida. Por fortuna, y como con las lesiones, la supo reutilizar para fortalecer su mente. "Es el faro del equipo, se ha echado el equipo a las espaldas, con dos goles llenos de fuerza y de corazón. Se ha consagrado como el líder del equipo con todas las de la ley", afirmó el entrenador del Barça, Andreu Plaza, tras el quinto partido de la final.
Después de las camillas, las operaciones, las rehabilitaciones, las tristezas y las lágrimas que ha derramado, Sergio Lozano siempre ha encontrado razones para levantarse. Una, el soporte de su familia, su mujer y su niña, y la otra su amor por su profesión y su pasión, el fútbol sala. Ahora le toca sonreír, como en el momento en el que alzó al cielo el trofeo de la Liga, y que esa sonrisa no se borre por nada.
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