EL ESPEJO DE LOS GRANDES

(foto: AFP)

La historia de la NBA está llena de figuras que han dejado su huella, de una u otra forma y con mayor o menor suerte, pero donde los "buenos jugadores" pasan a ganarse el merecimiento de recibir otros términos mayores es en la postemporada. 

Los PlayOffs -que tanto nos quitan el sueño en Europa- exigen más que demostrar simplemente calidad baloncestística. Son la vara que mide si un jugador se encuentra o no en el punto de maduración perfecto para ser capaz de decidir o ser importante en los momentos fundamentales de una serie, como lo fueron los dos partidos de la noche del pasado domingo al lunes.

Jennifer ya puede estar contenta después de lo que ha hecho CJ McCollum en estas semifinales de conferencia. Con sus eléctricas penetraciones, el de Ohio se echó el equipo a las espaldas en un escenario totalmente contrario a los intereses de sus Portland Trail Blazers, y, con un Lillard más frío de lo normal, fue la cerilla que encendió la llama de la remontada. Una actuación de gran responsabilidad, que siguió a la del Game 6, en el que enchufó treinta tantos, y que redondeó enviando a la red la canasta decisiva del partido y por ende de la serie, imponiéndose a la férrea y constante defensa de Torrey Craig y ejecutando a la perfección su lanzamiento para helar el Pepsi Center y devolver a los Blazers a una final de conferencia diecinueve años después. Allí espera "el coco", los Warriors que, aún sin Kevin Durant ni DeMarcus Cousins, pudieron con los Rockets y dan el mismo miedo de siempre.

CJ fue demasiado para los Nuggets. (foto: Garrett Ellwood//Getty Images)

Hasta quince puntos llegaron a tener de ventaja en el Game 7 los Denver Nuggets de Mike Malone, sin duda el equipo revelación de la temporada -segundos en el oeste-, que se han quedado a la orilla de seguir escribiendo más páginas a un curso fantástico. Un plantel muy joven, con prácticamente todo su roster enfrentándose a sus primeros PlayOffs, al que le entró el vértigo en los momentos clave, como bien demuestra que su acierto desde la línea de tres, uno de sus fuertes, fue nulo, con solo dos triples anotados... y en el primer cuarto. Tanto en este como en el Game 6 los Nuggets pagaron el precio de la inexperiencia. Estos partidos servirán de lección para la joven plantilla del Mile High, sobre todo para un Jokic llamado a liderar a este conjunto y que sabe perfectamente que, a pesar de completar una temporada y unos PlayOffs magníficos, sus fallos desde el tiro libre fueron fundamentales en el maratoniano Game 3 y en este último.

Y si esta apretadísima serie concluyó con un final no apto para cardíacos, el de la serie entre los Sixers de Philadelphia y los Toronto Raptors lo escribió Alfred Hitchcock. A estas alturas, todo el mundo ha visto ya la canasta que ha sentenciado a Kawhi Leonard como el jugador más decisivo de la serie -por si alguien tenía aún alguna duda-. Una media de 34,7 puntos entre los siete encuentros, la evidencia de que el ex de los San Antonio Spurs lideró con total acierto el ataque de los canadienses durante toda la serie, con Pascal Siakam, el jugador más mejorado del año, como escudero de lujo -19,42 pts/partido y más de 6 rebotes/partido en la serie- en el camino a una final de conferencia que se prevé a cara de perro frente al mejor equipo de esta temporada, los Milwaukee Bucks de Giannis y demás.

El momento. Las caras. El primer buzzer beater para ganar un Game 7. (foto: Mark Blinch//Getty Images)

Esa caprichosa pelota que besó la red después de varios botes en el aro que quitaron durante eternos segundos la respiración a dos ciudades fue tan importante como la defensa que los Raptors efectuaron toda la serie, y que lleva los nombres propios de Marc Gasol y Serge Ibaka. Los dos españoles supusieron un seguro de vida en el rebote y secaron con su firmeza en la zona el ataque de Philly, sobre todo a su mayor amenaza.

De hecho, Marc Gasol no solo secó a Joel Embiid en el juego, sino que también hizo lo propio con las lágrimas de impotencia que derramó el camerunés. Mientras sus compañeros celebraban eufóricos el billete a la final del este, el barcelonés se fue directo a por un jugador que en escasos segundos pasó de ser un monstruo de 2,13 metros a un hombre desconsolado por otra oportunidad perdida. Con LeBron fuera, el proceso estaba ante su gran momento. Este verano volverá la temida incertidumbre a una franquicia deseosa de ganar como los Sixers, con algunos contratos como el de JJ Redick o Jimmy Butler en la agencia libre, y con ella cierta incerteza de si el propio Embiid o los Ben Simmons podrán volver a estar en ese escenario a corto plazo.

Momentos y actuaciones para la memoria de la liga y de los aficionados que demuestran quiénes son dignos de pertenecer a los más grandes de esto, al igual que detalles que marcan la diferencia, tanto a nivel personal como profesional. Y aún queda un mes de actividad que nos seguirá dejando escenas de tal tipo. La NBA jamás deja indiferente.