DEMASIADO CSKA PARA LARKIN

Kurbanov levanta la octava Euroliga del CSKA. (foto: AFP)

Tres años ha tardado el CSKA Moscú en volver a poner sus manos en el trofeo más cotizado del panorama europeo de clubes. Los de Itoudis hicieron gala de su fortaleza y calidad como conjunto en un fin de semana en el Fernando Buesa Arena, habitual hogar del Baskonia, que no ha dejado indiferente a absolutamente nadie.

Comenzando por el primer partido de semifinales, que enfrentó a los dos equipos turcos con billete a la estación definitiva de esta Euroliga 2018-2019. El Fenerbahçe de Obradovic, primer clasificado de la fase regular, campeón en 2017 y subcampeón en 2018, se plantaba como favorito, pero terminó la tarde del viernes sucumbiendo ante la vorágine de emociones que es el Anadolu Efes.

Como hicieran ante el Barça Lassa en los PlayOffs, Vasilije Micic y Shane Larkin castigaron al eterno rival de Estambul con su eléctrica dirección de una orquesta que desde más allá de la línea de tres toca sus mejores canciones. 14 de 27 intentos convirtieron los azules, en una tarde en la que siempre llevaron la iniciativa, hasta pasar por encima del Fenerbahçe con un marcador tan rotundo como inesperado (73-92) y con el que firmaron la primera presencia de su historia en una final de la Euroliga.

Los de Ataman sabían seguro que su rival sería un histórico de esta competición. Diecisiete coronas europeas se reunían en la segunda semifinal, en el enfrentamiento entre Real Madrid, defensor de título, y CSKA Moscú, segundo y tercer clasificado, respectivamente, en la fase regular. Se presumía antes del encuentro una gran igualdad, y así fue. Por lo menos hasta el tercer cuarto, cuando el conjunto de Pablo Laso, de la mano de un perfecto Fabien Causeur, rompió un partido que iba a tirones por parte de cada equipo y puso la directa para los blancos.

"El Chacho" mantuvo a los suyos en el primer tiempo ante su ex equipo. (foto: ABC)

Al Madrid de los Campazzo, Llull y Trey Thompkins le salía todo, y el CSKA estaba totalmente superado. 51-65 marcaba el electrónico del Buesa Arena cuando Nando De Colo convirtió su primer triple del partido. Era la recta final del tercer cuarto, y en ese momento despertó el francés, y con él todo su equipo. Las faltas comenzaron a engordar el casillero madridista y el acierto pasó al bando moscovita, con un 8/13 en tiros de campo y un importantísimo 12/13 en tiros libres en el parcial definitivo que supuso el último clavo en la tumba de las aspiraciones blancas, que murieron con un fallo desde el triple de Llull.

El envite por el tercer y cuarto puesto, que se llevó el Real Madrid y que penalizó a un Fenerbahçe que salió con dos lesionados, sirvió de previa a la gran cita final entre Anadolu Efes y CSKA Moscú, todo un choque de identidades y estilos: un club novato en estas lides -solo una presencia en la final en todo el roster-, contra el segundo equipo más ganador de la Euroliga en la historia; el representante de un basket turco que sigue escalando posiciones frente al transatlántico de la potencia rusa; y un Efes que en el riesgo encuentra la virtud -el equipo que más tira de tres de la Euroliga, más que de dos- ante un CSKA más complejo y completo.

Después de un inicio marcado por la alta tensión y las sucesivas ventajas cortas para ambos equipos, el CSKA se empezó a desmarcar fruto de un ataque fantástico, liderado por Cory Higgins y Will Clyburn, y una defensa férrea que incomodó a los francotiradores turcos, que se sostenían por la exquisita actuación de Shane Larkin. Llegaron a tomar los de Itoudis una importante renta de +14 a inicios del segundo cuarto, cuando Ataman entendió que debía endurecer el apartado defensivo y dio entrada al capitán Dogus Balbay. En tres minutos solo una canasta anotó el CSKA, lo que sirvió para que el arreón del Efes dejara dos puntos de separación al descanso.

Larkin, solo ante el peligro, acabó con 29 puntos. (foto: Euroliga)

Un triple de Krunoslav Simon nada más comenzar el tercer parcial puso por delante al Anadolu Efes con un marcador de 45-44, una ventaja que los otomanos no volverían a saborear. Los problemas de faltas de su hombre alto, Bryant Dunston, y el mal rendimiento de su sustituto Tibor Pleiss fueron un vivero para los hombres del CSKA y el desestabilizador de Efes. Con Micic desacertado como pocas veces, Moerman desaparecido, Dunston en esa situación penalizada y Beabouis más tiempo en el banquillo de lo normal -error grosero de Ataman-, de nuevo la loca calidad y la garra de Larkin, más centrado que nunca, sostuvo a los suyos ante la experiencia y el acierto de los rusos, que seguían enchufando sin nerviosismo y dominando el tempo.

A pesar de ello, solo seis puntos separaban a ambos cuadros a diez minutos de definitivo bocinazo. Un tira y afloja que abrió Sergio Rodríguez con un triple -pocos minutos para él pero aportando como siempre- y rompieron definitivamente la sociedad "De Colo, Higgins & Clyburn" -este último nombrado MVP-, anotando los tres 16 de los 23 puntos de su equipo en el último cuarto. Vaya tres patas para una silla. Nada pudo hacer el Anadolu Efes ni un Larkin que acusaba el cansancio de llevar a sus espaldas durante todo el partido a un equipo al que le faltó el atrevimiento y el acierto -11/34 en T3- de otras citas. Es lo que tiene correr continuamente el riesgo que asume Efes, que no siempre va a estar de tu lado, y a veces incluso se va a poner del de tu rival -14/23 en T3 hizo CSKA-.

En el Buesa Arena, curiosamente el pabellón donde los rusos cerraron su pase a la Final Four, triunfó el que demostró ser más equipo y dominar mejor las emociones en los momentos decisivos. Octavo entorchado para el CSKA Moscú más coral.


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