AMORE INFINITO

(foto: EFE//Daniel Dal Zennaro)

Si a los aficionados al ciclismo nos obligaran a ver tan solo una de las tres Grandes Vueltas de la temporada algunos -pocos, me atrevería a decir- elegirían La Vuelta a España; una mayor cantidad se decantaría por la historia y la mediática del Tour de Francia; pero la tendencia de los últimos años hace que se lleve la palma entre la que es, sin duda, la prueba más dura, atractiva e impredecible de las tres, que pone mañana en marcha su 102ª edición. 

El Giro de Italia 2019 mantendrá esa esencia que le ha hecho en estos últimos años convertirse en la gran vuelta por excelencia del panorama ciclista. Una receta compuesta por mucho kilometraje, finales sinuosos y dureza en la montaña concentrada en la última de las tres semanas. Por fortuna, este año los ciclistas no tendrán que ir a dar el cante a Israel, y la carrera solo saldrá de Italia, concretamente con una crono de 8 km desde Bologna, para dar un breve paso por San Marino, que será el final de la contrarreloj larga de esta edición, aproximadamente 35 km con llegada en alto, en la novena etapa.

Será la primera jornada para ir poniendo en orden a los más fuertes de la General, antes de una segunda semana que irá en línea ascendente, dejando los Apeninos para trasladarse a los Alpes y seguir poniendo a prueba las piernas de los favoritos antes del día de descanso que precederá a la temida última semana, que arrancará con el plato fuerte, casi 230 kilómetros con cinco subidas y el encadenamiento entre el Gavia -Cima Coppi de esta edición- y el Mortirolo antes de la meta en Ponti di Legno, subida más suave pero, que tras el daño anterior, provocará distancias. A partir de ahí, solo habrá "descanso" para los mejores de la General en la etapa 18 -que aún así será de 220 km-, antes de la 20ª etapa, que llegará a los Dolomitas en cinco subidas largas que dejarán las cosas preparadas para la definitiva contrarreloj por las calles de Verona, con una subida de 4,5 km al 5% de media que decantarán al vencedor de la Corsa Rosa.

El que podría haber sido perfectamente Egan Bernal. El colombiano del renombrado Team INEOS -minuto de silencio por el Sky- se posicionaba el primero en las quinielas en la que habría sido su primera Gran Vuelta como líder del equipo. Pero tanto fondo de banquillo tiene el INEOS que, sin el cafetero, sus opciones para la victoria final siguen estando ahí, incluso con el "baby INEOS". El ruso Pavel Sivakov -que dice sentirse francés, algo que dudo que suponga una ventaja-, unos meses más joven que Bernal, y Tao Geoghegan Hart demostraron hace unas semanas en el Tour de los Alpes estar en plena forma para ser los jefes de filas de un INEOS dispuesto a demostrar que solo han cambiado el nombre. Junto a ellos, otro jovencito como Eddie Dunbar, que viene de completar un Tour de Yorkshire formidable, y un Iván Ramiro Sosa que llega a su primer Giro con las mismas expectativas que hace un año su compatriota Bernal, y sin obviar tampoco al ecuatoriano Jhonatan Narváez. Dan miedo hasta sin los gallos.

Sivakov ya sabe ganar. (foto: Getty Images//Tim de Waele)

Si de estado de forma hablamos, todas las miradas recaen sobre Primoz Roglic. Sin Bernal, el esloveno ha ocupado ese primer puesto, y méritos no le faltan. UAE Tour, Tirreno y Tour de Romandía ha ganado solo esta temporada, brillando especialmente en la última de estas. Además, su equipo, el Jumbo-Visma, ha ido cogiendo en los últimos tiempos maneras de escuadra capaz de liderar un pelotón. Sin Kruijswijk, Bennett y el "espigado gerifalte" Gesink, los precoces Koen Bouwman, Sepp Kuss y Antwan Tolhoek serán sus apoyos en las cuestas. Pero lo que hoy es bueno, mañana puede ser malo, y más en una carrera de tres semanas. Es difícil pensar que el bueno de Primoz vaya a llegar con este endiablado ritmo a los días decisivos de la Corsa, y el ejemplo perfecto lo tenemos mismamente en la pasada edición.

Después de liderar la carrera durante su mayor parte, Simon Yates acabó el Giro 2018 en 21ª plaza a más de una hora del ganador, del "heroico" Chris Froome, que ya ha amenazado con volver a cerrar su coto privado francés. El británico, después de tal decepción, consiguió recuperarse y triunfar en La Vuelta, pero el dolor del Giro aún está presente. El más ganador de los Yates ha completado para preparar la Corsa un calendario de tres carreras de una semana, donde su participación ha sido más importante de lo que sus resultados dicen -y eso que se llevó una etapa y el jersey de la montaña en Andalucía y otra victoria en Niza-. En esta ocasión, Simon no tendrá a su lado a Jack Haig, que se destapó en 2018, pero sí al quizá mejor gregario de todo el pelotón, Mikel Nieve, al todoterreno Juul-Jensen y a un Esteban Cháves protagonista el año pasado también, por lo bueno y por lo malo. Zipi lo tiene claro.

También lo tuvo claro Roglic en la Tirreno, en aquel podio tan loco. (foto: Tirreno)

Detrás de ellos en las apuestas aparece un hombre que en 2018 se ha cansado de acabar detrás de otra gente. Segundo en el Giro, segundo en el Tour, segundo en la prueba mundial contra el crono individual y por equipos y cuarto en la prueba en ruta. Esta temporada aún no ha ganado, pero sí ha quedado dos veces segundo y una vez cuarto, en la general de la Tirreno. Los pequeños errores en momentos clave y alguna que otra "gesta" hicieron del pasado un curso difícil para el tulipán, que en 2019 quiere recuperar la maglia con la que aterrizó de lleno entre los nombres de los mejores en las montañas. Siempre tendrá las cronos a su favor, y además este año quizás disponga de la escuadra más potente en las subidas desde 2017, lo que tampoco era muy difícil, con Sam Oomen como ayuda más destacada. Todavía tiene 23 años el bueno de Sam, y más pecas que victorias.

Por una serie de circunstancias, el dorsal número 1 del Giro de Italia 2019 lo lucirá la gran baza española. Mikel Landa se siente italianissimo cuando monta una bici en el país transalpino, aunque también allí ha vivido algún episodio para olvidar como cuando tuvo la carrera en sus piernas pero tuvo que acatar las órdenes en 2015 o la caída en 2016. Por primera vez, el alavés afronta una GV como jefe de filas claro en Movistar, cosa que no iba a ser así hasta que el campeón del mundo Alejandro Valverde anunció su baja por una lesión -la razón por la que Mikel será el #1-. Sin el frustrado triunvirato, más #FreeLanda que nunca y en su lugar de competición por excelencia, Landa pasará un examen del que más le vale salir con buena nota. Para ello, contará con el cuarto clasificado del año pasado, Richie Carapaz, y un Andrey Amador que siempre cumple con creces, además del debutante Lluís Mas.

Libre como el viento. (foto: Bettini Photo)

Está por demostrar si el excelente inicio de temporada del Astana, con rap incluido, contagiará a Miguel Ángel López en su aventura por Italia. El colombiano es un ciclista extraño, la verdad. Muchas veces se demuestra como el más fuerte en las etapas de montaña, pero se acaba quedando corto en otros aspectos. En 2018 pisó el podio en Giro y La Vuelta, y a partir de ahora, a sus 25 años, en la escuadra kazaja se le empieza a pedir más. Se ha ganado esta temporada un gregario de lujo en forma del ganador de la Itzulia, Ion Izagirre. El vasco, Jan Hirt, Darío Cataldo y Pello Bilbao formarán el caparazón del colombiano. MAL -las iniciales de su nombre y apellido son muy graciosas- tiene el equipo, tiene las condiciones, ¿tendrá la capacidad de dar la sorpresa?

El ganador de 2016 quiere demostrar que aún tiene lo que hace falta para ganar el Giro. Vincenzo Nibali competirá con los colores de un equipo de Bahréin, formado por siete italianos -Damiano Caruso y Domenico Pozzovivo serán sus principales escuderos- y dos eslovenos que han pasado casi toda su vida en Italia, como Grega Bole y Kristijan Koren. Todo queda en casa. 2018 no le salió como quería a "Lo Squalo", con una desgraciada caída en Alpe d'Huez que terminó sus opciones para La Vuelta y el Mundial, por eso 2019 lo toma como el año de la redención, y el Giro como su gran objetivo. Vincenzo, a sus 34 años, quiere seguir dando mordidas al más alto nivel.

Quién diría que a estas alturas uno de estos estaría ya casi retirado. Y no es Nibali. (foto: Instagram)

Unos escalones por debajo de estos hombres podemos encontrar a Rafal Majka -yo lo veo ganando la clasificación de la montaña o abandonando en la primera semana-, Bauke Mollema, Ilnur Zakarin o un Bob Jungels al que alguien debería apartar definitivamente de las Grandes Vueltas. Se echa de menos a algún francés, como Bardet o Pinot. Los tendremos en el Tour.

El reino de las volatas y de la maglia ciclamino de Elia Viviani, con su nuevo y horrendo maillot de campeón nacional italiano, corre serio peligro en esta edición. El de Deceuninck tendrá en Arnaud Démare -el primer francés-, Fernando Gaviria, que la última vez que vino al Giro se lo comió, y "la hormiga atómica" Caleb Ewan tres rivales de aúpa. En una segunda fila encontramos al dúo de BORA - hansgrohe que, sin Sam Bennett, pone sus opciones a disposición de Pascal Ackermann y/o Michael Schwarzmann, sin olvidarnos tampoco de otros outsiders como Davide Cimolai, Sacha Modolo, Jakub Mareczko, Marco Haller, el español Juanjo Lobato -que cada año que pasa parece hundirse más, y ya tiene 30- o Giacomo Nizzolo, que pierde muchos puestos simplemente por vestir el maillot del inoperante Dimension Data, al que le dio en febrero una de las dos victorias que tienen los sudafricanos.

No lo tendrá así de sencillo Viviani este año. (foto: La Presse)

Grandes aspirantes se presentan a la candidatura por la maglia azzurra, la de la montaña. Obviando a los favoritos a la general que tendrán presencia en esta clasificación por obvias razones, que no nos sorprenda ver a un Mikel Nieve, Domenico Pozzovivo, Rafal Majka, su compañero Davide Formolo, Tanel Kangert o mi caballo Thomas De Gendt aspirando a vestirse de azul en Verona. Mientras, en la maglia bianca de los jóvenes, todas las previsiones hacen prever que acabará en manos de alguno del Team INEOS, ya sea de Sivakov -21 años-, Tao -24- y Sosa -21-, o en la del dominador del año pasado, "Supermán" López. Sepp Kuss, Sam Oomen o Giulio Ciccone, que ya sabe lo que es ganar en el Giro, también se encuentran entre los aspirantes a ser el mejor "bebé".

La primavera es una fantástica estación para enamorarse y, como dice el dicho, la sangre altera. La de los aficionados al ciclismo se alterará para caer en el amore infinito al Giro de Italia, una carrera tan imprevisible y bella como engañosa -todavía-, hasta el próximo 2 de junio.


Comentarios