CUIDAR LA CANTERA

(foto: David Ramos//Getty Images)

"Ahora hay que dejar que baje el ‘soufflé’ y que Ricard tenga los pies en el suelo. Que sea un chico humilde y no lo agobiemos demasiado. Que respire. Que siga jugando en el Barça B, que no ha jugado todo lo que quisiera. Que se gane un sitio ahí para que lo llame el primer equipo y pueda hacer su camino". Estas palabras salieron de la boca del padre de Riqui Puig anoche, en los micrófonos de RAC1, minutos después del debut oficial de su hijo en el Camp Nou.

Ni el homenaje al ex presidente Josep Lluis Núñez, ni el golazo de Munir, ni el doblete de Denis Suárez, ni el cabezazo de Malcom, ni otra buena actuación de Aleñá. Ninguno de estos fue el tema principal del que se habló después del Barça-Cultural Leonesa, partido de vuelta de dieciseisavos de final de Copa. Todas las declaraciones giraban en torno a un menudo chico, recién mayor de edad, llamado Riqui Puig.

Riqui mantiene esa soltura y desparpajo con los que llegó a la cantera del Fútbol Club Barcelona, a los 14 años, procedente del Jàbac Terrassa. Siempre el más pequeño y el más liviano de entre todos sus compañeros, se ocupaba de marcar la diferencia a base de talento, en unas categorías donde el físico suele imponerse. Un talento que lo ha llevado hasta ser la mayor esperanza producto de la cantera, junto a Aleñá.

En la misma semana, dos prospectos de la cantera culé han brillado ante los ojos de su gente. (foto: Sport)

En una época en la que se cuestiona si el Barça ha perdido su identidad y ha dejado de lado su filosofía de "La Masía no es toca", en la que visten la azulgrana jugadores del perfil Paulinho o Arturo Vidal y se pagan millonadas por extranjeros, el aterrizaje en el panorama del primer equipo de un futbolista como Riqui Puig es como un revitalizante para la afición, aunque sea en pequeñas dosis.

Para el momento en el que Valverde le dio la opción de pisar el terreno de juego en la noche de ayer, el técnico extremeño ya estaba cansado de responder preguntas sobre Riqui. Desde que dejara su huella en la gira por Estados Unidos, prensa y aficionados no han olvidado su nombre. Cuarenta y cinco minutos de alegría, llevando la batuta de su amado Barça frente a un grande de Europa como el Milan -que desde ese día tiene un ojo puesto en él-, y más minutos de calidad frente a Tottenham y Roma fueron su carta de presentación.

Desde entonces, Riqui ha ido alternando entrenamientos con el primer equipo y partidos con el filial en Segunda División B, entrando poco a poco en la dinámica hasta ser un fijo en el cuadro de García Pimienta -con quien levantó la UEFA Youth League en juveniles el curso pasado, marcando 3 goles y dando 2 asistencias-, en el que, aunque sufre la dureza de las defensas rivales, ha seguido dejando muestras de su fútbol, como por ejemplo estas jugadas frente al Valencia Mestalla.

Cara de responsabilidad. (foto: Francesc Adelantado)

"Al principio me sudaban las manos y me dolía la barriga. Tenía la sensación de estar en el FIFA". Le pudieron más las ganas de cumplir un sueño que tenía desde los 3 años que lo que le decía su cuerpo. Nada ni nadie le iban a arruinar su primera gran noche en el Camp Nou, aplaudido por un público que lo espera tanto como lo desea y respaldado por sus compañeros, muchos de ellos también canteranos, lo habitual en cita copera.

En el futuro quizás GOL TV se arrepienta de haber emitido la repetición de una jugada en lugar de la entrada al campo de Riqui Puig en el minuto 55 de partido. Una imagen que en el futuro puede valer mucho. Talento, iniciativa, ilusión, sencillez... Todo esto y más definían las numerosas y siempre con sentido aportaciones del jugador de 19 años, que redondeó su actuación ante la Cultural con una asistencia de mago a Denis Suárez. "Me ha parecido muy buena su actuación. Ya veremos si va sumando minutos en la Liga, dependerá de las circunstancias, ojalá sea un primer paso en una gran carrera", declaró Valverde, siempre acusado de no tirar de cantera, aunque algunos llamen a su puerta día tras día.

La conexión entre el gallego y el catalán supuso el 4-1 del Barça. (foto: Álex Caparrós//Getty Images)

Riqui todavía tiene voz de lo que es, un niño. Pero su calidad es mucho mayor a lo que dice su DNI. "Si crees que ahora hay un talento juvenil que se llama Riqui Puig y que debe estar en el Barça B, pues da igual la edad, el peso y la altura que tenga, que esté", decía Iniesta a "EL PAÍS". Con él se le compara a Riqui, y es un pensamiento que no va desencaminado. Dos físicos, conducciones con la pelota cosida, pases precisos, regates maravillosos y entendimiento del juego muy similares. Dos jugadores nacidos para dominar el cuero y el tempo.

Pero por mucho que se diga y que se piense, mejor no decírselo. Que no se lo crea. Que tenga los pies en el suelo, como dice su padre. Así llegaron Iniesta, Xavi, Busquets, Messi... a ser lo que han sido y lo que son. Los culés están ansiosos por volver a ver un centro del campo "made in Barça", pero no por eso hay que adelantar los plazos. 

Riqui Puig y Aleñá están llamados a ser los jefes, junto a Arthur -algún día hablaremos de este pelotero-, de esa medular soñada, pero con precaución. Más en tiempos en los que vivimos en el continuo "Vinicius titular" y Foden quiere serlo en el Manchester City de las superestrellas. Aunque, ojo, esperar mucho puede ser tan perjudicial como precipitarse. La clave de para intentar acercarse al Barça de hace no mucho está en cuidar a estos chicos. Que la tarea sea fácil o difícil depende de los responsables.


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