|
Cvetkovic ante Llovet. (foto: J.Vázquez//El Progreso) |
6 de marzo de 2001. 6640 días. Ese es el tiempo que había transcurrido sin derbi gallego en la máxima categoría del baloncesto nacional. Aquel día, el Club Ourense Baloncesto (o COB) y el Breogán Universidade se vieron las caras en el Pazo dos Deportes Paco Paz, con clara victoria para los visitantes por 80-99.
Más tarde esa temporada los ourensanos perderían la categoría, como harían los lucenses en 2006 luego de un año difícil tanto en el parqué como en los despachos. Prácticamente dos décadas después, 17 años más tarde, Monbús Obradoiro y Cafés Candelas Breogán provocaron que O Queixume dos Pinos resonara en la ACB, ahora Liga Endesa, con motivo de un nuevo duelo entre galaicos.
No solo se ha tratado del primer derbi en mucho tiempo, sino que ha sido el primer enfrentamiento entre ambos equipos en la élite. Dos clubes que con diferentes travesías alcanzaron el 27 de octubre de 2018. El Obra es el que tras su ascenso hizo afición y levantó a la gente de una ciudad que no hace mucho no mostraba interés alguno por el baloncesto. El Breo es la tradición, el club primero, el embajador del basket de la nación gallega, el club de la gente que vive por y para la pelota naranja.
Después del descenso del por aquel entonces Leche Río Breogán, el Obradoiro fue el primer conjunto gallego en volver a competir al más alto nivel. En 2009, como Blu:sens Obradoiro, los santiagueses pisaron por segunda vez en su historia -anteriormente la jugaron en la 82/83- la Primera División, luego de que el Tribunal Supremo fallara a su favor en un caso que se abrió en 1991, cuando en el PlayOff de Ascenso el
Obra perdió ante el Júver Murcia, pero acabó recurriendo una alineación indebida de los murcianos.
Una temporada pagando el pato de la inexperiencia provocó el descenso, pero la vuelta no se hizo demorar más que un año, ya con el gran líder Moncho Fernández en los banquillos. Este fue el primer paso de un Obradoiro que ahora es uno de los habituales de la categoría, ha llegado a alcanzar los PlayOffs por el título, ha organizado una Supercopa y deja cada dos fines de semana uno de los momentos de la jornada, con los aficionados compostelanos que llenan el Multiusos Fontes do Sar recitando a toda voz la mítica canción
O Miudiño antes de cada partido.
|
La plantilla del Obra celebrando la clasificación a los PlayOffs en 2013. (foto: AS) |
Pocos jugadores quedan ya de aquellos que pusieron la primera piedra e hicieron crecer a este Obra de ACB hasta lo que es hoy. Oriol Junyent, Stephane Lasme, "Tuky" Bulfoni, Levon Kendall, Bernard Hopkins, Robbie Hummel, Salah Mejri, Pavel Pumprla, Mike Muscala o Adam Waczynski son algunos de los muchos que dejaron huella en Sar antes de dar un salto mayor -incluso hasta la NBA-. Otros, como Alberto Corbacho o Kostas Vasileiadis, volvieron a la que había sido su casa para volver a disfrutar do que eu traio.
Muchos de ellos aterrizaron en su momento en el aeropuerto de Lavacolla gracias al increíble ojo clínico de la directiva compostelana, capaz de detectar talento en cualquier lugar, y que en pocas ocasiones ha fallado en apuestas de este tipo. Americanos, lituanos, alemanes, checos, ucranianos o españoles, todos acababan soltando los aplausos del Sar. Un acierto fuera de lo normal, y que esta temporada se ha puesto en entredicho. El juego de los de Moncho Fernández no fluye como otros años, y las dudas empiezan a surgir. Los Kyle Singler, Andreas Obst o Vasileiadis aún se están acoplando a los Pepe Pozas, Ben Simons o Nacho Llovet.
El camino que ha transcurrido el Breogán hasta este partido ha sido bien distinto y más sufrido. Después de doce años de aventuras y desventuras en LEB Oro, los breoganistas consiguieron el campeonato el curso pasado a falta de un par de jornadas, confirmando el regreso a la ACB de un histórico -12º equipo con más temporadas en la historia ACB- dormido en la segunda categoría nacional.
Lugo es un lugar donde se respira baloncesto. A ritmo de canastas y tiros libres, los lucenses tienen el mejor historial entre los equipos gallegos. Su primer ascenso se produjo a comienzos de los años 70, tan solo tres después de su fundación a manos de los hermanos Varela Portas y Pardo. En su primera experiencia se mantuvo cuatro temporadas, descendiendo y volviendo a ascender en las dos siguientes, hasta que en 1979 naufragó hasta caer en la Tercera División.
|
El primer Breo en Primera. (foto: CB Breogán) |
En cuatro años los lucenses completaron un fulgurante retorno a la ACB, donde se asentaron hasta estar en 18 de las 22 campañas siguientes, y llegaron a completar un hito para el baloncesto gallego, participando en toda una competición europea como es el caso de la extinta Copa Korac, en los años 80. Históricos como Manel Sánchez, Jim Allen, Jimmy Wright, Nikola Loncar, Devin Davies o Pete Mickael engrosaron sus filas en los momentos más dulces de su historia, hasta que se produjo la última pérdida de categoría en 2006.
El 13 de abril de 2018 pasó a la historia como el día de la vuelta. Con Natxo Lezcano en el banquillo, de la mano de los Sulejmanovic, Stainbrook, Ricardo Úriz, Guille Rubio o Salva Arco, y con la Copa Príncipe ya bajo el brazo, el basket lucense volvió de forma dominadora al lugar del que nunca debió salir. Ni el canon a pagar, escollo que muchos clubes no han conseguido superar en los últimos años, supuso problema para el
Breo y toda su gente que hace del Pazo dos Deportes de Lugo un hervidero.
|
El Breo siempre ha contado con el apoyo de su afición. (foto: Alberto López//La Voz de Galicia) |
Ese mismo escenario acogió el pasado día 27 el partido para la historia que nos ha llevado hasta aquí. El primer derbi después de la sequía. Equipos como el OAR Ferrol y el COB estuvieron especialmente en el recuerdo, en una
jornada que el basket gallego marcará para los restos.
Los locales se llevaron el triunfo en el marcador (69-56), en un derbi para ellos más especial si cabe. El experimentado Sergi Vidal -el gran fichaje del verano breoganista-, Lucio Redivo y Jerome Jordan fueron los abanderados de la victoria lucense, con Nacho Llovet y Nick Spires salvando el honor visitante.
Pero por encima de todo el vencedor fue el baloncesto gallego y toda su afición. La letra que un día escribió Eduardo Pondal resonó en la boca de las 5.327 personas congregadas en el coliseo lucense, y exhibió la buena salud que muestra este deporte en su sociedad. Y que siga durando para que disfruten -y disfrutemos- en a nazón de Breogán.
Comentarios
Publicar un comentario