SE BUSCA ¿NUEVO? REY: MUNDIAL DE INNSBRUCK-TIROL 2018

(foto: UCI)

Es la semana más especial del mundo del ciclismo, algo que les cuesta entender a los que no ven este deporte como algo más que el Tour de Francia. Ni siquiera el romanticismo de las jornadas por Flandes o Roubaix acaban comparándose a esto. Los días de Mundial desprenden un valor simbólico que trasciende más allá que cualquier otra victoria. Triunfar en esta cita es algo diferente. Levantar los brazos en esta carrera supone entrar de lleno en la historia, escribir tu nombre junto a las leyendas de las dos ruedas. Entrar el primero en meta en un Mundial supone ser el máximo representante de tu profesión y tu pasión durante 365 días. Por eso, y aunque algunos digan que tiene una maldición, vestir de arcoíris es la obsesión de cualquier integrante del pelotón.

Unos pocos elegidos han conseguido lucir ese precioso maillot durante todo un año. Solo un privilegiado ha logrado hacerlo durante 1099 días consecutivos. Difícil diferenciarlo en el grueso del pelotón con otra piel que no sea el arcoíris -o el verde-, Peter Sagan es historia viva de los Mundiales. Richmond, Doha y Bergen son los lugares donde el eslovaco ha dejado huella los últimos tres años, convirtiéndose en el primer ciclista en ganar tres veces seguidas el Mundial. Donde consiguió pasar de ser un segundón -cuando nunca lo fue, en verdad- a ser el mayor icono del ciclismo actual, por encima del Froome de los cuatro Tours, el Valverde tiránico de las Ardenas o cualquier otro que se os ocurra.

Sí, tres. (foto: Jonathan Nackstrand)

Pero, aunque no podemos cometer el error de descartar totalmente a Peto, todo apunta a que esta fantástica racha tocará a su fin este domingo en Innsbruck-Tirol. No porque haya bajado el nivel, que para nada, y menos porque la afición no esté con él -el día que eso suceda todos habremos perdido-, la razón es mucho más simple: el recorrido no le favorece al 100%, y viendo la competencia, quizás ni al 60%. Y este es otro de los aspectos que hacen tan especial un Mundial, que te lo puede ganar un Sagan, un Cavendish, un Freire, pero al año siguiente un Cadel Evans, un Gilbert o un Rui Costa.

El de Innsbruck-Tirol es, sobre la carta, uno de los Mundiales más duros de siempre, y el que más desde el de Duitama en 1995. 265 kilómetros de carrera, con 4670 km de desnivel positivo, en los que los ciclistas se encontrarán con 9 dificultades montañosas que se pueden dividir en tres partes. La primera, que consta de los 85 km iniciales, que atravesará las localidades de Kufstein e Innsbruck, en las que habrá varios repechos y la subida al Gnadenwald, un muro -del que Guillén estaría orgulloso- de 2,7 km al 10%. Luego, la parte central del día, con seis vueltas a un circuito de 23,8 km, en las que ascenderán el Igls (7,9 km al 5,7% de media) en otras seis ocasiones. Y para finalizar, aún con 35 km por delante, en la que se volverá a sufrir el Igls para, tras el descenso, a continuación probar "el infierno" del Gramartboden, una auténtica pared de 2,8 km al 11,5%, con rampas de hasta el 28%, que se coronará a 8 km de meta. Un puerto que aún no hemos visto en carrera, pero sí en varios vídeos, con los que hemos alucinado.

Aunque, sin duda y más en esta carrera, el estado de forma jugará un papel crucial, ante este panorama, los grandes aspirantes, los favoritos a conseguir la victoria, responden al perfil de puncheurs/escaladores. Ahí es donde surgen los Julian Alaphilippe, Alejandro Valverde, Simon Yates, Wout Poels, Michal Kwiatkowski, Vincenzo Nibali, Primoz Roglic, Gianni Moscon...

Las apuestas, la temporada realizada y el perfil apuntan directamente a Julian Alaphilippe como el hombre a vigilar. 2018 ha sido su año, y el de la Wolfpack, y qué mejor broche final que el Mundial. El ganador de la Klasikoa y el destinado como sucesor de Valverde puede empezar a coger definitivamente el testigo de este tipo de carreras y, sobre todo, llegadas consiguiendo algo que el murciano nunca ha logrado. El galo ha venido afinando en el Tour de Gran Bretaña y en el Tour de Eslovaquia, con dos victorias de etapa y ambas Generales conquistadas. En Innsbruck-Tirol contará con la ayuda de un equipo de enjundia, con efectivos de calidad como para luchar por ganar si surgiera un imprevisto, como es el caso de Thibaut Pinot, Romain Bardet o Warren Barguil, y sin desmerecer a Geniez, Molard, Gallopin o Roux. Francia, con todo a por un Mundial que no ganan desde 1997 en San Sebastián.

Después del maillot à pois, Alaphilippe va a por el arcoíris. (foto: AFP)

Tras él, "el maestro". Valverde está cansado de tirar al palo en esta cita. La única en la que, seguro, no piensa en su discurso de "ya lo he ganado todo, no tengo presión". Dos veces segundo, tres veces tercero, este Mundial, a sus 38 años, puede ser su última oportunidad cambiar su piel por el preciado arcoíris que le falta, y no puede desaprovecharla. A diferencia de Alaphilippe, que se reservó para carreras de segundo plano, el murciano luchó hasta el final en La Vuelta, incluso por ganar la General. En los días finales de la ronda española se le vio un poco más el desgaste y la bajada de ritmo con respecto al que había empezado, lo que ha sido uno de sus problemas endémicos -el mal calendario año tras año- y preocupa de cara a su estado de forma en Innsbruck-Tirol. En el mayor objetivo de su carrera, le echarán una mano el mejor gregario del pelotón Mikel Nieve, la nueva sensación Enric Mas, el todoterreno Castroviejo, y los perseverantes Omar Fraile, Ion Izagirre, Jesús Herrada y De la Cruz. España debe luchar este año de verdad por metales. Cualquier otro resultado sería un -nuevo- fracaso.

Valverde, en su enésima juventud, a por su enésima intentona en su enésimo Mundial. (foto: Twitter)

En un tercer escalón situamos a un Simon Yates que ha demostrado terminar la temporada en un estado de forma excelente. 2018 estará en su recuerdo para siempre. Después de lo del Giro, se reivindicó ganando La Vuelta a España con una estrategia ofensiva, y ahora el británico es el total líder de su selección. Su equipo aúna la experiencia de su hermano Adam Yates, Ian Stannard y Peter Kennaugh, junto la juventud de los Connor Swift, Tao Geoghegan Hart, Hugh Carthy y James Knox. Conexión de generaciones para repetir un éxito que no logran los del God save the Queen desde 2011. Aunque el recorrido no se adecúa perfectamente a lo que sería su ideal -demasiado kilometraje-, el de Mitchelton-SCOTT podría ser uno de los beneficiados en cuanto a su pico de forma.

Simon "big glasses" Yates quiere seguir cumpliendo sueños antes de tiempo. (foto: EFE)

Parece increíble, pero no hemos hablado aún de la selección belga. Los gofres se traen, un año más, una escuadra que cualquier país envidia. De sus ocho hombres, perfectamente cuatro o cinco podrían aspirar al triunfo. Con Philippe Gilbert comentando para Eurosport Francia, la responsabilidad de traer una victoria que no logran desde 2012 estará repartida en los hombros de Van Avermaet, Wellens -que ya se ha apuntado el ataque en el descenso que le valió al ganador final en la prueba U23- y Benoot. El primero ya demostró en los JJOO de Río que en un recorrido similar es capaz de ser el mejor, y los otros dos atesoran una clase mundial -no va con segundas- en estas citas. Mucho margen de maniobra, dependiendo de la carrera que se presente, tendrán los belgas para buscar el oro. Para ellos trabajarán Laurens de Plus, Xandro Meurisse, Dylan Teuns -que hizo una Vuelta muy buena-, Serge Pauwels y Ben Hermans.

El maillot más elegante del pelotón. Con este ganó GVA en Río 2016. (foto: RTVE)

Y si la selección belga es fascinante, la holandesa es de aúpa. Los tulipanes vienen muy armados a Innsbruck-Tirol. Desde el eterno segundón en este 2018 Tom Dumoulin, pasando por Steven Kruijswijk, Wilco Kelderman y Bauke Mollema, hasta un Wout Poels que ha demostrado ser capaz de ganar en finales similares al de este tipo, The Netherlands se presentan como uno de los bloques más fuertes y talentosos en la línea de salida. Dumo y Poels han realizado un calendario final menos exigente que los otros tres, que acudieron a La Vuelta dejándose ver mucho, por lo que el de Sunweb y Team Sky parecen las dos grandes bazas y los hombres para los que cooperarán los últimos tres efectivos del equipo, Sam Oomen, Antwan Tolhoek y el sempiterno Pieter Weening. Aunque nadie los considera potenciales Top 5, tienen muchas opciones para completar un buen papel, y quién sabe si para sorprender y traerse el maillot arcoíris 33 años después.

Dumoulin (izquierda), 2º en el Giro, 2º en el Tour, 2º en la prueba contrarreloj del Mundial. Al palo. (foto: EFE)

En Colombia se disputan todavía el liderato de su selección. Rigoberto Urán, Nairo Quintana, Miguel Ángel López y, en un escalón menor, Sergio Luis Henao, son los cuatro hombres sobre los que recaen las responsabilidades en el cuadro cafetero. Los cuatro han disputado La Vuelta a España, por lo que el desgaste será evidente, y es por eso que, a pesar de que son ciclistas de gran calidad y triunfos en su carrera, no se espera una machada colombiana, que, en una carrera sin pinganillos, no destacan por su sincronización en equipo. Mejorar la octava posición de Fernando Gaviria el año pasado será difícil, y el sueño del arcoíris parece un imposible, pero nunca digas nunca...

3º en Giro y Vuelta, Superman irá a por todas en el Mundial... si le dejan. (foto: escarabajoscolombianos.com)

Me he dejado para el final a mis dos grandes apuestas, que quizás lleguen como más tapados entre tanto nombre, pero de los cuales sus actuaciones hablan más y mejor. El primero es Primoz Roglic. Ganador de la Itzulia, de Romandía, de Eslovenia, cuarto en su primer Tour competitivo por la General y después de prepararse en Gran Bretaña y renunciar a la prueba contrarreloj, el esloveno se presenta con los cinco sentidos y un estado de forma y mental envidiables. Además, contará con una selección bastante maja, con los Polanc, Mohoric, Spilak, Bole, Tratnik, Pibernik y Novak.

¿Lo veremos aterrizar así en Innsbruck-Tirol? (foto: AFP)

El segundo es Gianni Moscon. Aunque quizá sea el que menos se merezca llevar el arcoíris y el recorrido sea un pelín duro para sus condiciones, sus recientes resultados dicen que es uno de los ciclistas a tener en cuenta. Desde su vuelta a las carreteras, tras la sanción que le impuso el Team Sky por sacar el puño a pasear en el Tour, ha demostrado que no ha perdido el toque, ganando dos de las cuatro carreras que ha disputado estas dos últimas semanas en Italia, y finalizando tercero en una de las otras. Además, Fabio Aru no asiste, y un Vincenzo Nibali que no recuperó del todo bien su forma en La Vuelta le ha cedido toda la responsabilidad del liderato de la Azzurra, a priori, porque esto es Italia, nunca se sabe... Experiencia a la vanguardia en la selección italiana, con Pellizotti, Pozzovivo, De Marchi, Cataldo, Damiano Caruso y Brambilla completando una fortissima squadra.

El domingo a la tarde sabremos quién de esta gran nómina de ciclistas, sin despreciar ni olvidar a los Michal Kwiatkowski, Jakob Fuglsang, Dan Martin, Rafal Majka, Ilnur Zakarin, Bob Jungels o Roman Kreuziger, se pondrá la corona y el arcoíris... o si el todavía rey reclama su trono una vez más. Cosas más extrañas hemos visto, probablemente no tan bonitas, si se da. Que hable la carretera, y que disfrutemos los espectadores.


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