SOLO EL COMIENZO

Los once que formaron de inicio. (foto: UEFA)

A cualquier aficionado del Liverpool se le queda cara de tonto cuando piensa lo que sucedió en la noche de ayer en Kiev. Ni al más perturbado se le podría haber ocurrido tal escenario. El Liverpool no fue el Liverpool. No pudo serlo. No le dio tiempo.

"La diferencia es que necesitas un poco de suerte en un partido de fútbol, especialmente en una final. No es que no tuviéramos suerte, tuvimos mala suerte, pero hay que aceptarlo". Con una sonrisa de resignación, una cara aún de perplejidad y estas palabras comenzaba Jürgen Klopp la rueda de prensa posterior al encuentro en el que todo se le torció al equipo red. Desde la lesión de Salah hasta los errores de Karius, pasando por el disparo al palo de Mané. Nada estuvo ayer del lado del Pool.

El técnico alemán se hizo la pregunta que todos nos hacemos y nadie podrá responder nunca. "No sé qué hubiera pasado si Mo pudiera haber seguido jugando". Con el egipcio en el campo, el Liverpool fue superior al Madrid. Los Blancos habían perdido en un cuarto de hora más balones en campo propio de los que suelen perder de media en un partido completo, Firmino se encontraba muy cómodo, sacando siempre a uno de los centrales de su zona y buscando la espalda del otro para encontrar a Mané o Salah y Keylor ya había hecho dos paradas importantes, sobre todo la de Alexander-Arnold. "Presionamos bien, arriba, con un buen timing" siguió Klopp, "si las cosas no nos hubieran ido tan mal podíamos haber ganado el partido, hicimos bien las cosas en las que somos buenos, es todo si..."

La lesión de Salah lo cambió todo. (foto: @LFC)

Con Salah se vio al Liverpool "ser el oponente que se esperaba", pero tras la "desafortunada acción" que Klopp definió como "casi un movimiento de wrestling", los reds se vinieron abajo. Su plan se cayó por completo, algo que los futbolistas reflejaban con sus caras, y acabó sufriendo para llegar al entretiempo con el empate sin goles.

Ese sufrimiento acabó transformándose en perplejidad cuando después de haberse recuperado, en cierta forma, del shock de la lesión de Salah, saliendo mejor en la segunda mitad, se produjo la segunda acción desafortunada del choque. Con Karius buscando el pase en corto hacia su defensa, Benzema tiró de picaresca para meter el pie y marcar, de una de las formas más rocambolescas recordadas, el primer gol de la noche.

Un rayo de luz se abrió con el tanto del empate de Sadio Mané, sin duda el mejor del Liverpool junto con Lovren, pero todo volvió a oscurecerse con la chilena de Bale, que pilló a todos de sorpresa, apenas dos minutos después de ingresar en el campo, e hizo recordar a la de Cristiano en Turín. De nuevo Mané pudo haber nivelado el partido con un disparo ajustado, pero al final sería el galés quien completaría su doblete y su reivindicación (antes de rajar como el portugués ante los micrófonos de la prensa) con un tiro lejano en el que Karius fue de nuevo protagonista.

El senegalés fue el más activo en ataque tras la baja de Salah. (foto: Twitter)

"Intenté coger la pelota, quizás debí haberla alejado en vez de intentar atraparla", afirmaba el guardameta después de pedir perdón entre lágrimas a aficionados y compañeros. "Los errores fueron claros, todos lo sabemos, no fue su noche, pero tenemos que asumirlo y estaremos con él" sentenció Klopp, de nuevo resignado ante lo sucedido. Un desafortunado final para un portero que había elevado su nivel hasta hacer una gran Champions. Quizá este haya sido su último choque como red.

Escenas que rompen el corazón. (foto: Getty Images)

No han pasado aún ni 24 horas pero el Liverpool ya comienza a tomarse esta final como el comienzo de algo que puede ser muy bonito. "Perdimos 3-1, en diez años nadie hablará de cómo perdimos", dijo Klopp, pero una década es suficiente para dejar esto atrás y comenzar a construir para dar las imágenes que el club y el aficionado red desean volver a ver.

Este partido, además de ir demasiado mal, quizá ha llegado demasiado pronto. Después de años siendo más un club vendedor de estrellas que comprador (Luis Suárez, Coutinho, Sterling), este verano tocará dar un paso adelante, más ambicioso. Salah salió mucho mejor de lo esperado y es el líder, Van Dijk fue la primera piedra en defensa, Naby Keïta será el próximo y los aficionados esperan a gente como Fékir, y quién sabe si darle a Klopp otro guardameta como Alisson u otro central para subir el nivel de la zona defensiva. Mantener el bloque y añadir nuevas piezas.

Visto lo visto, no tocaba que fuera ayer. El sueño de los Scousers acabó tornándose en pesadilla. Pero Klopp ha transformado las palabras de su presentación en realidad: "quiero convertir a la gente de Liverpool de escépticos a creyentes". Los cimientos están ahí, un verano prometedor comienza en Anfield, solo queda ver si se aprovechan de buena manera para mantener al Liverbird en la élite continental y nacional, y conseguir así olvidar toda la frustración y rabia acumuladas del pasado. Kiev no es el final, es el principio del sueño.


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