LA EXTINCIÓN DEL ÚLTIMO DINOSAURIO

El capitán Gotoku Sakai agradece el apoyo de la afición con lágrimas en los ojos.

Todos tenemos al menos un reloj en nuestra casa. De mano, de pared, analógico, digital... Muchas variedades posee este artilugio, vital para una sociedad totalmente dependiente de las horas, minutos y segundos que marca. Una de las ciudades germanas más importantes, al norte del mapa, acoge uno de los cronómetros más importantes, por no decir el que más, del mundo del fútbol. Y este pasado sábado se ha detenido.

Tras varios años deambulando entre la zona media-baja de la tabla, se produjo lo que no había pasado en los últimos 54 años: el Hamburgo desciende de la Bundesliga. El típico dicho de tanto jugar con fuego que al final te acabas quemando se hizo real, una vez más, con el HSV. Catorce entrenadores en los últimos siete años, uno de los ejemplos de la nula estabilidad que ha vivido el club en el último período. Cuatro salvaciones con el agua al cuello en las últimas cinco temporadas, incluyendo dos PlayOuts, con la mítica falta de Chelo Díaz en el recuerdo. Muy lejanas quedan alegrías aisladas como el 10º puesto en la 15-16 y el 7º en la 12-13. Las cosas han cambiado para siempre.

El mítico reloj conoció su final este pasado sábado.

La llegada de Christian Titz en marzo dio alas al Hamburgo que, como todos los equipos en situaciones de evitar descender, buscó su último estirón con el final de campaña más y más cerca. El técnico alemán, como buen hombre llegado de las inferiores del club, no dudó en tirar de desparpajo, electricidad y juventud para salir del descenso. Arp, Jatta, Waldschmidt y sobre todo Tatsuya Ito. El nipón ha sido uno de los más salvables del equipo durante toda la temporada, siendo un rayo por la banda toda la temporada.

Junto a los nuevos han estado los más habituales. Lewis Holtby, a pesar de estar lesionado durante gran parte de la campaña, ha sido el máximo goleador con tan solo seis dianas en 16 partidos. El extremo serbio Filip Kostic le sigue de cerca con cinco, y después empatan a tres tantos André Hahn y Bobby Wood, para llegar a los 29 goles en la Bundesliga. Este último fue expulsado en el partido definitivo ante el Gladbach, producto de la desesperación de una victoria estéril, viendo como el Wolfsburgo, su rival directo por driblar el descenso, ganaba desde el minuto uno ante un equipo sorprendentemente descendido como el FC Köln.

Tatsuya Ito no aguantó el llanto.

Lo inevitable llegó. El triunfo más amargo de la historia del Hamburgo se produjo bajo un ambiente enrarecido. Mientras los verdaderos aficionados aplaudieron el esfuerzo de sus chicos, unos cafres provocaron que el choque se parara durante unos minutos, necesitando incluso de la actuación policial para que la cosa no fuera a más. En el otro lado del campo, los aficionados visitantes se mofaban del HSV, mostrando un reloj con una cuenta regresiva que indicaba el tiempo que le quedaba al club para descender a la 2.Bundesliga.

Una de las imágenes bochornosas vividas en el Volksparkstadion.

Pasados dos días del descenso, el club ha recibido con los brazos abiertos la llegada de más de 500 nuevos socios y ya mira para adelante. Una puerta se ha cerrado, pero otra nueva puede abrirse. La autocrítica ya ha comenzado, con el presidente, que lo es desde febrero de este año, Bernd Hoffmann reconociendo que "este es el triste resultado de años de mala gestión". Las cruces en el campo de entrenamiento que se vieron hace semanas han sido sustituidos por mensajes de apoyo y los ultras tienen sus días contados.

El Hamburgo es más que un reloj. El Hamburgo es más que casi 55 años en Bundesliga. El Hamburgo es su gente. El Hamburgo es ese seis veces campeón alemán y una ocasión campeón de Europa. El Volksparkstadion abre una nueva etapa tan desconocida como ilusionante. Seguir atrayendo a los jugadores que están en sus filas, sobre todo a los jóvenes, y a su fiel masa social, es el primer desafío para regresar al lugar del que nunca debió salir. Y el reloj seguirá en uso, a partir de ahora contando el tiempo de vida del club. Nueva vida en Hamburgo.

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