INIESTA, ¡VETE AL BETIS!

Iniesta celebra su gol en la final de Copa. (foto: EFE)

No, no hubo final. Solo el Fútbol Club Barcelona se presentó de verdad en el Wanda Metropolitano, y de ahí resulta ese 0-5 que los culés cosecharon para derrotar al Sevilla y lograr su cuarta Copa del Rey consecutiva.

Un hombre era el gran señalado antes y después del choque. Desde que el 14 de abril, tras la victoria blaugrana ante el Chelsea, Iniesta dijera que "antes del 30 de abril tengo que tomar una decisión, si irme a China o seguir en el Barça", los focos se han ido dirigiendo hacia su figura. A pesar de que su anuncio no es oficial (todavía), todo parece indicar que su futuro está en el país asiático. Sus últimas veces, sus últimas visitas, sus últimas capitanías... Pequeñitos recuerdos y reconocimientos a una leyenda de inmenso calado en Can Barça y en la Selección.

Como no podemos decirlo aún de manera categórica, vamos a hacerlo así. En la que pudo haber sido su última final de Copa del Rey, Andrés fue el líder del Barça. Como lleva haciendo desde que debutó, a las órdenes de Van Gaal, el manchego transmitió calma, sosiego y criterio en el ataque de los de Valverde, favorecido también por el desafortunado planteamiento de Montella, que parecía buscar minimizar la influencia de Messi (algo que tampoco logró), despreciando a alguien como Iniesta. Y lo pagó, vaya si lo pagó.

Iniesta lo ha sido todo en este Barça glorioso, junto a Xavi, Messi, Puyol, Busquets y un largo etcétera. En todos esos años quizá lo hayamos visto protestar una vez, dos como mucho. Su carácter tranquilo, a veces incluso desesperante para el aficionado siempre activo, pero no pasota, no le permitía hacerlo. Por eso, muchos, sorprendidos, se llevaron las manos a la cabeza, en una jugada aparentemente intrascendente y con 0-3 a su favor, Andrés se puso a protestar vociferante y muy gesticuloso, pegado a la figura del colegiado Gil Manzano. Hasta se le notaba desacompasado en sus movimientos con los brazos, por la poca costumbre. Un servidor, que lo ha visto y lo ha admirado, solo pudo reírse ante tal acontecimiento.

No fue lo único que Iniesta realizó en el verde del Wanda este sábado a la que no nos tiene acostumbrados. Hasta dos lanzamientos lejanos intentó, uno de ellos con su pierna menos mala, la zurda. ¿Qué hay de extraño en que un futbolista pruebe suerte con un disparo de lejos? Nada. En que lo intente Andrés, muchísimo. Solo la motivación de ser protagonista y las ganas de volver a tocarla una vez más son la explicación de estos dos fenómenos paranormales en alguien como él. De todo ello se liberó en el banquillo, tras ser sustituido y recibir una de sus últimas ovaciones. Un trago y un chorro de agua por su cara para borrar las lágrimas de un adiós.

Ovacionado en todos lugares a los que va. (foto: Kiko Huesca//EFE)

El premio que tanto buscó le llegó. Antes había anotado un doblete Luis Suárez, el 0-1 después de una delicia de pase de Cillessen continuado por Coutinho y el 0-3 tras otro que solo ve Messi, que enchufaría el 0-2 en una jugada en la que el albaceteño fue la previa del taconazo sublime de Jordi Alba. Para su gol particular, Iniesta se alió con su mejor compañero tras la partida de Xavi Hernández. Se juntó una vez más con ese hombrecito que viste el 10. Otro día, Iniesta habría dado el pase a Coutinho, pero no el sábado. Con un simple y precioso amago, dejó en la estacada a David Soria y puso el penúltimo tanto y el más emotivo de la noche, el anterior al 0-5 definitivo de Coutinho desde los 11 metros.

Penúltimo trofeo que Iniesta levantará como culé. (foto: AFP)

Iniesta no puede seguir en el Barça. Al menos, no debe hacerlo con el rol que posee. Andrés no es eterno (ojalá lo fuera), y no se puede depender de él para jugar bien y llevar los partidos adelante con su partida de nacimiento a punto de cumplir los 34 años. Pero esto ya parece totalmente una quimera. Su futuro está decidido, y cada vez coge más y más color rojo y amarillo de la bandera china. Es bueno para él, el futuro de su familia y también para el club blaugrana. Aún así, una gran parte de mí, y espero que de todos los aficionados al fútbol, no quiere perderle la pista de forma definitiva. Porque, admitámoslo, su marcha a China sería despedirnos del Iniesta futbolista para siempre, así ha pasado con Xavi. 

Un tuit de Quique Setién, entrenador del Real Betis, afloró al finalizar el partido. Once palabras, tres comas, dos signos de exclamación, situados ambos al final, y un mensaje clarividente: "Iniesta, por favor, no te vayas a China, vente al Betis!!" Directo, entrañable y ojalá posible. Ver al manchego en un club y con un técnico que desean el toque, son vistosos, alegres y aún por encima tan cerquita de casa sería toda una gozada. Su economía quizá no engordara tanto como lo va a hacer, pero su corazón se mantendría lleno de fútbol (véase Joaquín).




Míster, convence a Andrés. Consigue que ese tuit se haga realidad, que ese "deseo interno" se cumpla, se vista de verdiblanco y siga deleitando, en pequeñas o altas dosis, tú decides, a la afición del Villamarín y a todos los que lo hemos visto y nos hemos emocionado con él. Sus buenos momentos, como el Iniestazo de Stamford Bridge o esa volea que dibujó una estrella en Sudáfrica. Sus malos tiempos, que los hubo, ejemplificados en su perseverancia ante las lesiones que casi se llevan por delante su carrera, o en cuando no conseguía entrar en el primer equipo culé. O simplemente su día a día, sus exhibiciones cada fin de semana, su naturalidad, su tranquilidad. No podemos, no queremos, olvidarnos de todo.

Quique, hazlo posible.

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