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Los aficionados jugarán un papel fundamental. (foto: C. Simon//AFP) |
Hoy cumple años alguien muy especial para el mundo del fútbol, y del deporte en general. No es un futbolista, ni siquiera un entrenador, es un club, uno de los más grandes de siempre. El Real Madrid celebra su 116º aniversario en uno de los días más importantes de la temporada. Puede acabar en éxito... o en tragedia.
En una atmósfera complicada, los Blancos buscarán el pase a los cuartos de la Champions League, la única competición en la que está realmente vivo. Aunque el PSG llega sin Neymar y el resultado de
3-1 de la ida es favorable, los de Zidane no las tienen todas consigo. Di María, en gran estado de forma, será el sustituto del brasileño, que podría no volver a vestirse con los colores del PSG hasta la próxima temporada. La
irregular temporada del Real Madrid no da demasiado crédito para confiarse hoy en París. El último ejemplo, la derrota en Barcelona en la jornada entre semana, a manos del Espanyol. Quince puntos son ya los que le separan del Barça, siete del Atleti y tan solo cuenta con uno de ventaja sobre el Valencia, que es cuarto.
Pero la Champions es otra historia. Aquí el Real Madrid se convierte en un depredador insaciable, que castiga cada error del rival con un zarpazo mortal. Bien se pudo ver ya en el choque del Bernabéu. Para el encuentro de hoy en Francia, Zidane llega con tres futbolistas importantes entre algodones. Kroos, Modric y Marcelo tienen en el aire su participación desde el once titular tras no haber jugado en los últimos partidos, aunque todo apunta a que el brasileño y el alemán sí saldrán de inicio, cediendo el croata su posición a Kovacic en un esquema 4-4-2, con Lucas Vázquez, que ha ido a mejor en las últimas fechas, y Bale o Asensio, que fue el factor diferencial en Madrid, como otra gran duda. El resto del once será lo esperado, con Cristiano Ronaldo en la punta buscando otra gran noche europea que ponga al Real Madrid más cerca de otra final de su torneo favorito.
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Tras sus dos goles en la ida, el portugués buscará más en la vuelta (foto: Twitter) |
Otra historia es también la Champions para el equipo local. Muy cómodos en la Ligue 1 francesa y en las Coupes, cuando la competición europea llega a sus etapas decisivas, los futbolistas del PSG flaquean, quizá por falta de competitividad, quizá por falta de experiencia. El rodillo que fue en fase de grupos, incluso contra Bayern, se vio de un manotazo frenado en Chamartín. Hoy no estará Neymar, como decíamos antes, y el París, más concretamente su técnico Unai Emery, ha apelado a que "jugar con el corazón va a ser más importante que jugar con la cabeza". El técnico vasco introducirá varios cambios con respecto a la ida. El primero, el obligado de Di María por Neymar, pero no el único. Entra el capitán Thiago Silva en el eje de la zaga por el joven Kimpembe, Kurzawa en el lateral por Yuri, buscando un perfil más ofensivo, y vuelve Thiago Motta tras no estar disponible, ocupando el hueco del peor parado en el Bernabéu, Lo Celso. Experiencia y revoluciones para la remontada.
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Neymar fue de lo mejor del PSG en el Bernabéu, pero hoy no estará. (foto: UEFA) |
Dicho todo esto, lo que quizá más teman los jugadores y los aficionados merengues, más que lo que pueda pasar en el terreno de juego en sí, sea ese ambiente más que hostil que se va a plantear hoy en el Parc des Princes. Desde que el colegiado italiano Rocchi decretó el final del partido de ida, las presiones han sido continuas y han estado siempre presentes. Las declaraciones del presidente Al Khelaifi, el vídeo con los ultras, el llamamiento masivo a la afición por redes sociales y las palabras para presionar a los árbitros han sido el primer gol, al menos moral, de los franceses. La pasada noche, los ya famosos ultras comenzaron su habitual choque desde el hotel, primero animando a los suyos y después molestando el descanso de los rivales. Caldeando el partido desde antes de que comience. El "jugar con el corazón" al que Emery se refiere comienza ahí.
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Habrá un doble fondo ultra en París. "Es la guerra", reza la pancarta que dio bienvenida a los Blancos. (foto: Twitter @DeportesCuatro) |
Algo totalmente contrario a eso sucedió hace poco más de un cuarto de siglo, cuando, en homenaje a los 100 años de toda una institución como el Real Madrid, la final de Copa del Rey se celebró un 6 de marzo de 2002, en un engalanado Santiago Bernabéu. Solo el Deportivo separaba al Real Madrid de los Zidane, Raúl, Makélélé, Hierro o Roberto Carlos, dirigidos por Del Bosque, de una fiesta sin parangón. Pero el rival no era un Dépor cualquiera, por lo menos no el que conocemos hoy. Era el Dépor que hace no mucho había sido campeón de Liga, y que en sus filas contaba con Djalminha, Fran, Valerón, Tristán o Mauro Silva, bajo las órdenes de Jabo Irureta. Y la sorpresa se produjo. El mítico "centenariazo". Los goles de Sergio en el 6' y de Tristán en el 38' fueron mucho para un Madrid que por medio de Raúl recortó distancias en el 58', pero que nada más pudo hacer. Todo el champán a enfriar, todas las camisetas de campeones, todo el confeti, el autobús de la celebración, los actos... al garete, en uno de los días más importantes de un club.
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El "centenariazo", uno de los momentos negros de la historia del Real Madrid. (foto: EFE) |
En las manos del conjunto de Zinédine Zidane está no repetir algo que el propio técnico marsellés vivió en sus carnes hace dieciséis años. París será más que nunca un infierno del que la temporada y el crédito de los Blancos puede salir más viva o más muerta que nunca.
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