REY DE VIGO

Iago Aspas en Anoeta (foto: La Voz de Galicia)

El Celta logró este domingo una victoria clave para conseguir sus aspiraciones de esta primera mitad de año, última parte de temporada, después de quedar eliminado de la Copa, que no son otras que clasificarse a Europa. El equipo celtiña se sitúa a cuatro puntos de la zona de acceso a competiciones europeas en estos momentos, tras un irregular inicio de curso. De menos a más ha ido todo el equipo, pero sobre todo su gran líder, Iago Aspas.

El de Moaña tan solo acumulaba una asistencia en los primeros siete partidos de Liga, en los que el Celta sumó 8 puntos de 24 posibles. Por el mes de octubre-noviembre, las dudas de si la tremenda irrupción Maxi Gómez en el once, ocupando la zona de nueve, le habían afectado, comenzaron a aflorar en el entorno del club vigués. El uruguayo llegó con goles pero los resultados no acompañaban, porque faltaba juego en un Celta atascado, en el que Unzué estaba aún imprimiendo sus ideas.

Los celtiñas temían haber "perdido" a Iago porque él es su Messi particular. Salvando las distancias, claramente los dos significan lo mismo para Barça y Celta. El que mueve y dirige al equipo, el que baja a pedir el balón, el que te rompe por banda, el que decide, el que da asistencias, el que tira las faltas, el que tira los penaltis, el que mete los goles... Ese jugador al que mirar y buscar cuando las cosas no van bien, con el que su afición respira y la rival se santigua cuando tiene la pelota. Así ha sucedido desde aquel partido ante el Alavés en el que, con 21 añitos, salvó al equipo de bajar a 2ªB en 2009, y después de su vuelta al club en 2015, ya curtido con 27. El Celta de Vigo ha ido a más poco a poco, al mismo ritmo que Aspas ha ido a más también. Llámenlo casualidad. De la jornada 8 a la 20 han llegado doce goles y dos asistencias del moañés, siendo clave en victorias en Las Palmas, donde anotó un hat trick, en Balaídos ante el Athletic y el Leganés, en el derbi en Riazor y en los empates en el Camp Nou ante el Barça y en Vigo ante el Real Madrid. Justamente ante el conjunto de Valverde, con Messi en el verde dando otra clase de las suyas con la camiseta blaugrana, Aspas hizo lo propio vestido de celeste completando una actuación magistral.

Poco a poco, como Messi, Aspas va superando barreras y marcas. La campaña pasada logró el Trofeo Zarra a máximo goleador español de LaLiga, (y este año va camino de repetir), logro que le valió la convocatoria con la Selección Española y ese meteórico debut en Wembley, con golazo incluido. Además, con su gol de ayer desde el punto de penalti en Anoeta empata a Pahíño en la lista de máximos goleadores del Celta en Primera, con 57 dianas. A 47 está de Hermidita, mito celtiña de las décadas de los 40 y 50. Empresa complicada para Iago será la de superarle, pero si mantiene sus números goleadores de 2017, todo puede ser.

A sus 30 años, Iago Aspas está en lo más alto de su carrera deportiva, jugando cómodo, en su casa, haciendo disfrutar y con pie y medio en el Mundial de Rusia. Su camino en el fútbol parece estar destinado a acabar en el Celta, en su hogar, donde tiene la admiración y el respeto de todos. Pero antes de que llegue ese día, el Rey de Vigo tiene un sueño y una deuda por cumplir con su pueblo y consigo mismo: levantar un trofeo vestido de celeste.

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