FROOME, EL ASMA Y LAS SOSPECHAS

(foto: Diario AS)

El pasado trece de diciembre saltaba la noticia. Chris Froome había dado positivo en un control antidoping realizado tras la disputa de la etapa 18 de la pasada Vuelta a España. La UCI, el Team Sky y el propio Froome ya lo sabían, pero la información se filtró a los medios, resultando una noticia que ha dejado paralizado al mundo del deporte.

Salbutamol. Esa es la palabra de la discordia. ¿Y qué es eso? El salbutamol, también llamado ventolín, es una sustancia que se receta a personas con asma, que funciona como dilatador de las vías respiratorias, mejorando así la respiración y proporcionando, a corto plazo, una ayuda en gran medida para evitar ataques de asma cuando se realiza ejercicio físico. Hay tres formas de introducirse salbutamol, por vía oral, intravenosa o con un inhalador, la forma más habitual y la única legal. La WADA (Agencia Antidopaje) permite el uso del salbutamol con fines terapéuticos y previa presentación de justificantes de posesión de procesos alérgicos (los famosos TUE que ya salvaron a Wiggins en el pasado) siempre sin superar los 1000ng/ml, cifra que Froome dobló en el control. El ciclista nacido en Kenia, junto con su equipo, justificaron esta subida con una agudización del asma durante esos días, a la que sus médicos le impusieron una mayor dosis para solucionar esos problemas. Aquí comienza la discordia. Varios especialistas afirman que es muy difícil, o imposible, llegar a los 2000ng/ml con el inhalador, sino que esas cifras solo se logran por vía intravenosa u oral, algo prohibido en el ciclismo. No es la primera vez que Froome sufre estas acusaciones, en 2014 dio positivo en un control en el Tour de Romandía por corticoides, medicamento solo permitido con autorización de la UCI, de nuevo las TUE.

El asma. De donde nace todo. Chris Froome, Vincenzo Nibali, Simon Yates, Diego Ulissi Alberto Contador en el presente o Bradley Wiggins, Miguel Induráin y Jan Ullrich en el pasado. Ciclistas conocidos y laureados, algunos más que otros, con algo en común, aseguran poseer asma. Los datos relatan que un 8% de la población mundial posee asma, mientras que si nos vamos al deporte de élite, este porcentaje aumenta, llegando en el ciclismo al 30% de afectados por esta enfermedad. En 2014, un tercio de los ciclistas del Team Sky también estaban afectados por algún tipo de asma. Extraño, cuanto menos. Es cierto que está demostrado que en deportes de resistencia como el ciclismo, la hiperventilación puede desarrollar irritación bronquial y broncoespasmos, pero parece que la pillería aflora en aquellos que buscan aprovecharse de este permiso para mejorar su rendimiento, algo poco ético. Luego, obviamente, están los que sí son asmáticos de verdad, que se ven perjudicados y atacados por culpa de los que no lo son. Pero, en realidad, no existen estudios concretos que certifiquen que el salbutamol sea una ayuda a estos niveles, ni para los que padecen asma ni para los que no.

Con este clima, surgen las sospechas. ¿Han utilizado Froome y el Team Sky el salbutamol como enmascarante de otra sustancia? ¿Es Froome asmático realmente? ¿Lo son la mayoría que dicen serlo? Hoy por hoy, poco podemos afirmar. El cuatro veces ganador del Tour de Francia ha sido puesto en duda, ha visto como la plataforma Movimiento por un Ciclismo Creíble pedía al Team Sky su suspensión, y puede enfrentarse a una sanción de varios meses, incluso años, con la que le podrían arrebatar la pasada Vuelta a España y la oportunidad de correr el Giro. 

Por ahora eso es solamente una posibilidad. En los próximos días se esclarecerá la defensa del ciclista y podríamos conocer más datos. Solo queda esperar y estar atentos. Pero, sea como sea, el que más se resiente con esta situación es el ciclismo. Un deporte tan bello y esforzado manchado por las críticas, la mayoría sin fundamento, y el desprestigio continuo de carroñeros que solo se acuerdan de él cuando sucede algo así, y que, desgraciadamente, nos hace recordar épocas pasadas que ya todos conocemos en torno al ciclismo y el dopaje, en las que esto era casi pan de cada día. Aunque a veces recordar nos sirve para darnos cuenta que aún podemos seguir mejorando.

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