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(foto: UEFA) |
El Almaty Arena ha sido testigo de la subida al trono europeo de fútbol sala del Sporting CP. El equipo verdiblanco hizo bueno el dicho popular de "a la tercera va la vencida" y después de tres años seguidos cayendo en la finalísima, los portugueses superaron a los anfitriones del Kairat Almaty por un resultado de 1-2 para coronarse.
A día de hoy, el fútbol sala de Portugal puede presumir de tener a la selección y al equipo campeones de Europa. Curiosamente han conseguido esto último, por medio del Sporting CP, en el torneo en el que la figura del mejor jugador del mundo y alma de su éxito en la Eurocopa de naciones ha quedado un poco más dañada, al igual que la de su equipo.
En Kazajistán volvimos a ver la caricatura de lo que hasta esta temporada fue el Movistar Inter, cometiendo errores inusuales, como en el primero de los tres tantos de Dieguinho o el que le costó la expulsión a Elisandro. Fallos tan decisivos como el que cometieron los colegiados al no ver la clara mano de Guitta fuera del área, que hubiera supuesto una ocasión clara para los interistas y una superioridad por expulsión al guardameta que podría haber cambiado el rumbo del choque.
Ni la suerte le sonríe a un Movistar Inter que ahora está "obligado" a ganar al menos uno de los títulos que le quedan por delante, la Copa del Rey o la Liga, de la misma manera que el Barça Lassa. Los culés no supieron sobreponerse a las adversidades que se les plantearon incluso desde antes del encuentro, en forma de las bajas de Marcenio y, sobre todo, Ferrao.
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Un bronce que sabe a poco. (foto: UEFA) |
Sin ellos, a los de Plaza les costó igualar con calidad y táctica lo que los kazajos habían impuesto con intensidad -a veces desmedida, pero permitida por los árbitros- en un partido que se convirtió en una guerra de guerrillas en la que el Barça perdió los nervios -la roja a Joselito como ejemplo- y los locales, rodeados por un público totalmente entregado que prácticamente llenó el Almaty Arena -que más que una pista de fútbol sala parecía de hielo- en un nuevo récord de asistencia de este torneo, fueron superiores liderados por Higuita, tan temido por su juego de pies pero que acabó siendo decisivo por sus paradas.
A los barcelonistas les quedó el consuelo del bronce -ya con Ferrao disponible-, un premio menor que quizá pueda tener más efecto si se ve desde el punto de vista de hurgar en la herida de Movistar Inter antes de dos citas clave. La primera, la de este fin de semana, cuando se vuelven a ver las caras en las semifinales de la Copa del Rey, y la segunda el PlayOff por el título liguero. Los clavos a los que se agarran ambos proyectos con distinto pasado pero una actualidad en la que conquistar trofeos es imprescindible.
Con suerte, los aficionados al fútbol sala podremos ver todos estos acontecimientos por nuestros televisores, al contrario que lo sucedido en esta Futsal Champions League con Gol, tele que tenía los derechos en España. Después de las semifinales y el fiasco español, ni siquiera en la web -como habían anunciado- se pudo ver la final.
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Almaty se volcó con los suyos, pero se quedaron con la miel en los labios. (foto: UEFA) |
Mirarnos al ombligo y restar espacios al fútbol sala solo es un freno a esas palabras con la que algunos se llenan. Mientras otros países siguen avanzando, Portugal se instala en el olimpo, Serbia derrota a Brasil, Francia sigue ascendiendo, en Alemania prosigue aumentando la pasión desde que en 2017 se estrenara la selección o Irán continúa dando jugadores de enorme calidad, da la sensación que España se ha estancado un poco. Que no pase de ahí.
Sin ver o no, el Sporting CP ha sido el primero en levantar el nuevo trofeo, con la nueva denominación del torneo, pero todavía con viejas costumbres. La UEFA sigue
sin demostrar el interés que merece este deporte. El que sí tiene el conjunto verdiblanco, que en esta edición se ha quitado miedos y fantasmas del pasado, ha dejado atrás los complejos y ha demostrado llegar a la maduración total de su proyecto después de
varias intentonas sin éxito a lo largo de los últimos años con una receta sencilla: un
entrenador en el que se ha confiado, jugadores de calidad, experimentados y con muchas ganas de ganar, a los que
aún se van a añadir más piezas, y veremos si algunas que todavía no se han confirmado. Las próximas ediciones confirmarán o desmentirán si estamos ante la que puede ser la próxima hegemonía del fútbol sala europeo.
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