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Los jugadores del Barça Lassa durante un tiempo muerto (foto: Mundo Deportivo) |
El Barça Lassa afronta esta noche en la jornada 12 de la Euroliga un partido decisivo, tanto en lo moral como en lo deportivo, cuando a partir de las 20:45 visite el WiZink Center para enfrentarse al Real Madrid. Si una cosa nos ha quedado clara es que cada partido del conjunto que dirige Sito Alonso es una incógnita. Capaces de lo mejor y de lo peor.
Ganar al Panathinaikos de 28, de 44 al Obradoiro, al Olympiacos de 22 e incluso al Real Madrid en el mismo lugar donde hoy se verán las caras en Liga Endesa. Por el otro lado, perder ante Estudiantes anotando 9 puntos en el último cuarto, en casa ante UCAM Murcia o Iberostar Tenerife, ante dos de los flojos de Europa como Estrella Roja o Armani Milano, en la cancha de Brose Bamberg tras hacer un primer cuarto de 12-38, o de paliza ante CSKA y Fenerbahçe. Entre el 20 y el 29 de octubre sufrió cinco derrotas seguidas, y en Euroliga tiene un peligroso balance de 4-7. Así, es difícil olvidar la penuria de la campaña anterior. ¿Por qué esta montaña rusa de resultados? ¿Por qué si esta plantilla es mejor que la de el año pasado con Bartzokas, las cosas no funcionan? ¿Qué le pasa al Barça Lassa de Sito Alonso?
En primer lugar, la carencia de un base organizador. Con Tyrese Rice condenado al ostracismo, los elegidos para esa posición son Thomas Heurtel y Phil Pressey, e incluso Pau Ribas. El francés no está comenzando todo lo acertado que debería la temporada. No está sabiendo ser el jugador que mueva a sus compañeros a la mejor opción de tiro con regularidad, y su propio tiro exterior deja que desear (6/30 en Euroliga), además de que su defensa es un hándicap. Bases como Sloukas o Pangos han pasado por encima de él ya esta campaña. El norteamericano vive un momento extraño. Su gran faceta defensiva como robador de balones le hacen ser un jugador que genera situaciones de juego agitadas, adjetivo que define su forma de ver el baloncesto, pero en ataque su tiro no es el mejor y la organización tampoco es su fuerte, por eso su asentamiento en el equipo se retrasa. Y Pau Ribas ni siquiera es base, poco más que decir.
En segundo lugar, la baja forma de algunos jugadores. Ante Tomic queda ridiculizado ante la llegada de Kévin Séraphin. Cuando el croata entra a pista para dar minutos de descanso al francés (esa es la realidad) se nota mucho. Muchísimo. El ex del Real Madrid está impreciso, fallón, lento y más que ayudar, dificulta el juego. Su futuro en el club culé, más en entredicho que nunca. Otro caso es el de Víctor Claver. Con 12' de media por partido, solo una buena actuación en Euroliga, ante el Efes, con 10 pts. Por lo demás, poca presencia en pista y fallón en los tiros exteriores (4/10 en Euroliga, 1/4 en ACB). Y aún con el peso de los 2 millones que costó traerlo del Valencia Basket. Navarro está dejando otra temporada con más sombras que luces, y Oriola y Hanga demuestran que, indudablemente, son grandes jugadores, pero su adaptación total aún no ha llegado.
En tercer lugar, la gestión de Sito. Sus ideas tácticas no están cuajando, sobre todo cuando el balón lo tiene el rival. Séraphin en ataque es, quizás, la gran referencia, pero en tareas defensivas se nota que aún no está adaptado a Europa, y se producen desentendimientos que no siempre se pueden arreglar. Petteri Koponen ha perdido muchísima trascendencia comparado con el año pasado y se le nota perdido en ocasiones. Nadie alcanza a comprender como Sasha Vezenkov suma trece partidos consecutivos sin ser convocado. Uno de los pocos que en el nefasto pasado año dio la cara. Desde el 29 de octubre, en la derrota ante el UCAM en el Palau, no juega. Casi dos meses desde su último choque. El búlgaro es una de las esperanzas del futuro, y está situación precisamente no le beneficia. Los otros dos jóvenes del equipo, Marc García y Rodions Kurucs, viven un momento semejante. El primero solo había jugado quince minutos antes de lesionarse, mientras el segundo, otra de las esperanzas del club, aún no ha jugado esta temporada. Esto supone mayor acumulación de minutos para los más importantes, que al final acaban pesando en las piernas, y un retroceso para los importantes del futuro. Como pegarse un tiro en el pie.
Queda mucha temporada, hay jugadores para hacer cosas importantes. En el Palau aún tienen motivos y tiempo para levantar esta situación de incerteza. Cuando lograron la victoria en Madrid en Liga Endesa se habló de que podía ser un punto de inflexión. Hoy es una buena ocasión para intentar dar un golpe en la mesa y cambiar la mentalidad.
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