EN EL TOUR REINA EL AMARILLO

(foto: Le Tour)

Ha sido la mejor primera semana del Tour de Francia de los últimos años, creo que en esto estamos todos de acuerdo. El cambio de recorrido que ASO ha llevado a cabo, y del que hablábamos en la previa, ha surtido efecto y hemos visto muchas etapas que, a diferencia de en el pasado, no vamos a intentar olvidar -que ya es mucho-... y eso que aún continuamos viendo algunas cosas que no nos gustan para nada. El ciclismo moderno que algunos le llaman.

Como no podía ser de otra forma, en esta primera y larga semana inicial del Tour de Francia hay ganadores y perdedores, que normalmente suelen seguir la pauta de lo que ha venido sucediendo con anterioridad en la temporada. Es por eso que no sorprende que BORA haya ganado una etapa, vista a Sagan de verde y tenga a Buchmann en una buena posición en la general, o que Deceuninck se sitúe con dos triunfos con el nuevo ídolo local Julian Alaphilippe de líder -poco tardarán en pedirle que gane un Tour, al tiempo- y Mas bastante bien colocado entre los mejores.

Pero el nombre propio de estos primeros días es el Jumbo-Visma. De no ser por la mala subida de Kruijswijk al ridículo puerto de La Planche des Belles Filles, estaríamos hablando de un equipo con casi el 50% de las victorias de la carrera y con el favorito mejor colocado en la general, y aún así está a quince segundos de Geraint Thomas. El conjunto holandés ha brillado desde Bruselas hasta Albi demostrando, más que buena estrategia, una fortaleza superior al resto.

La misma con la que un velocista semidesconocido como Mike Teunissen se imponía a Peter Sagan y Caleb Ewan en la llegada de la primera jornada, después de la caída del que iba a "ser lanzado" por Teunissen, Dylan Groenewegen. La misma con la que los ocho integrantes pulverizaron en la crono por equipos el tiempo del INEOS para aumentar el liderato de Teunissen... y también la misma que desapareció de las piernas del maillot jaune al tercer día, camino de Épernay y de la explosión total del fenómeno voecklerista de Alaphilippe. De todos los sueños hay que despertarse.

Vamos a ver mucho esta foto los próximos años. (foto: Christian Hartmann)

Dos días más, los de la victoria de Viviani -cuánto va a sufrir en Cofidis- y Sagan -con Van Aert llegando segundo-, tuvieron que esperar los holandeses para levantar de nuevo los brazos. Esta vez sí, el mejor sprinter cuando la carretera es totalmente plana se impuso en una jornada maratoniana -230 km de etapa- para anotar el tercer triunfo, en tan solo siete etapas, de los suyos. Y aún ni rastro de Kruijswijk y "todoterreno" Van Aert en esa lista de triunfadores.

Ya había avisado el belga en Colmar y golpeó de manera fulminante en Albi. Una etapa para el recuerdo, como la cabalgada de Thomas De Gendt en la octava, y que marcará este Tour de Francia con las distancias creadas por los abanicos, que han dejado muy tocadas las opciones de Pinot, Fuglsang, Urán y Porte, y la mala suerte de una caída -tras el putoyates llega el putobarguil- que vuelve a azotar a Mikel Landa, esta vez en un desafortunado movimiento provocado entre Julian Alaphilippe y Warren Barguil.

Esto no ha hecho más que empezar y el Jumbo-Visma ya se encuentra con la tranquilidad de haber hecho los deberes con nota, pero conscientes de que el primer gran examen todavía está por venir. La asignatura, los Pirineos. El profesor, el Team INEOS, con la -seguro- inestimable colaboración de algún que otro ayudante. Solo queda saber si los amarillos tienen clara la lección -algo que aquí, personalmente, dudamos-.


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