LA LOITA SE PARALIZA

La desolación de Zequi. (foto: LNFS)

Este sábado, con la goleada de O Parrulo a Naturpellet Segovia (8-2), los de Ferrol sellaron su salvación. La fiesta de mantener una categoría con la que un año atrás ni soñaban en A Malata era el contraste de lo que sucedía en Santiago al mismo momento. Con el resultado de los ferrolanos, se consumó el descenso de una de las instituciones más relevantes del fútbol sala nacional en los últimos 15 años.

Hablar del Santiago Futsal es hacerlo de Alemão, Betão, Eka, Aicardo, Raúl Campos, Quintela, José Venancio, Tomas de Dios y muchos más, y también de Autos Lobelle. Porque, para muchos, a pesar de que el club cambió de nombre en 2012, su identidad se mantiene estrechamente ligada a esa denominación. Quizá por costumbre, por tradición o por no olvidar esos momentos, esas gestas, que hicieron al club compostelano uno de los más importantes del país, y al Multiusos Fontes do Sar una de las catedrales del 40x20.

Hace seis años su fundador y principal adalid, José Antonio Lobelle, dejaba la presidencia sumido en una deuda casi inafrontable para el club (200.000€) para intentar salvar su empresa, en una situación semejante. La burbuja creció y creció hasta estallar. En un deporte que a veces parece olvidado por la mano de dios, el Santiago Futsal se sumía tras ello en una crisis económica, que conllevó la deportiva. Ayudado por instituciones de la capital gallega, O Clube da loita consiguió mantenerse y estabilizar de cierto modo su modelo. Hasta que, tres años después, su momento más crítico lo dejó casi sin respiración.

Un viernes de partido en Sar, ante Jaén, a simple vista como muchos durante la temporada, pero en realidad no era así. La incerteza de no saber si después de que suene el bocinazo final el Santiago Futsal seguirá vivo o no era la principal cuestión. 150.000€ separaban el ser o no ser. Al acabar el choque, la directiva confirmó que el dinero había sido conseguido, pero los problemas no habían finalizado, ni mucho menos. La deuda se mantenía, cerca de encarar la ley concursal a la que se sometió hace exactamente tres años, y los jugadores seguían sin cobrar nóminas pasadas. Aún así, el Santiago se mantuvo, la loita merecía la pena. El líder de ella era uno de los chavales del primer equipo que representaba lo que todo niño de la bien cuidada y admirada cantera santiaguesa, de la que él salió.

Quintela, leyenda del club. (foto: LNFS)

Si preguntas a la afición y a los niños que nutren la base por un héroe, un jugador en el que fijarse, un líder, alguien a quien seguir los pasos o con quién "Santiago quiere futsal", lo tienen claro. Diego Quintela tiene hoy su camiseta colgada del techo del Sar. Ni Alemão la tiene ahí. En Santiago saben valorar cuando un tío que se ha partido la cara por su equipo desde los 16 años no abandona el barco en el peor momento, a pesar de que una oferta astronómica de Inter se cruce en su camino. Con la segunda, del Barça, en un deporte donde prácticamente nadie vive solamente de él, no la podía volver a dejar pasar, a pesar de que sus lágrimas en la modesta pero emotiva despedida que recibió, dijeran lo contrario. Sus goles, su garra y su corazón, en tiempos complicados, nunca serán olvidados en Sar.

Desde su partida, nada ha ido a mejor para el equipo de Santi Valladares. La temporada pasada, salvación sellada en las últimas jornadas entre muchos problemas y este año, lo que todos ya sabemos. Atrás, muy atrás, quedan ya el heroico ascenso a Primera en 2003 ante el Levitt Las Rozas, la agónica Copa de España de 2006 ganada a penaltis a Interviú, la Supercopa de 2010 o la Recopa de Europa de la 2006-2007 lograda ante el Benfica de Ricardinho, único título continental de un club de Santiago.

La Recopa de Europa, un hito gallego. (foto: El Correo Gallego)

Curiosamente, ha sido un equipo gallego que se había desacostumbrado a la División de Honor como O Parrulo el que ha devuelto al Santiago a Segunda, categoría que cuando pisó por última vez se llamaba División de Plata. Un partido le queda al Santiago Futsal en Primera antes de despedirse durante, por lo menos, una campaña, pero el futuro es incierto. La economía aún minada del club (le quedan todavía por pagar unos 250.000€ de deuda) podría sufrir un duro varapalo con este primer descenso de categoría en su historia. Menos que pagar a la Federación pero menos subvenciones también. Nada que ver con si hubiera sucedido en 2015, pero abre el diseño de un modelo económico desconocido para el club compostelano. Además, en el plano deportivo, jugadores importantes como el gaditano Catela o Everton, los únicos que no acaban contrato, tienen pocas opciones de seguir, como de renovar algunos otros como los hermanos Diz, todos ellos con caché de sobra en Primera.

El Santiago Futsal nunca me ha caído bien. Y no lo voy a negar, en la lucha entre gallegos prefería que se salvara O Parrulo. Lo llevo dentro. Las rivalidades locales que he(mos) mantenido con sus equipos de las bases me llevan hacia ese sentimiento. La sensación de jugar siempre contra un club mayor, el vecino guapo contra el menos atractivo, el rico contra el pobre, los preparados contra el grupo de amigos. ¿Comprendéis? Seguro que sí. Pero, a pesar de ser clubes rivales, de estar siempre enfrentados sin tener en cuenta la categoría, en ese club tengo compañeros, amigos, a los que les deseo todo lo mejor, y que, por lo menos, la loita nunca desista, porque en las batallas hacen falta dos.

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