ESPAÑA SE QUEDA A UN PASO DE LA SIGUIENTE DIMENSIÓN

(foto: AFP)

Decía esta semana Ali Krieger, jugadora del Orlando Pride y de la selección norteamericana de fútbol, en la previa del choque de cuartos que "Estados Unidos tiene el mejor y el segundo mejor equipo del Mundial". Los números de esta Copa del Mundo bien podrían darle la razón a la defensa de 34 años. 18 goles a favor -incluidos los 13 a Tailandia- y cero en contra en los tres encuentros de la fase de grupos que solo hacían que aumentar la peligrosidad de un combinado tricampeón mundial y defensor de la corona en Francia.

A otro mundo totalmente distinto pertenece todavía la selección española. Menor nivel físico, menos nombre, muchos menos títulos y, por ello, mucho menos respeto. El mismo que Torrecilla, también en la previa del encuentro, demostró no poseer ante las gigantes estadounidenses cuando, preguntada por la frase de la hace tiempo suplente Krieger, la centrocampista española lanzó un claro "¿y quién es esa muchacha?".

En ese descaro radicó que en el histórico primer encuentro de octavos de final del Mundial de España, las de Jorge Vilda fueran capaces de superar el primer mal momento del partido nada más empezar. En el minuto seis, un penalti de Mapi León abría la puerta para que Rapinoe batiera desde el punto de penalti a Sandra Paños y pusiera ya por delante a Estados Unidos en el marcador, en lo que ya parecía el primer paso para el torbellino norteamericano, pero se quedó en anécdota cuando tres minutos más tarde Jenni Hermoso deslizó su bota sobre el esférico para superar por arriba a Alyssa Naeher.

El primer gol de España en las fases del KO de un Mundial. (foto: Juan Carlos Cárdenas//EFE)

Para que Jenni destilara calidad en su remate, unos segundos antes Lucía García había derrochado todo su nervio para robar el cuero en la salida de presión estadounidense. De ella salieron todas las opciones atacantes que España consiguió generar en el primer tiempo, unas veces por calidad y otras por porfía y orgullo propio. La asturiana, que cumplirá 21 años en julio, puso nerviosa con su presión e intensidad a toda la defensa de las barras y las estrellas -a Dunn le dio la tarde- como toda una veterana sin miedo a nada ni a nadie. Una prolongación de lo que había hecho saliendo de refresco ante Sudáfrica y Alemania, lo que provocó que pasara a ser titular en los esquemas de Vilda.

A pesar del esfuerzo de la jugadora del Athletic Club, después del empate a errores el partido caía de la balanza de Estados Unidos. Más experimentadas en citas como estas, las llegadas por la banda derecha -la defendida por Leila y por donde habían generado el 1-0- ponían constantemente en aprietos a la defensa española, que hasta en dos ocasiones vio como el balón se paseaba por el área pequeña y en otra tuvieron que alejarlo a última hora de los dominios de Sandra Paños.

Aún así, no le salían las cosas del todo bien a las norteamericanas, ya que no conseguían conectar con su gran estrella, una Alex Morgan que después de su repoker ante Tailandia parece tener la pólvora mojada, por lo que sus ocasiones empezaron a llegar más desde el tiro lejano que por los costados -algo que agradeció Leila- y en las individualidades, como las de la capitana y goleadora Rapinoe, que continuamente se las veía con una inmensa Marta Corredera.

Viendo esta situación, España comenzó a creérselo y a acumular un poco más de balón y posesiones largas, incluso después de la sustitución por un golpe en el ojo de Vicky Losada, desconsolada en su salida del verde, durante el cooling break. Por ella entró Nahikari y del 4-3-3 las de Vilda pasaron a formar un 4-2-3-1, con la de la Real Sociedad como referencia.

La segunda mitad siguió confirmando el paso adelante de una selección española con más iniciativa con el balón y más agresiva en defensa, algo que incomodó a las norteamericanas, como bien hicieron saber a la trencilla húngara Katalin Kulcsár. Las ocasiones de Lavelle para las campeonas del mundo y de Guijarro para las españolas fueron las más claras en un segundo tiempo en el que la igualdad se palpaba más que nunca entre estas dos selecciones.

Desde el penalti sí que no perdonó EEUU. (foto: Juan Carlos Cárdenas//EFE)

Entrando en los últimos veinte minutos, todas las miradas se dirigían a los banquillos, donde Jill Ellis y Jorge Vilda tenían potencialmente en sus manos el futuro de un partido que cada vez dejaba más claro que el que marcara se lo llevaría a casa. Mientras ambos técnicos se hacían las pertinentes preguntas con la intención de mejorar a sus equipos, la colegiada señaló en el área española un inocente contacto de Virginia Torrecilla a Lavelle. Para sorpresa de muchos, ni con el VAR la húngara cambió de parecer, y Rapinoe pudo de nuevo en el duelo con Paños para adelantar una vez más a las suyas y dejarlas muy cerca de otros cuartos de final.

Las españolas demostraron fortaleza mental para reponerse a ese duro golpe y dispusieron de tres balones en el área que ni Lucía García ni Irene Paredes, por partida doble, pudieron resolver de manera satisfactoria para sus intereses. Y así, con los tres cambios estadounidenses prácticamente para perder tiempo, murió el partido y se acabó una participación histórica de España en un Mundial femenino. Con la cabeza bien alta se pueden ir después de hacer titubear durante muchos momentos a las, por lo menos todavía, mejores del mundo, también las segundas mejores, al menos para Krieger, que a pesar de ello seguro que algo sufrió desde el banquillo.

2015 había sido el primer Mundial, y se cayó dolorosamente no cumpliendo expectativas. 2018 en las inferiores fue todo un éxito, con múltiples hazañas logradas. Y 2019 se confirma como un año en el que, tanto a nivel de clubes -el Barça en la final de la Champions, récords de asistencia en Liga Iberdrola...- como a nivel de la selección, se han dado los primeros pasos para recoger los frutos de la siguiente dimensión. Pero que no os engañen, a ella se llega con partidos como este, no de la noche al día.


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