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Vardy y Dembélé se disputan un balón. (foto: Marca) |
El futbolista juega a fútbol, como indica la propia palabra. Como buen profesional, un futbolista siempre quiere jugar todos los partidos posibles. Pero hay uno que absolutamente nadie desea disputar.
El choque por el tercer y cuarto puesto de una Copa del Mundo es el recuerdo y la frustración de lo que pudo ser y no fue. Lo que se perdió -o dejó de ganar- en un saque de esquina o en un balón perdido en el área. Los sueños rotos, que tendrán que esperar cuatro años más para volver a surgir.
Aunque, curiosamente, el equipo que gane el partido por el bronce tiene el consuelo de saber que acabará siendo el segundo más feliz del torneo. En Rusia, Bélgica e Inglaterra han sido las selecciones que se han quedado a un solo paso de lograr la gloria y que se disputarán el tercer cajón del podio final.
Y no va a ser su primer enfrentamiento en este Mundial. Belgas e ingleses estaban encuadrados en el Grupo H, y en el último partido se vieron las caras para decidir el primer puesto, que cayó de lado de los de Roberto Martínez. Quizá hoy se arrepientan de lograr esa victoria, con tanto de Januzaj, porque hubieran tenido mayores opciones de lograr el pase a la última estación si hubieran caído, ya que hubieran quedado encuadrados en el otro lado del cuadro, "el fácil".
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Hazard ante oposición brasileña. (foto: Getty Images) |
Aún así, "solo" el empaque de la ahora favorita Francia pudo con un equipo que sufrió para derrotar a Japón y que dejó uno de los mejores encuentros del torneo cuando eliminó a Brasil. Las brillantes actuaciones de Hazard, Lukaku, De Bruyne, Courtois y cía han sido momentos claves durante este mes, y todos ellos estarán disponibles para colgarse el bronce, lo que sería la mejor actuación de Bélgica en una Copa del Mundo.
Inglaterra se decantó -aunque sea triste decirlo- por pasear el
it's coming home por ese lado "fácil". A pesar de ser derrotar a Colombia en una tanda de penaltis que deja al evertonian Jordan Pickford encumbrado, batir cómodamente a Suecia y ser superior a Croacia en buena parte de la semifinal, no pudo concretar su clasificación a una final del Mundial más de cinco décadas después.
Los pupilos de Southgate han destacado por ser efectivos más que efectistas. Inglaterra no juega para disfrutar, lo hace para ganar. Balones largo, velocidad y pelota parada como seña de identidad de un equipo que ha recuperado precisamente eso, una identidad que no tenía desde hace mucho tiempo, y para los aficionados ingleses ya es mucho. Con las bajas de Trippier, Henderson y Walker podrían perderse el choque que puede dar el segundo mejor resultado de su historia a los Three Lions.
Nadie lo quiere disputar, pero se va a hacer. Al final lo importante es sonreír el último y mantener arriba el honor del equipo, porque, venga, es una tercera posición en un Mundial, que no se regala todos los días.
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