UN ¿NUEVO? HORIZONTE: TOUR DE FRANCIA 2018

(foto: WeLoveCycling)

Julio. Calor. Verano. Châteaux. Caravanas. Disfraces. Bicicletas. Roubaix. La Rosière. Col del Portet. La Madeleine. Croix de Fer. Alpe d'Huez. Les Champs Elysées. La rutina de cada año en esa parte del calendario en la que empezamos a sustituir los zapatos por las chancletas y las camisetas y pantalones largos por los cortos. Aunque no te guste o interese este deporte, sabes de qué hablo. Sin duda, el gran acontecimiento del periodo estival -este año ensombrecido por el balompié-. El gran paraíso del ciclismo -con permiso del país de los gofres- nos abre nuevamente sus puertas para la 105ª edición del Tour de Francia. 

Tres llegadas en alta montaña -incluida una etapa de 65 kms- de los seis días catalogados de esa forma, cinco días de media, ocho de llano -una jornada al más puro estilo París-Roubaix-, 66 kms de crono y tan solo una incursión fuera de los límites del país galo, apenas 15 kms en España. Esto es lo más destacado que nos espera desde la salida en la Vendée, región al oeste de la Loira, hasta la llegada a París.

Un año más, el favorito es británico y viste el maillot del Team Sky. De nuevo su gran argumento, a parte de su calidad sobre la bicicleta, volverá a ser contar con la ayuda de un equipo lleno de extraterrestres, de la talla de Geraint Thomas, Wout Poels, Michal Kwiatkowski o el debutante pero capaz Egan Bernal, que en otro equipo sin duda serían jefes de filas. Aunque está acostumbrado a la hostilidad en el terreno francés, en esta ocasión será mayor por lo que todos sabemos ya, aunque haya acabado bien para él. Desde el mismísimo día de presentación han empezado los gestos de protesta de la afición, con numerosos pitos y abucheos cuando recogía el micrófono.

Ahora Thomas quiere mojar a Chris. (foto: EFE)

Pero ese no será el único hándicap que tenga que atravesar Chris Froome. Por primera vez desde que inició su lucha por la Grande Boucle llegará con un cansancio previo del Giro, sobre todo teniendo en cuenta la etapa del Mortirolo, que puede suponer una dificultad para encontrar la forma ideal, algo que pueden aprovechar sus rivales. Algunos de sus compañeros ya se disputan el liderato de equipo si el ganador de la Corsa fallara. Aunque si no se notó el cansancio un día después de semejante proeza, por qué mes y medio después.

Solo una victoria de etapa esta temporada para el segundo en el escalón de favoritos, pero Nairo Quintana parece haber recuperado esa garra y regularidad que le llevó a la popularidad en 2015. Quizá haya sido el aterrizaje en Movistar Team de Mikel Landa y el fenómeno del Landismo, la irrupción definitiva de Marc Soler, o la sexagésimo novena juventud de Alejandro Valverde. Lo que está claro es que el equipo de Unzué tiene más líderes que gregarios -porque podemos añadir a Andrey Amador-, y eso puede ser una peligrosa arma de doble filo en la búsqueda del tan ansiado como repetitivo Sueño Amarillo. Algo que jugará en favor del colombiano ante Froome es que se ha olvidado de Giro y Vuelta y se ha centrado total y definitivamente en el Tour.

Condenados a entenderse. (foto: Movistar Team)

Curiosidad por ver cómo la va a pifiar Richie Porte este año. El australiano viene de ganar el Tour de Suiza y lucir bien en Romandía, pero siempre ha existido algo que lo ha frenado en sus pretensiones de ganar una grande. Si una vez es que su mejor estado de forma le cuadra como gregario de Froome, otra es una terrible caída en la que se lleva puesto a Dan Martin. Aunque su equipo no es el más fuerte, una baza juega a favor de él, ya que su BMC será el único que siga la pista al Sky en la crono por equipos. Solo espero para Porte un terrible o un formidable final, ningún término medio se ajusta a él.

El recorrido se ajusta muy bien al hombre del que vamos a hablar ahora. Romain Bardet, que el año pasado salvó el podio por un segundo, es claramente el elegido por el Tour para ser el francés que rompa la sequía. Muchos finales en descensos y una crono individual con ascensos son del agrado del ciclista de AG2R La Mondiale, que ha ido afinando hasta finalizar tercero en el Dauphiné. Su equipo, con los Latour, Naesen, Frank o Gallopin, volverá a intentarlo en cualquier terreno, pero, la verdad, aunque sea un terreno favorable, parecen más abocados al fracaso del Tour 2017 o del mismo Dauphiné 2018 que a lograr sacar algo del temido Sky.

Así terminó Bardet el Tour 2017. (foto: ASO)

Nibali, Roglic y Dumoulin completan el hueco de grandes favoritos al Tour, por lo menos en mi humilde opinión. El italiano ha tenido un 2017 bastante discreto en cuanto a resultados, pero esa exhibición en Milan-Sanremo o su ataque que decidió la De Ronde ya son suficiente. Clase le sobra al campeón del Tour 2014 y apoyo no le va a faltar con los hermanos Izagirre o Domenico Pozzovivo, que parece haber salido de las ruedas que perseguía en el Giro.

Ganador de la Vuelta al País Vasco, del Tour de Romandía y del Tour de Eslovenia, siendo en esta última profeta en su tierra, Primoz Roglic llega a la Vendée como una de las incógnitas más bonitas. Descarado en el ataque y con una clase sobre la bicicleta propia de los croners como él, el esloveno ha evolucionado tanto que nos ha hecho olvidar que en 2017 ya ganó una etapa en el Tour y que antes de ser ciclista era saltador de esquí. Gesink y Kruijswijk esperarán darle una mano y no transferirle su mala pata en esto de las carreras de tres semanas.

Are you ready for Roglic? (foto: pelotonmagazine.com)

Ay Tom, no te lo mereces, no te merecemos... El holandés probará por primera vez asaltar la General del Tour de Francia después de la desgracia de hace mes y medio en el Giro. Dumoulin ha demostrado dar la cara en todos los terrenos y esta vez no será menos, aunque siga sin contar con un equipo que acompañe, que parece el caso nuevamente en esta ocasión. Por lo menos tenemos a Ten Dam y sus babas. Los kilómetros de contrarreloj jugarán obviamente al favor del campeón del mundo contra el crono, como la etapa de pavés. De lo que pueda sacar ahí pueden estar sus opciones.

Rigoberto Urán -segundo en 2017 contra todo pronóstico-, Warren Barguil -ganador del maillot de la montaña el año pasado-, Adam Yates, Dan Martin, Ilnur Zakarin y Bauke Mollema son otros de los nombres que pueden sortear las posiciones de honor, pero yo me quiero quedar con Julian Alaphilippe. El francés será la punta de lanza, con permiso de Bob Jungels, de la Wolfpack de Lefevere, y ha venido dando buenas actuaciones en las subidas. El nuevo Valverde ha dado un paso adelante y quiere sorprender a propios y extraños en la carrera más importante del mundo. Luchar por la General es utópico, pero un maillot de la montaña es una posibilidad con mucho sentido.

A día de hoy el bueno de Rigo mantiene esta cara de... ¿sorpresa? por quedar segundo en 2017. (foto: Instagram)

Un rival le ha salido a Peter Sagan en el maillot de la regularidad. El eslovaco, que ya ha dado su primer palito a la organización -al final del vídeo- por su expulsión de la carrera en 2017, quiere recuperar una bonita tradición y subirse por sexta vez al podio de París vestido de verde. De todos los aspirantes, es el que mejor sube, por lo que sí necesitara sumar puntitos, tiene una ventaja importante. Pero, hablando de la Wolfpack como lo hacíamos antes, el quizá hombre más rápido de este Tour viste los colores del Quick-Step. Fernando Gaviria llega con mucho hype a la Vendée. Es un monstruo en las volatas, y su Giro 2017, con cuatro victorias lo demuestran. Sin embargo, el sprinter más en forma es holandés. Dylan Groenewegen suma ocho victorias en este 2018, y quiere seguir su trabajo donde lo dejó, tras ganar la etapa de París hace un año. No podemos obviar a Démare, que tendrá ganas de por fin ser regular en el Tour, un Mark Cavendish al que se le agotan las opciones de ser el más veces ganador de etapa en la Grande Boucle, un Michael Matthews que defiende su triunfo del año pasado, o los alemanes Kittel y Greipel, que no están dispuestos a perder terreno con los jovencitos confusos.

Vuelve dispuesto a vengarse. (foto: Philippe Lopez)

Y hablando de jovencitos, el maillot blanco del mejor joven tendrá una lucha interesante también. Por cualidades, Egan Bernal sería el favorito. Su exhibición en California como gran aval, pero su inexperiencia en carreras de tres semanas juega en su contra. Como gran alternativa está la baza española. Marc Soler, ganador de la París-Niza, podría tener serias opciones si cuenta con la libertad necesaria. Una pena que no vaya a tomar la salida Enric Mas, otro que bien hubiera sido capaz de luchar por vestir de blanco. Tiesj Benoot, cuarto en 2017 y mejor joven de la Tirreno del presente año, o las perlas Antwan Tolhoek y Soren Kragh Andersen completan la terna para subirse al podio de París como mejor menor de 25 primaveras.

Una semana para no perder la carrera y dos para ganarla. Los nervios del comienzo y las sensaciones del final. Hemos dicho muchas veces que el Tour, al final, acaba siendo la Gran Vuelta menos recordada de la temporada -de quién puede ser la culpa...-, pero no cabe duda de que su renombre sigue intachable. Vive le Tour!

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