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Vettel caminando hacia el paddock. (foto: AFP) |
Después de que en 2017 el Gran Circo de la Formula 1 no pisara suelo alemán, el pasado fin de semana el sonido de los monoplazas retornó al circuito de Hockenheim -que no acogía un Gran Premio desde 2016-, donde se preveía un ambiente festivo para el líder del Mundial, un Sebastian Vettel que llegaba "a casa" con todo de cara, algo que duraría poco.
Se las prometían muy felices en Ferrari tras un sábado en el que Vettel marcó la pole position, la quinta de la temporada, y más aún con la debacle del Mercedes de Lewis Hamilton. El coche del británico dijo basta durante la Q2 por un problema hidráulico, condenándole a salir el domingo desde la 14ª plaza. Un segundo triunfo consecutivo parecía muy posible para el alemán.
La primera mitad de carrera transcurrió sin demasiados movimientos, pero siempre con la mosca en la oreja que provocaba la amenaza más que seria de que comenzara a llover, como preveían los radares de todas las escuderías. Y llegó. En la vuelta 44, una lluvia intermitente en lo espacial y en lo temporal hizo temblar a unos y creer a otros.
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La lluvia ya había aparecido en los Libres. (foto: Charles Coates//Getty Images) |
Mientras pilotos como Alonso o Leclerc confiaban en que las gotas fueran a más y montaban intermedios para intentar el milagro, Hamilton, quinto en ese momento, se llenó de valor para cambiar sus gomas blandas, con las que comenzó la carrera, para vestir las ultrablandas, a pesar de lo resbaladiza que estaba la pista en ciertas zonas. Y le salió bien.
Con manos de lo que es a día de hoy, el mejor piloto de la parrilla -sí, si Alonso tuviera un coche mejor...-, Hamilton dominó las curvas y recortó tiempo a la cabeza, además de adelantar un puesto después del regalo que le hizo
el bueno de Verstappen. Su remontada hacia el podio era ya una realidad, pero tomó un mayor cariz cuando en la vuelta 52 un error incomprensible y en solitario de Vettel acabó con el
Cavallino Rampante impactando con las protecciones.
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Vettel se aleja de su monoplaza después del accidente. (foto: Sutton Motorsport) |
Casi llorando y tras golpear lleno de rabia su volante, Vettel pidió perdón a sus mecánicos. Con una patada al aire y una triste pasarela hacia el paddock, le perdimos la pista en lo que al día de ayer se refiere al que era líder hasta el momento del choque. Después de
uno de los Team Radio más contradictorios de la historia y con el Safety Car en pista, Bottas y Raikkonen completaron su paso por boxes y Hamilton asaltó la primera plaza para no soltarla hasta meta.
Cómo cambian las cosas en 24 horas. De la tristeza de Hamilton del sábado, arrodillado frente a su monoplaza, y la alegría del poleman Vettel, a un británico venciendo y recuperando el liderato del Mundial con un Seb destrozado tras sumar su primer cero de la temporada.
Mercedes vuelve a estar al frente de la tabla de pilotos y de constructores. Este fin de semana el GP de Hungría dejará paso a las vacaciones de verano para aficionados y profesionales de la F1, aún con la mitad del curso por delante, muchos kilómetros aún por completar, y pocos errores a cometer si se quiere ganar un Mundial.
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