LA FIESTA DEL FÚTBOL: MUNDIAL DE RUSIA 2018 (PARTE 1)



Ya se siente, se nota, se respira. Cada cuatro años, el panorama futbolístico y el mundo en general se paralizan durante un mes entero con el objetivo de disfrutar de la mayor cita deportiva (y probablemente también no deportiva) que existe. Ninguna consigue reunir más beneficios y espectadores. Ninguna une tanto a diferentes países, culturas y formas de vivir la vida y el deporte. Ha llegado el Mundial.


GRUPO A

RUSIA, ARABIA SAUDÍ, EGIPTO y URUGUAY pueblan el primero de los grupos.

Los rusos llegan a su cita en uno de sus peores momentos. El equipo de Stanislav Cherchesov no funciona, no conecta, y transmite realmente malas sensaciones a pocos días de que comience la fiesta. Un dato que refleja su situación, no gana dos o más partidos seguidos desde 2015, cuando consiguió una racha de cinco triunfos seguidos. Cherchesov desembarcó en la selección un año más tarde, tras la decepción en la Eurocopa.

El experimentado técnico dispone un 3-5-2, que para el Mundial se verá minado por las bajas. Entre ellas la de Ruslan Kambolov, que ha traído de vuelta del retiro internacional a sus 38 años a Sergei Ignashevich. Como el equipo está clasificado por ser anfitrión, se ha probado en la pasada Copa Confederaciones y en distintos amistosos contra selecciones como Argentina, Irán, Francia, Austria o Turquía, cosechando pésimos resultados. 

Sin los míticos hermanos Berezutski y con la etapa Arshavin, Pavlyuchenko y cía superada, aún se mantienen algunos nombres conocidos como el lateral zurdo Zhirkov, el jugador del Villarreal, Denis Cheryshev, el centrocampista Dzagoev o el portero Akinfeev. Sin embargo, el liderazgo del equipo lo sostienen los jóvenes centrocampistas Anton Miranchuk -su gemelo Alexey, delantero, también está entre los 23 elegidos- y Golovin junto a su máximo pistolero, el delantero Smolov, que ya le marcó un doblete a España en un amistoso en el mes de noviembre, y que se ha asentado gracias, en parte, a la grave lesión que sufrió Dzyuba, que cortó su momento y que también estará en el Mundial. Quién no estará es el también atacante Kokorin, que contribuyó con 4 goles a la clasificación de 2014, donde anotó un tanto más.

El objetivo realista es pasar la fase de grupos. Aunque el país anfitrión siempre se motiva especialmente en citas como estas, sería todo un éxito ya alcanzar la ronda de octavos de final, y más con el estado de forma con el que llegan a junio.


Doce años después, Arabia Saudí regresa a un Mundial y lo hace después de completar una gran fase de clasificación, en la que obligó a toda una Australia a asistir a la cuarta fase para ganarse su billete. Sin embargo, no lo hará con el técnico que le llevó al torneo, Bert van Marwijk, y ni siquiera con el que le sustituyó en primera instancia, Edgardo Bauza.

Juan Antonio Pizzi asumió a finales de noviembre el cargo. Bajo el mando del entrenador argentino, campeón 2016 de la Copa América Centenario con Chile, los saudíes acostumbran a jugar con un 4-2-3-1 y tratan de jugar un fútbol en el que la pelota es su principal argumento, al contrario de lo que hacían anteriormente.

Algunos de los nombres de sus mejores jugadores sonarán a los aficionados del fútbol español. No por sus goles o asistencias, pero sí por el sentimiento de randomismo que les embargó cuando en enero comenzaron a anunciarse sus fichajes por varios clubes nacionales. Salem, Al-Muwallad y Al-Shehri encontraron en Villarreal, Levante y Leganés su "perfecta preparación" (?) para el Mundial, resumida en 59 minutos disputados entre el trío (33 por parte de Salem y 26 de Fahad). Los tres constituyen la "columna vertebral" del conjunto de Pizzi, y junto al desparpajo de Al-Khaibari y los goles de Al-Sahlawi, serán las grandes amenazas saudíes. Al-Jassim y Abdullah Otayf vigilarán sus espaldas, mientras Omar Hawsawi y Osama Hawsawi coparán el centro de la defensa, con Motaz Hawsawi esperando su oportunidad. No son hermanos, ni primos, ni nada. Al-Briek y Al-Shahrani son los favoritos para empezar en los laterales, derecho e izquierdo respectivamente, mientras los porteros del Al-Ahli, Al Mosailem y Al-Owais, se disputarán quién se pone bajo palos, con el primero, de 34 años, partiendo con más opciones.

Pasar de dieciseisavos es tan utopía como sueño para los aficionados árabes, pero ellos creen que con "nuestro Messi", que no es otro que el mito (?) Fahad Al-Muwallad, y cía, todo es posible.


Todo un país salió a la calle el pasado 8 de octubre para celebrar la clasificación al Mundial. No era para menos, ya que se lograba 28 años después, prácticamente una generación no había visto a su selección entre las mejores. El gol definitivo lo anotó el jugador "más mejorado" en Europa esta temporada: Mohamed Salah. En Egipto, la situación de su héroe, que llegará entre algodones por su lesión en la final de Champions, es tema de conversación a todas horas. 

Un histórico se sienta en el banquillo de los faraones. Héctor Cúper ha dotado de estabilidad a la selección egipcia, formada mayormente por futbolistas que juegan en su país, gracias a una rigidez defensiva característica, con 18 goles encajados en 32 partidos, tan solo cinco en los siete partidos de camino al Mundial, en los que superó a Chad en la segunda fase y a Uganda, Ghana y el Congo en la tercera.

Es obvia la identidad de su mejor futbolista. Mohamed Salah es el alma de este equipo, pero está rodeado de jugadores también importantes. Destacan el experimentadísimo portero El-Hadary, que batirá todos los récords en este Mundial a sus 45 años, el central Hegazi, que este año descendió a Championship con el West Brom, el lateral Elmohamady, el centrocampista gunner Elneny -que viene de una larga lesión-, Mahmoud Hassan -apodado "Trezeguet" por su parecido con el ex delantero francés- o Ramadan Sobhi, jugador del Stoke City, entre otros. Sorprende la no presencia entre los 23 convocados de Ahmed Hassan, delantero del SC Braga que venía siendo un fijo. 

El propio Salah lo dice: "con mi estado de forma, la gente quiere que ganemos el Mundial". Parece un sueño irrealizable, pero pasar de grupos parece bastante posible visto el panorama. Será el primero de los objetivos de los faraones.



Poco se valora que un país tan "pequeño" como es Uruguay haya logrado sacar tantos buenos futbolistas y resultados en los últimos años. Otra generación de futbolistas muy dotados ha hecho vibrar a todos los uruguayos en la última época y quiere volver a hacerlo en Rusia, en la que puede ser la última cita de este tipo de algunos de los importantes.

"El Maestro" Tabárez dirigirá a la selección en su cuarto Mundial (1990, 2006, 2010, 2014 y 2018) después de lograr la clasificación de manera teóricamente cómoda, a pesar de sufrir tres derrotas seguidas entre noviembre de 2016 y marzo de 2017. Su Uruguay es uno de los equipos más reconocibles. Su juego se basa en la verticalidad y fortaleza como equipo en defensa y centro del campo, que aprovechan los de arriba para convertir sus ocasiones en goles.

La portería es de Muslera. El meta del Galatasaray ha sido uno de los inamovibles de Tabárez desde que se pusiera los guantes de la selección por primera vez en octubre de 2009. La defensa tiene dos nombres propios, y son colchoneros. La garra de Godín y Giménez es mayor aún si cabe cuando visten la celeste de su país. Por el lateral diestro, Guillermo Varela parece haberle ganado la partida y la posición a Maxi Pereira, y por el costado zurdo entrará el habitual Martín Cáceres. En el centro del campo, se espera que el "Cebolla" Rodríguez y Matías Vecino den ese trabajo defensivo, mientras el versátil Nahitan Nández y Rodrigo Bentancur son los encargados de dar la magia, más con la ausencia de Fede Valverde, que se unió a las de Fucile y Lodeiro, dos que hace años eran fijos. Y arriba, 110 goles esta temporada suman entre los cuatro elegidos. Luis Suárez y Cavani son fijos, pero Stuani y Maxi Gómez, que llegará al Mundial con apenas 4 internacionalidades, han demostrado que se puede confiar en ellos.

Podríamos incluir a Nahitan Nández en la lista de gente que se flipa por la frase "Uruguay puede salir campeón". Pasar la fase de grupos es una obligación para los charrúas, y a partir de ahí, los cuartos se podrían establecer como meta, ya que en unos presumibles octavos podrían tocar, con mayor seguridad, Portugal o España, dos selecciones a priori superiores.



GRUPO B

PORTUGAL, ESPAÑA, MARRUECOS e IRÁN forman parte del Grupo B.


Portugal llega al Mundial con el título de ser una de las favoritas, en parte por tener al actual Balón de Oro en sus filas, y por ser la vigente campeona de Europa. A pesar de que muchos renieguen de esa etiqueta, entre ellos su seleccionador, los lusos parten como una de las selecciones a batir.

Sin demasiada brillantez pero con efectividad, igual que en la Eurocopa. Así consiguieron los portugueses su billete para el Mundial. Después de caer en el primer partido en Basilea en septiembre de 2016, tuvieron que esperar a la revancha un año después en Lisboa para batir a Suiza y conseguir el pase en la última jornada de los clasificatorios, gracias a la diferencia de goles. Fernando Santos dirigirá su selección con un 4-4-2 y las contras como gran recurso.

Si hablamos de Portugal tenemos que hacerlo de Cristiano Ronaldo. Capitán, máximo goleador de la historia de la selección, y líder como pocos. A sus 33 años, esta puede ser su última oportunidad en un Mundial. A priori en esa disposición táctica le acompañaría André Silva en la delantera. A sus 22 años, no ha tenido un gran debut con el Milan y espera resarcirse en Rusia. Con el 4-3-3 podrían entrar Guedes, Bruno Fernandes, Gelson Martins o Quaresma en los costados. En el centro del campo, Bernardo Silva será el gran creador junto a João Mário. El primero se perdió la Eurocopa 2016 y el segundo fue uno de los mejores en el triunfo de Portugal, pero ahora triunfa Bernardo, campeón con el City, y sufre João, cedido en el West Ham por el Inter. William Carvalho será el encargado de frenar los ataques rivales y liberar a su compañero Moutinho, capaz de surtir de balones de calidad a los extremos o delanteros. Eso sí, me falta en la convocatoria Rúben Neves. El ex portista he hecho un temporadón en el Wolves, llevándolo de su mano de vuelta a la Premier League. Una dosis extra de calidad y juventud nunca viene mal.

En el eje de la zaga hay dudas de quién puede acompañar a Pepe, que a sus 35 años sigue siendo fijo. Bruno Alves, Rúben Dias, Fonte o incluso Ricardo Pereira se disputan el puesto. Raphael Guerreiro por la izquierda y Cédric Soares o Pereira por la derecha serán los protagonistas de los laterales. Sorprendió que ni Nélson Semedo ni Cancelo acabaran colándose entre los 23. En la portería, Rui Patrício es fijo. Pilar de la selección y del Sporting CP. Si hay algún contratiempo, ahí estará Anthony Lopes. El meta del Lyon supone un recambio de garantías.

A pesar de ser campeón de Europa, Portugal se pone como primer objetivo pasar de fase de grupos. Lo que decíamos de Uruguay se lo podemos aplicar a los lusos. Un claro partido a partido si se consigue ese pase a las rondas del KO.



Después de las pesadillas de Brasil y Francia, España quiere demostrar que ha recapacitado y ha sabido pasar la página más brillante de su historia. De hecho, está claro que desde la salida de Del Bosque, eso ha sucedido. Pero una buena actuación en el Mundial, incluso pudiendo sumar la segunda estrella, pueden confirmarlo.

Lopetegui no ha fallado a la esencia que en su día Luis Aragonés introdujo en el combinado nacional. Pon a los pequeñitos a jugar y que se diviertan. El famoso tiki-taka sigue funcionando. Desde su llegada al banquillo, España no ha perdido. Casi dos años sin derrotas de la selección, desde la caída estrepitosa ante Italia. La clasificación al Mundial fue prácticamente un paseo, concediendo solo un empate ante Italia, que quedó en anécdota en el partido de la segunda vuelta en el Bernabéu, donde Isco hizo magia y selló el billete español.

España ha tenido -y tiene- el privilegio de contar con la "columna vertebral" del mejor Barça de la historia y del Real Madrid de las tres Champions seguidas. Fútbol y gen competitivo mezclados y unidos, y este Mundial para ejemplificarlo. La alineación tipo que dispondrá el seleccionador está prácticamente clara. De Gea es uno de los mejores metas del mundo y un digno heredero de Casillas. Carvajal, si llega en condiciones, poblará el lateral derecho, aunque si no pudiera hacerlo, Odriozola, que hace año y medio jugaba en 2ªB, es un recambio fiable. Por el izquierdo, la bala Jordi Alba tiene el puesto garantizado. Laterales que casi son extremos. Defensas que son casi atacantes. Piqué y Ramos, tan distintos y tan iguales, formarán en el centro de la defensa, con los polivalentes Nacho y Azpilicueta esperando en el banco.

En el centro del campo, Busquets es la salida de balón, la pausa, y el último escollo a superar antes de la defensa. Las piernas largas del "pulpo de Badía" son pocas veces superadas si está al 100%. Su acompañante en el doble pivote que forma Lopetegui puede ser Thiago o Koke, con el del Bayern con más papeletas a día de hoy. Por delante, magia. Iniesta, Isco, Silva. Muchos sueños orgásmicos de los futboleros tienen a los tres como protagonistas. Si alguno falla, Asensio o Lucas Vázquez como recambios, o lo que es lo mismo, electricidad, desparpajo y calidad. Ambos pueden actuar también como falso nueve, la posición que trae más quebraderos de cabeza al seleccionador y a la afición. Diego Costa no parece adaptarse del todo al juego de toque, algo que sí caracteriza a las dos alternativas, Iago Aspas y Rodrigo. Móviles sin el balón y hábiles con él, pegan mucho con el resto del equipo, aunque el hispano-brasileño parece el favorito para salir como titular.

Lo más adecuado sería pensar con España lo mismo que con Portugal y Uruguay: pasar de grupos y prudencia. Pero el dominio que hasta 2012 impusieron los españoles, las sensaciones que transmite con el seleccionador vasco y la calidad y experiencia en grandes citas que atesora en sus filas hacen pensar que este conjunto no tiene techo. En España se cree posible que la segunda estrella se puede coser en Rusia.



Francia 1998 es, hasta este año, la última participación mundialista de Marruecos. Desde que en 2016 Hervé Renard asumiera el cargo, los marroquíes no han hecho más que ir para arriba. Campeón de la Copa África con Zambia y Costa de Marfil, su fracaso en 2017 con su actual selección no supuso ninguna variación en su futuro, y la solvencia con la que firmó su clasificación al Mundial dejan claro que fue una decisión acertada.

Renard ha asentado a su equipo bajo una gran solidez y un espíritu combativo. Si antes hablábamos de los pocos goles que encajó Egipto en la fase de clasificación, los marroquíes no recibieron ni un solo tanto en los seis partidos del Grupo C, donde estaban encuadrados con selecciones como Costa de Marfil o la Gabón de Aubameyang. Por eso, a pesar de ir de tapada, es una selección muy difícil de batir, y de hecho el día 10 de junio se cumplirá un año de su última derrota.

El técnico francés, un experto del fútbol africano, utiliza un sistema táctico muy versátil, con un 4-2-3-1 como seña de identidad pero que puede cambiar dependiendo de las fases y las situaciones del encuentro. Munir, portero del Numancia, se pondrá bajo palos a pesar de haber perdido su puesto en el equipo soriano esta temporada. Bono, meta del Girona, deberá esperar su oportunidad. Nabil Dirar, del Mónaco, y Achraf, del Madrid, ocuparán en principio los laterales derecho e izquierdo, respectivamente, con Benatia liderando el eje de la zaga junto a Saïss, que ha liderado la defensa del Wolves a la Premier.

Boussoufa y El Ahmadi formarán el doble pivote, dejando a Fayçal Fajr, ex Dépor y actualmente en el Getafe, en el banquillo. Por delante, Nordin Amrabat, Belhanda y Ziyech ponen la magia, el cambio de ritmo y la decisión en ataque. Ziyech es una de las claves en el Ajax y el creador de juego, Amrabat, conocido del fútbol español, que también puede jugar de nueve, es habilidoso y da carácter, mientras Belhanda aporta veteranía y calidad, que le llevó en 2012 a ser uno de los líderes del sorprendente Montpellier campeón de Ligue 1. Y ojo, que en el banquillo espera la calidad del jovencísimo Amine Harit (20 años, del Schalke), el hermano de Nordin, Sofyan Amrabat, o Mehdi Carcela, ex Granada. En la delantera, ante la imposibilidad de convocar a Munir El-Haddadi, Khalid Boutaib parte con ventaja sobre todo con Ayoub El Kaabi, y con el joven jugador del Málaga En-Nesyri, que entró a última hora entre los 23 elegidos.

Su futuro dependerá casi en su totalidad del primer partido. Si vence a Irán, puede soñar con dar la campanada ante Portugal y/o España y firmar un posible pase de fase de grupos sorprendente. Los de Renard tienen claro su plan, solo falta aplicarlo.


Por primera vez en su historia, la República Islámica de Irán disputará dos Mundiales consecutivos. Los de Carlos Queiroz, que cumple siete años en el banquillo iraní, se clasificaron sin apuros en el Grupo A de la fase asiática, por delante de Corea del Sur, sin perder y encajando solo dos goles en diez partidos.

Lo normal es pensar que Irán es un equipo defensivo, pero eso está lejos de la realidad. El combinado iraní ha evolucionado hacia ser un cuadro más peligroso en ataque que antaño. Queiroz ha pasado del 4-2-3-1 a un 4-3-3 o un 4-1-4-1, buscando ser protagonista con la presión al rival para incomodar su avance. "Hemos mejorado mucho", en palabras del propio seleccionador portugués.

¿Por qué es mejor el ataque en Irán que hace cuatro años, por ejemplo? Porque los delanteros son mejores y Queiroz se ha adaptado a ello. Reza Ghochannejad, Karim Ansarifard, Saman Ghoddos, Sardar Azmoun -que será el 9 titular-, Mehdi Taremi -máximo goleador de la liga iraní dos años seguidos- y el máximo goleador de la Eredivisie 17-18, Alireza Jahanbakhsh. Estos tres últimos parecen los señalados a ser titulares. Experiencia y juventud se mezclan en el centro del campo, con Hajsafi-28 años, 93 veces internacional- y Masoud -34 años, 73 veces- como teóricos titulares, llegando el ex Osasuna al Mundial después de ver como le retiraban una curiosa sanción. Su acompañante está destinado a ser el joven de 21 años Saeid Ezatolahi, que pasó por la cantera del Atleti, pero no estará presente en el vital choque inicial por ver la roja en un partido clasificatorio. Su sustituto sigue siendo la gran duda, entre Dejagah -que solo ha jugado un choque esta temporada- y Ebrahimi estará la elección.

Pero si de dudas hablamos es en la defensa donde hay que centrarse. El veterano Pejman Montazeri, de 34 años, no tendrá a su lado a su compañero habitual, Jalal Hosseini. Mahid Hosseini le ha quitado el sitio a uno de los líderes de la selección a sus solo 21 años, pero tampoco apunta a ser titular. Morteza Pouraliganji es el favorito para acompañar a Montazeri en el eje. En los laterales, Ramin Rezaeian y Milad Mohammadi son indiscutibles. En la portería tampoco hay discusión, Alireza Beiranvand, de 25 años, es el elegido por Queiroz. Peculiar su historia. El ahora meta del Persépolis de Teherán, que posee el récord de saque más largo con la mano, tuvo que luchar contra su propio padre para poder ser futbolista. En varias ocasiones ha declarado que su sueño es "jugar para un grande de Europa, me gustaría el Liverpool o el PSG".

Como Marruecos, el futuro de los iraníes en este Mundial dependerá del resultado que cosechen en su duelo del primer partido. Solo la victoria valdrá si quieren conseguir dar la sorpresa ante el dúo de la Península Ibérica.

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