DE SEDANO A PACO

Sedano aplaude al Palau. (foto: FC Barcelona)

Entre el ruido que formaban en la mañana del 13 de junio los ministros, seleccionadores y presidentes, un hombre se sentó en una abarrotada sala de prensa del Palau Blaugrana para confirmar lo que todos sospechábamos y que nos va a costar asimilar.

Con Paco Sedano se va la penúltima parte del trío que compuso la esencia de ese Barça de fútbol sala que dominó el panorama nacional y continental. Primero se fue Javi Rodríguez, luego Jordi Torras y ahora el guardameta. Con ellos, junto a otros como Sergio Lozano, la sección culé del 40x20 pasó de ser un equipo que recién se había asentado en el profesionalismo y en División de Honor a ser un club ganador, que paseó con orgullo la bandera azulgrana por los pabellones de Europa mientras los compañeros del fútbol hacían lo propio por los estadios.

Un Mundial, dos Eurocopas, Tres UEFA Futsal Cup, tres Ligas, tres Copas, cinco Copas del Rey y muchos premios individuales, como el de mejor portero de 2017, adornan su palmarés de veinte años como profesional, once en el Barça. A Sedano nunca le ha gustado llamar la atención. Mientras las (pocas) fotos que se lleva el fútbol sala eran para alguno de los otros cuatro mencionados, o los goles de Wilde o Fernandão, el portero mostoleño se iba al suelo para alejar cualquier intentona rival y volvía a ocupar su sitio entre palos con la misma cara, frío, como el que va a su trabajo y hace lo que tiene que hacer como un acto más, o se pegaba al palo como una prolongación de este, despejando el esférico, y manteniendo siempre esa cara de concentración.

Wilde, Gabriel y Sedano tras conquistar una Liga. (foto: LNFS)

Como los buenos vinos, Sedano ha ido mejorando con los años, y ha mantenido todo este modus operandi como su seña de identidad. La evasión, la tranquilidad, el silencio, la decisión. En una etapa dominada por los Ricardinhos y los Inter y en la que los culés han perdido un poco el rumbo, La Muralla Mostoleña, como lo llaman algunos, se ha agrandado hasta ganarse a pulso el reconocimiento de todo el mundo del fútbol sala y retornar a las convocatorias con la Selección, siendo titular en el Europeo de Serbia en 2016, por delante de dos gatos como Jesús Herrero o Juanjo, al que también ha mantenido en la banqueta en el Barça a la vez que lucía el brazalete de capitán.

En enero nos trajo un regalo de Reyes adelantado, anunciando su renovación hasta 2020, cuando cumplirá 41 años. Cualquier otro futbolista, otro deportista, habría sido puesto en duda por la relación competitividad-edad, pero no Sedano. Cinco meses más tarde, ha comprendido que es la hora de volver a ser Paco. Una mujer y una hija de 12 años le esperan impacientes en la capital, junto con los pupitres y las pizarras de colegio e instituto, donde seguirá enseñando. "Ha llegado el momento de estar cerca (...), no quiero engañar al Barça, tengo 38 años y la cabeza en Madrid".

Sedano con los Dracs tras un partido en el Palau. (foto: FC Barcelona)

Desgraciadamente, hoy podría ser su último partido. Movistar Inter tiene la oportunidad de proclamarse campeón y aumentar su hegemonía, esa que un día el Barça refrendó con las paradas del mostoleño, si vence en el Palau, ese pabellón que tras la finalización de esta temporada acogerá en su techo la primera camiseta de un jugador de fútbol sala, la del 28 de Sedano. Como una leyenda. Como lo que es. Bajo palos estará él para intentar alargar, aunque sea, un partido más la serie. Los ánimos de los siempre fieles Dracs y de todo el pabellón, junto con el de un servidor desde la televisión, serán mayores si cabe con el objetivo de que Sedano tarde un poquito más en volver a ser Paco.

Gracias, Sedano. Gracias, Paco. Gracias, y hasta luego.

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