MÁS CICLISMO QUE NUNCA

Froome celebrando su victoria en Bardonecchia. (foto: Giro)

No quería hacer una entrada sobre el Giro hasta que se pusiera el punto y final en Roma, pero esta etapa 19 del viernes ha sido todo un regalo, una oda al ciclismo y al espectador, y por ello no podía dejar pasar la oportunidad de dedicarle unas únicas y exclusivas líneas.


Aunque no se entendería lo de hoy sin lo sucedido menos de 24 horas antes en la subida a Prato Nevoso. En 101 ediciones, la Corsa solo había visitado anteriormente en dos ocasiones este tendido (6,9% de pendiente media) pero largo puerto, de casi 14 kilómetros. Por eso, nada hacía presagiar que el "patrón" de este Giro tuviera algún mínimo titubeo para ver recortada su diferencia y mucho menos perder su liderato. Pero Simon Yates sufrió. Después de exhibirse en el Etna, en el Gran Sasso d'Italia y en Sappada, y de mantenerse en Zoncolan, el británico dio por primera vez muestras de sufrimiento en un puerto menor.

En apenas dos kilómetros se dejó 28 segundos, desde el primer ataque de Miguel Ángel López, y sobre todo del de Dumoulin y la insistencia de Froome y Poels (hasta que se coló en una curva), hasta meta. Con ellos llegaron Pozzovivo, que supo agarrarse a su rueda una vez más e incluso acabar por delante del holandés y del británico de origen keniata. En 2000 metros, Yates pasó de ser el capo inquebrantable de este Giro a un vulnerable líder con otros 28 segundos de renta sobre el segundo clasificado, Dumoulin. Y ante una etapa como la 19, eso se presumía poco.

Y vaya si lo era. 39km/h de velocidad media en la primera parte de la etapa y en un terreno montañoso dejaban claro que esto no era un simulacro. Para ese momento, ya se habían bajado de la bici algunos como Vasil Kiryienka, Vervaeke y Fabio Aru. El gran rendimiento del italiano en la crono posterior al último día de descanso será un misterio hasta el fin de los días. Astana intentó imponer en Finestre su orden para Miguel Ángel López con el ataque de Luis León Sánchez, pero resultó estéril. Finalmente fue el Team Sky quien impuso su ley. Modo Tour en el Giro. Primero Puccio (que nunca había hecho una subida como la de hoy) y luego el galo Elissonde hicieron que antes de cualquier ataque, la Maglia Rosa cediese del grupo de privilegiados. Ni la ayuda de sus compañeros le permitió volver. Atufado.

Tras dos primeras semanas casi perfectas, se derrumbó el líder Yates. (foto: Giro)
Muchos se podían esperar que el Team Sky se pusiera en este modo para dinamitar la carrera. Pocos (o ninguno) que Froome, siempre escondido en el trenecito para lanzar su ataque en los últimos momentos, lanzara un demarraje a más de 80 kilómetros de la línea de meta. Antes incluso de llegar al sterrato del temido puerto, este año Cima Coppi de la carrera. Resistieron a la vista tan solo Dumoulin, Carapaz, Miguel Ángel López y Pinot, pero a 15 segundos de Froome. El de Sky, criticado por haber acudido al Giro con la investigación por dopaje en marcha, estaba inmolándose al tan venerado estilo Contador. Llegó a la cima con 42'' sobre el cuarteto, 2'14'' sobre el grupo de Pozzovivo y más de 11 minutos con el de Simon Yates. La sombra de lo que venía siendo los 17 días anteriores. Dumoulin ya era Maglia Rosa virtual.

En el descenso del puerto, Froome aumentó en prácticamente un minuto su diferencia. A López y Carapaz no les dio el aire en la cara, más preocupados por la Maglia Bianca que por buscar mayores pretensiones, y Pinot se escudó poco a poco en Reichenbach, que llegó desde atrás para dar unos pobres relevos. Dumoulin, solo ante la causa. Al coronar Sestriere, Froome era prácticamente líder virtual. Dumoulin había perdido la Maglia sin tenerla. 2'45'' al coronar el tercer puerto del día para el grupo del holandés y 5'05'' para el de un Pozzovivo hundido, donde la única buena noticia era el sorprendente joven Ben O'Connor... que se fue al suelo en el descenso del puerto y acabó abandonando.

Dumoulin, acompañado y solo a la vez. El grupo de perseguidores de Schrödinger. (foto: Giro)
A 33 km, buscando la subida final a Bardonecchia-Jafferau, Froome se vestía virtualmente de rosa. Había comenzado el día a 3'22'' de la Maglia. En ese momento, el hombre que la tenía estaba a más de 20 minutos. Con 3'21'' de ventaja sobre el grupo de Dumoulin llegó Froome al pie del puerto, y con más de 7 minutos sobre Pozzovivo. 7 km al 9,7% por delante. Pero el británico no flaqueó. Siguió su ritmo y mantuvo la épica intacta con cada pedalada, lo que llevaba haciendo desde hacía 70 km antes. Por detrás, Dumoulin vio como sus "compañeros" de grupo se sacaban la careta de forma definitiva y lo atacaban sin piedad. 

El tulipán, a su ritmo, acabó cazándolos hasta en dos ocasiones, desistiendo a pocos metros de meta, cuando a Carapaz le dio el aire por primera vez en el día y aprovechó para llegar a 2'59'' y sacar unos valiosos (?) 12 segundos por la Bianca a López. Entremedias, a 3'05'' llegó Pinot, y a 3'21'' Dumoulin, manteniendo así la ventaja que le separaba de Froome al comienzo de puerto a la vez que la honradez de haber corrido para intentar ganar todo el día. Para ese momento, el ciclista del Team Sky ya había levantado con rabia sus brazos en meta, en la que ha sido, hasta el momento, la victoria más significante de su carrera. La que todos recordaremos. Ningún triunfo de los cosechados en sus cuatro Tours se acerca ni a la suela de este. Ni de lejos. Ni de muy lejos.

Ojalá espectáculos así en el Tour. Si va, o le dejan ir. (foto: Giro)
Faltan dos etapas y Chris Froome es líder. Dumoulin, que comenzaba el día a 28'' de Simon Yates, lo termina sacándole más de 35 minutos. A 38'51'' de Froome llegó el británico. Pero, cosas del destino (o del ciclismo), el holandés está a 40'' del liderato, y lo que es peor, absolutamente solo. El tercero es Pinot, a más de 4 minutos, y visto lo visto, él, López y Carapaz (la revelación del Giro, eso sí) prefieren luchar por ver quién es el mejor perdedor. Damos gracias que algunos no son así.

Rondando ya el tiempo de añadido, Froome se ha vestido de Rosa y parece que ya no lo va a soltar. El mundo ciclista se pregunta si debería estar en Italia. Por lo pronto, si no hubiera estado lo de hoy no habría sucedido. Ahora si gana el Giro (y veremos el Tour), el marrón y la vergüenza si se demuestra definitivamente el positivo, caerán totalmente sobre la UCI y de nuevo sobre esta belleza llamada ciclismo.

PD: Viva el ciclismo, el de la carretera, como lo que es, ciclismo. Un deporte de fondo, de resistencia, de ataques y de sprints, de largos días de lucha contra uno propio y contra los demás. Fuera los enemigos del ciclismo, y más si están dentro de un coche dirigiendo a uno de los equipos, o en una cabina de retransmisión dejando el producto que vende como una broma.

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