SAGAN SE CONVIERTE EN DIABLO

Sagan alza los brazos en la línea de meta del velódromo de Roubaix. (foto: Bettini Photo)

Críticas, piques y acusaciones, todas acentuadas con su ataque "para la galería" en el Tour de Flandes, se vinieron ayer abajo de un plumazo en el camino de Compiègne a Roubaix. Peter fue más Sagan que nunca para conseguir la carrera que más deseaba, y que más queríamos ver nosotros, los aficionados, cómo ganaba.

El comienzo de la edición número 116 de "l'Enfer du Nord" se asemejó bastante al de sus predecesores. Hasta nueve ciclistas lograron colarse en la escapada del día, con el español Marc Soler, reciente ganador de la París-Niza, como gran atractivo, aunque no sería él el gran protagonista de entre los fugados. Mientras, por detrás los nervios y la dificultad del terreno tan bello como peligroso, propiciaban numerosas caídas, como las del campeón belga Oliver Naesen, gafado en este 2018, o los problemas mecánicos del campeón francés Arnaud Démare.

Geraint Thomas, uno de los afectados por las caídas. (foto: Getty Images//Tim de Waele)

A unos 90 kilómetros para el final, con un pelotón reducido, se produjo el primer movimiento táctico relevante de entre los favoritos en el legendario tramo de Arenberg. Mike Teunissen (Team Sunweb) aumentó el ritmo, que siguieron Philippe Gilbert (Quick-Step Floors) y Nils Politt (Katusha-Alpecin). 15000 metros, más o menos, tardaron los hombres de BORA - hansgrohe, Oss y Burghardt para ser claros, en dar caza y aguar las aspiraciones de otro épico triunfo de Gilbert, como el conseguido en Oudenaarde en 2017.

Los corredores atravesando Arenberg. (foto: Getty Images//Tim de Waele)

Quick-Step se mantuvo en sus trece de meter a un hombre entre los de cabeza y el siguiente fue Zdenek Stybar. Con los fugados a algo más de un minuto, el campeón checo suponía la penúltima punta de lanza de la "Wolfpack", antes de que entrara en acción el ganador del último Tour de Flandes, Niki Terpstra. Pero, de nuevo, los hombres de BORA estuvieron muy atentos para aniquilar los esfuerzos del equipo belga.

Con los restos de la fuga prácticamente absorbida, Van Avermaet intentó un ataque en el asfalto a 57 kilómetros del final. El ataque del ciclista belga de BMC, no encontró futuro pero sí una respuesta categórica. Sagan se quitó la aureola y se puso los cuernos. El eslovaco subió el ritmo, Van Avermaet miró para atrás, el Team Sky, con dos ciclistas, no se apuró, y "Peto" puso la directa. En tres kilómetros logró alcanzar a los tres supervivientes de la fuga, Jelle Wallays (Lotto Soudal), Sven Erik Bystrom (UAE Team Emirates) y Silvan Dillier (AG2R).

Sagan con sus compañeros de cabeza de carrera. (foto: ASO//Pauline Ballet)

Por detrás se organizó la persecución, con el EF - Education First Cannondale Drapac como el equipo comandante, con Phinney y Vanmarcke, junto a Van Avermaet, Terpstra, Van Aert y Stuyven, estos dos últimos que habían intentado un ataque para cazar a Sagan sin éxito. Con menos de 30 kilómetros a meta y ya superado Mons-en-Pévèle, Sagan y Dillier se quedaron como únicos hombres en cabeza y la ventaja empezó a asentarse en torno al minuto con los perseguidores. El campeón suizo y el campeón del mundo se entendieron a la perfección, y solo comenzaron a perder terreno cuando parecía obvio que la victoria se la jugarían entre ellos.

Con la entrada al Velódromo, parecía una quimera pensar que Sagan no vencería en velocidad a un rival con más de 200 kilómetros de fuga en sus piernas, y el eslovaco no dio opción a la sorpresa. A 150 metros de la línea de meta inició el sprint y venció con facilidad a un más que meritorio y aplaudido Dillier que aguantó ante una batería de excelentes clasicómanos, para volver a ver la foto del campeón del mundo alzando los brazos en Roubaix 37 años después de que lo hiciera Hinault, y de paso dar un golpe en la mesa dedicado a todos los que le han criticado, o habían olvidado que de su mano va el espectáculo y que con él ganando, gana el ciclismo.

Primera piedra y segundo monumento para "Peto". (foto: ASO)

Terpstra, que demostró tener piernas y fuerza, llegó tercero, distanciado del resto de perseguidores. Esta vez el plan no sonrió al holandés, pero puede irse más que contento con su temporada de clásicas. El grupo perseguidor entró encabezado por Greg Van Avermaet, que cierra las clásicas de Flandes con un triste bagaje, ninguna victoria y este cuarto puesto como el mejor resultado, después de un 2017 lleno de alegrías que contrasta totalmente con 2018. Con él entraron Stuyven, que con otra gran actuación completa su sexto Top 10 en seis clásicas en este año, y un Sep Vanmarcke que, bueno, en 2019 será... o no. La valentía del belga (no precisamente ayer, más desaparecido) en esta primavera, tampoco correspondida.

Pocas cosas más gratificantes y significantes existen en la historia del ciclismo que cruzar primero la línea de meta del Velódromo de Roubaix vestido de arcoiris. Ayer, Peter Sagan se convirtió en el quinto en toda la historia en hacerlo. El último fue Bernard Hinault en 1981, antes también lo hicieron Rik van Looy en 1961 y 1962, el mito Eddy Merckx en 1968 y Francisco Moser en 1978. El eslovaco sigue escribiendo páginas de oro en su carrera deportiva, acercándose un poquito más a la inmortalidad.

Goolaerts coronando el Kapelmuur el pasado fin de semana en De Ronde. (foto: @Goolie94)

El último párrafo de esta entrada tiene que ir obligatoriamente para alguien que ha copado los recuerdos y tristezas de todo el que ama la bicicleta en estas últimas 24 horas. Anoche fallecía en un hospital de Lille el belga Michael Goolaerts, ciclista del Veranda's Willems de 22 años, tras sufrir un infarto en plena carrera, que le provocó una dura caída en un tramo de aparente facilidad. Michael conoció el cielo en el infierno del norte. Descanse en paz.

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