|
Momento en el que el árbitro pita penalti a favor del Real Madrid. (foto: AFP) |
Algo raro pasaba en las calles de Chamartín. Ese no sé qué poco común en las noches europeas que tan bien domina el
Madrid. El pinchazo del Barcelona la noche anterior estaba muy presente en la
mente de los madridistas. Al final, la situación no era muy distinta. Ambos
equipos traían una clara ventaja de la ida. Pero los nervios estaban ahí. El
Madrid es conocedor de que la Juventus es de esos equipos a los que nunca
puedes dar por muertos y, de hacerlo, el muerto eres tú.
En Turín no se había puesto el punto final de estos cuartos y La Fidanzata d’Italia tenía mucho que
decir todavía. El Madrid salió al campo con Isco y Bale acompañando al Comandante,
dispuestos a no dejar que la defensa rival disfrutase de la noche. Sin embargo,
antes de que estos pudiesen tocar el balón, los blancos se encontraron con un
gol de Mandzukic. Escaso era el minuto dos y millones de corazones en el mundo
se sobrepasaban de revoluciones. El golpe fue tremendo y la reacción de los de
Zidane no estuvo a la altura del momento.
Esta vez fue la Juve la que se vistió de tiburón blanco. Vio a su rival herido,
muy sorprendido ante tal escenario, y no dudó en ir a por él. Cuando por fin el
Madrid comenzaba a dar sus primeros aletazos la bestia se volvió contra ella.
Minuto 37 y Mandzukic ponía el 0-2 en el marcador. La memoria de la histórica
remontada de la noche anterior del otro equipo italiano se volvía sobre el
cerebro de todos los madridistas. El mundo se congeló. El Bernabéu se calló.
|
Mario Mandzukic celebra su segundo gol. (foto: EFE) |
Pero Zidane habló por ellos. Entraron Lucas y Asensio por Bale y Casemiro para hacer que lo que los italianos habían conseguido en la primera mitad se quedase en eso, 45 minutos de gloria. El Madrid salió con otra cara, más sonriente, acompañada de un juego más atrevido. Pero Keylor Navas, presa de los nervios durante el choque, cometió un importante error que le costó el tercer gol en contra a los blancos. La eliminatoria estaba igualada y el delirio en las gradas donde estaban los aficionados blanquinegros hacía temblar el Bernabéu.
Con la prórroga asomando la cabeza, Zidane habló de nuevo. Quitó a Modric,
que estaba tocado, y metió a Kovacic. El Madrid perdió a su brújula y,
consecuentemente, algo de control en el juego. Pero ganó velocidad y
verticalidad. Los últimos minutos se pintaron de blanco. Con más corazón que
cabeza, con más garra que fútbol, el actual campeón de Europa respondió como
pudo a todos los golpes que le había estado dando el conjunto italiano.
La historia se repite y el 93 llegó para salvar al Madrid de la catástrofe.
Lucas Vázquez fue desequilibrado en el área por Benatia. Con el pitido del árbitro señalando la pena máxima el equipo visitante se volvió loco. Es o no es penalti, la duda eterna. Cristiano Ronaldo cogió el balón con firmeza, enfrentándose
a otro momento decisivo. Mientras, 6 minutos de protestas en los que los
italianos se comieron al árbitro. 6 minutos en los que hasta Gianluigi Buffon,
que vio la roja, se enfrentó al colegiado. Los italianos gritaban; los madridistas se
mordían las uñas en casa y en el Bernabéu animaban al que podía convertirse,
una vez más, en su héroe. En todo este proceso, ahí estaba él, con su mejor
amigo, el balón. Le sobraba confianza. El portugués tiró el penalti como solo
él sabe hacerlo: a la escuadra, sin dudar. Imparable.
|
Cristiano Ronaldo anota el penalti que clasifica al Real Madrid a las semifinales. (foto: Prensa Libre//AFP) |
El partido visto anoche quedó en un segundo plano, viéndose superado, una vez más, por la polémica. Buffon, un señor con tantos años de experiencia, llegó a comparar el corazón del árbitro con “un cubo de basura” tras el partido. Pero el capitán, de cuyo enorme corazón no dudamos, sabrá rectificar. Hacerlo es de sabios y no hay dudas de que Gigi es uno de ellos. Además, y aquí no hay debate, el veterano no se merece una despedida así.
Comentarios
Publicar un comentario