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Cristiano agradece los aplausos a la afición de la Juve. (foto: Getty Images) |
Le hemos visto intentarlo diez, o veinte, o quizás más veces. Pero, al fin, anoche, Cristiano, en su realidad actual de asesino del área, hizo bueno su primer nombre y consiguió ascender a los cielos de Turín, aterrizando en la tierra con una sonrisa de satisfacción por primera vez con la camiseta blanca. Justo cuando el Real Madrid más lo necesitaba.
Cristiano Ronaldo ha hecho de la chilena, un movimiento inusual a la par que inverosímil, un disparo recurrente en su arsenal, como sus formidables actuaciones cuando llega el mes de febrero. Un gol como el logrado ayer en el minuto 64 era lo que necesitaba el portugués para hacer olvidar unos tristes primeros cuatro meses de temporada, adjetivo ("triste") que bien sí define su inicio liguero, no responde al europeo. De ser el jugador que más tiros falla de Europa, con 16 goles (1 en un choque de Supercopa de España, 4 en quince de Liga, 2 en dos del Mundial de Clubes y 9 en seis de Champions) en sus primeros 24 partidos, muchos para cualquier futbolista, pero no para Cristiano, y ser considerado un estorbo y estar acabado, ha pasado a las 21 dianas (5 en tres partidos en Europa, 16 en nueve en Liga) en 12 partidos, necesitando 42 lanzamientos a portería en encuentros ante, por ejemplo, rivales de entidad como Valencia, PSG o la propia Juventus.
De la mano de Cristiano, el Real Madrid ha ido a más. Desde el 21 de enero, victoria liguera ante el Deportivo por 7-1 en la que el portugués dejó dos goles, los Blancos con Cristiano han perdido tan solo dos puntos en Liga en su presencia, en el Ciutat de Valencia, siendo sustituido con 1-2, y no han vuelto a perder. Sin él, derrotas ante el Leganés, tres días después de jugar ante el Dépor, en el Bernabéu para quedar fuera de Copa (y tocar fondo) y en Cornellá ante el Espanyol en Liga. No es casualidad. El de Madeira ha mejorado a sus compañeros con su acierto, sus inteligentes movimientos, sus goles y sus asistencias. Porque ayer el pase del 0-3 de Marcelo es suyo. Porque cuando está bien, Cristiano es más que gol, el Madrid es más Madrid y da igual si le pones al lado a Benzema, a Isco, a Bale, a Asensio o a Lucas.
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La espectacular chilena de Cristiano, vista desde la portería de Buffon. (foto: AFP) |
Palabras como estas toman su sentido cuando el Real Madrid sufre contra la Juventus, pero "por culpa" de Cristiano ya va ganando antes de que todos los aficionados tomen asiento, de que los equipos muestren sus cartas sobre el tapete. Y más cuando toca su, prácticamente, segunda pelota con peligro en todo el partido, y logra su "gol que nunca marcó" particular, que llevó a unos al éxtasis y a otros a la desesperación total, tiró por la borda todo el esfuerzo de una Vecchia Signora que por momentos pudo empatar (Keylor Navas al rescate en el otro área) pero se inmoló en defensa, y levantó a todo el Juventus Stadium, rendido a aplausos y muestras de incredulidad ante un gol para la historia que pensábamos que nunca veríamos.
Cristiano Ronaldo ha puesto al Real Madrid a tiro de piedra de su octava participación consecutiva en unas semifinales de la Champions League. A tan solo tres pasitos de conquistar el trofeo fetiche de equipo y jugador. La figura del portugués llegó hasta los cielos de Turín anoche, y no tiene pensado bajarse de ella por muchos, muchos años.
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