ANFIELD REGRESA A LAS GRANDES CITAS

Le vale con un instante para marcar la diferencia: Mo Salah. (foto: UEFA)

Diez años después el Liverpool jugará unas semifinales de Champions League. Una década que ha supuesto una eternidad para un club con cinco Copas de Europa y mucha historia noble por detrás. Ayer en el Etihad Stadium, o City of Manchester para los puristas, los reds se sacaron los complejos de una larga era de sombras para volver ver las luces más brillantes.

En otros días, en otras épocas, en otros momentos, el Liverpool hubiera sucumbido ante la disposición del City de Guardiola en el día de ayer. El técnico catalán sorprendió a propios y extraños con un once sin Agüero. El Kun no jugó la ida por lesión, y se esperaba que fuera la punta de lanza en la vuelta, tras disputar un cuarto de hora en la derrota ante el United en Premier. Sin el argentino, Pep planteó un ataque de mucha velocidad, desborde y movilidad, con Sterling y Gabriel Jesús moviéndose por todo el frente atacante, y Sané y Bernardo Silva buscando el uno para uno en bandas, llegando hasta el medio. Por detrás, un De Bruyne espectacular, como en casi todas sus actuaciones este año, y unos notables David Silva y Fernandinho. Todo esto parecía que llevaría a la remontada a los citizens, más aún si le sumamos que en el minuto 2 ya ganaban 1-0, por medio de Gabriel Jesús, en una mala salida de balón red. Pero la poca pegada, la polémica, con un gol mal anulado a Sané, y sobre todo, una buena defensa del Liverpool, le dieron la espalda al Manchester.

Gabriel Jesús hizo creer a la parroquia skyblue. (foto: UEFA)

Catorce disparos del City, que parecen pocos visto lo visto, contra dos, muy tímidos, del Liverpool. El dominio de los de Guardiola era total, controlando todas las parcelas del juego sin entrar en la desesperación y el nerviosismo, a excepción de Ederson, que tras un lance de Mané con Otamendi, empujó al delantero red en varias ocasiones, quizá recordando el incidente en Premier entre ambos. La presencia en el área rival era constante y sus tres hombres de atrás en el día de ayer (Walker-Otamendi-Laporte), apenas tuvieron que intervenir en tareas defensivas. Pero todo se diluyó en la segunda mitad. Y quizás la explicación esté en lo que sucedió al descanso. Guardiola explotó contra Mateu Lahoz por el gol no concedido a Sané y en los vestuarios el trencilla español le enseñó la cartulina roja. Sin su faro, sin su guía, el City perdió el rumbo, algo que los de Klopp supieron aprovechar. Tras la salida del túnel, los reds revirtiendo la fuerte presión con la que iniciaron los de Pep, consiguiendo más pelota, menos defensa y por lo tanto menos sufrimiento. Esto último lo consiguió en especial dotado de lo que ayer pecó el City, pegada. El Liverpool convirtió dos goles en sendos disparos a puerta.

Salah y Firmino, con la imprescindible colaboración de un gran Mané, fueron los autores de los tantos. Parece que no están pero siempre aparecen. El egipcio lo hizo cuando más se le necesitaba para anotar otro importante gol (y van 39) tras una buena jugada colectiva, en la que acabó percutiendo con Mané y aprovechando un rechace, tras un excelente cambio de ritmo del senegalés, para empatar. El brasileño fue uno de los pocos que dio sentido a cada balón que tocaba en el primer acto y cumplió en defensa. En los segundos 45 minutos llegó su gran impacto en el encuentro con su cambio al flanco izquierdo del ataque, robando un balón en la salida citizen a Otamendi y definiendo con clase al palo largo. El City no bajó los brazos en ningún momento, pero no supo encontrar la reacción necesaria para volver al partido.

El Liverpool es más equipo que nunca. (foto: UEFA)

El Liverpool no entendería este 1-2 sin el trabajo de sus hombres de atrás. El centro del campo red reculó mucho, prácticamente a la altura de los zagueros, y consiguió aguantar las embestidas de los skyblues. Wijnaldum tenía el papel de sustituir al capitán Henderson, y acabó resolviendo con una gran actuación, acompañado de unos buenos Milner y Oxlade-Chamberlain. El centro del campo red se asienta definitivamente sin Coutinho. Van Dijk, al margen del error en el gol, y Lovren supieron completar otra gran actuación defensiva, para dejar atrás los fantasmas de la débil defensa del Liverpool. Solo un gol encajado en 180' ante toda una máquina de hacerlos como el City. Y por los costados, Alexander-Arnold y Robertson demostraron volver a ser un acierto en trabajo de cantera y en fichaje tapado, respectivamente. El canterano supo contener muchos movimientos del eléctrico Sané y el escocés estuvo de nuevo bien plantado ante las acometidas de Bernardo Silva.

El cambio de posicionamiento de Klopp en el descanso le hizo reír el último. (foto: UEFA)

Toca reflexionar, nuevamente, en el seno de un Manchester City que se ha paseado por la competición doméstica, pero en el momento de la verdad en Champions no ha podido contra un rival de su liga. Los reds no se dejaron cazar en la trampa del Etihad Stadium y vuelven a estar entre los cuatro mejores conjuntos de Europa. Y si...

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