LA JUSTICIA MÁS CRUEL

Ricardinho, primer portugués en alzar el trofeo de la Futsal EURO (foto: UEFA)

La Selección Portuguesa de Fútbol Sala repitió la proeza que había realizado su homóloga de Fútbol hace dos años, conquistando su primer Europeo contra todo pronóstico. Ricardinho fue el líder de un equipo sólido, que mezcló la juventud y la experiencia, y que pudo con una irregular pero mejor España en la final.

A diferencia del cuadro liderado por Cristiano Ronaldo en la Eurocopa de Fútbol de 2016, el de Ricardinho se mostró cada vez más y más fuerte y mejor equipo a medida que las rondas avanzaban. Aunque, caprichos del balón, ambos consiguieron el mismo codiciado premio. Por algo, Portugal fue la única selección que ganó sus dos choques en fase de grupos (4-1 a Rumanía y 3-5 a Ucrania) y avanzó con rotundidad hacia la final (8-1 en cuartos ante Azerbaiyán, 2-3 en semis ante Rusia). El camino contrario tomó España. La campeona sufrió para pasar de fase de grupos, empatando ante la debutante Francia y ganando por la mínima ante la selección azerí. En las rondas eliminatorias las dudas en torno al juego y a las sensaciones se mantuvieron. Costó derrotar a la selección ucraniana, de nuevo por 1-0, y a los penaltis tuvo que recurrir para eliminar a Kazajistán, tras empatar 5-5 en un tremendo choque.

Ricardinho, el alma de Portugal (foto: UEFA)
Con estos precedentes, parecía presumirse un paseo de Portugal sobre España. Y más con el golazo de Ricardinho, tras un grosero error de Miguelín, que adelantó a los primeros en el minuto 1 de juego. Pero por algo los lusos llegaban con ambiciones de su primer trofeo y los españoles buscaban su octavo título continental. Por algo era el novato contra el maestro. España despertó y completó, sin duda, su mejor partido del torneo. Tuvo más llegadas (56 contra 49), disparos (29 contra 33) y con más peligro que Portugal, que se vio obligada en defensa a realizar muchas faltas, llegando a las cinco en ambos períodos. Con un sutil toque con la diestra de Tolrà a la salida del meta luso André Sousa al 19' de juego, y con una jugada de estrategia que Lin remató en el segundo palo, previo fallo defensivo de Ricardinho, al 32', España dio la vuelta al marcador, formalizando su dominio. Tres minutos después, Portugal haría su sexta y última falta del encuentro. La zurda de Miguelín se preparó para fusilar a Sousa, pero el larguero se interpuso en su camino. Acto seguido, Jorge Braz optó por el juego de cinco, y a 1' para cumplirse el tiempo reglamentario, encontró su premio por medio de Bruno Coelho.

Bruno Coelho y André Sousa celebrando el pase a semis. Dos piezas importantes de Portugal (foto: UEFA)

En la prórroga (cuarta vez que se llegaba al extra), España siguió contando con la pelota y con las mejores oportunidades. Pero en defensa, con las piernas y la mente más cansadas, se comenzaron a cometer faltas, que con la de Solano, llegaron a la sexta. Polémicas aparte, el pívot de Movistar Inter se desequilibró en una jugada de ataque y no pudo evitar lo que sería el doble-penalti para los lusos, a 1' del final del tiempo complementario. Para ese momento, Ricardinho ya no estaba en pista, después de hacerse daño en el tobillo en una jugada desafortunada por banda. Bruno Coelho, autor del gol del empate, le dijo a "O'Mago" mientras se dolía en el suelo que no temiera, que él anotaría el gol de la victoria. Agarró el balón, lo puso en los 11 metros, y tras rebotar en un palo que escupió en hasta cuatro ocasiones (dos en la prórroga) disparos españoles, besó las mallas, y la gloria. Después de Ricardinho, MVP y Bota de Oro, Bruno Coelho fue el mejor de Portugal en el torneo, sumando 6 goles que le valieron para la Bota de Plata. Sin el de Inter, él fue el elegido como héroe.

Miguelín se encontró en varias ocasiones con el muro Sousa (foto: UEFA)

El destino premió al mejor equipo del torneo y no al mejor equipo de la final. Fue más justo con el que realizó una mejor actuación durante dos semanas que con el que la realizó un día. Portugal, y sobre todo Ricardinho, tienen el Europeo que se merecen, ganado a base de trabajo incesante. Un trabajo que ahora deberá realizar España para volver a la cima. Renovarse o morir.

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